La amenaza del autodenominado Estado Islámico sigue vigente, pero no es tan intensa como entonces. Hace diez años, el grupo yihadista controlaba y sembraba el terror en amplias zonas de Siria e Irak. Allí constituyeron un calificato. En 2019, su derrota por parte de los kurdos y una coalición internacional no supuso su desaparición total. Sus franquicias en Afganistán y Pakistán siguen fuertes, pero su mayor bastión está en África, en los países del Sahel: principalmente en Mali, Níger y Burkina Faso, y se extiende por Libia, Somalia y la península egipcia del Sinaí. Sin olvidar las células que siguen operando en Siria y que provocan tensiones en una región ya de por sí muy convulsa.
Foto: REUTERS/Yaser Al-Khodor