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Ya son nueve los muertos y 50 las personas que siguen hospitalizadas. Hasta allí se ha desplazado hoy el Gobierno al completo, que insiste en la negligencia humana como causa del accidente.

Con varios frentes abiertos, al menos, ya han zanjado uno: una comisión nombrada por el gobierno se hará con el control de la fábrica responsable del desastre. Esta misma semana quieren empezar a tomar decisiones. En manos de la administración muchos creen que se pueden garantizar las indemnizaciones y los puestos de trabajo. La nacionalización de Mal se ha aprobado en un tiempo récord.

El Gobierno da por hecho que la presa volverá a romperse y vigilan también una balsa contigua repleta de lodo tóxico. La policía ha detenido al director general de mal, propietaria de la empresa que originó el vertido. Bárbara Vidal es una noticia que acabamos de conocer.

Hungría trabaja en la construcción de un dique de contención que frene una posible segunda riada de "barro rojo" tóxico procedente de la cercana represa de una empresa de aluminio. Por otro lado, otra de las medidas que se están llevando a cabo para tratar de que la situación no empeore es la de provocar un vertido bajo control.

El primer ministro de Hungría, Víctor Orban, advirtió de la posibilidad de un nuevo derrame de desechos tóxicos, luego que se detectaran nuevas grietas en la pared norte de la represa que colapsó el lunes pasado.

Según Greenpeace el nivel de contaminación es el doble de lo que esperaban. Es lo contrario de lo que afirma el gobierno húngaro, que un día más, rebaja los efectos del vertido.