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Los bancos alentados por la lluvia de liquidez del BCE recurren a la deuda soberana de los países de la zona euro para obtener la rentabilidad que no reciben de su fuente natural: los créditos a empresas y familias. La compra de bonos anunciada por Mario Draghi pretende vaciar las arcas de los bancos de esos bonos de deuda soberana que llevan comprando estos años. El crédito volverá a familias y empresas. Y, en teoría, debería reactivarse el consumo, se crearía empleo y los precios volverían a subir.

Analizamos el programa ampliado de compra de deuda de 60.000 millones mensuales lanzado por el Banco Central Europeo (BCE) con la ayuda del Juan Ignacio Crespo, miembro del Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado y autor del libro Cómo acabar de una vez por todas con los mercados. En su opinión, las medidas anunciadas por el principal organismo monetario de la zona euro son necesarias, pero subraya que habrá que ver si son suficientes. Además, ve "probable" que Mario Draghi tenga que dar "otra vuelta de tuerca" a su plan si a finales de 2016 las circunstancias no cambian. "El Bundesbank ha perdido peso en el BCE desde hace tres o cuatro años", subraya también Juan Ignacio Crespo, que pone como ejemplo este nuevo estímulo de la economía europea del BCE. ¿Cuándo van a empezar los ciudadanos a notar las medidas? Al principio apenas las sentirán, según nos dice el analista, que señala a los hipotecados como los mayores benefiados y a los ahorradores como los principales perjudicados (23/01/15).

En el último año el euro ha perdido un 14% frente al dólar. Algunos analistas creen que bajará hasta el dólar con 10 centavos. Un euro bajo favorecerá las exportaciones en Europa, donde el 46% de los ingresos de las empresas proceden de fuera de sus fronteras.

Los dos peritos independientes designados por el Banco de España, Antonio Busquets y Víctor Sánchez Nogueras, han ratificado ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu los informes en los que apuntaban que la entidad salió a Bolsa sin ofrecer su "imagen fiel" a los inversores institucionales y los accionistas minoritarios, al tiempo que han apuntado que el deterioro de los estados financieros del banco no puede achacarse a la crisis económica, como defendieron los exdirectivos de la entidad presidida por Rodrigo Rato. Los expertos han defendido que el Banco Financiero de Ahorros (BFA), matriz de la entidad, habría entrado "en causa de disolución" si hubiera reconocido el "deterioro contable" que habría provocado en sus balances el descuento en el precio de la acción en su salida a Bolsa, que se cifró en 3,75 euros tras una rebaja del 74% con respecto a su valor en libros.

La ampliación, cercana al 9,9% del valor bursátil del banco, es la mayor desde 2008. Durará menos de 24 horas y excluye el derecho de suscripción preferente de los accionistas de la entidad. Su presidenta, Ana Botín, da también un golpe a su política de dividendo y lo reduce dos tercios: en 2015 pagará 20 céntimos por acción frente a los 60 céntimos abonados en 2014, y lo hará en cuatro dividendos, tres en efectivo y otro en pago de acciones.

El Banco Santander ha convocado a su consejo de administración de forma extraordinaria para aprobar una ampliación de capital de hasta 7.500 millones, y para "reorientar" su política de dividendos, que rebajará en un 66% respecto al año 2014. Minutos antes, la CNMV suspendía cautelarmente la cotización del banco, que en el momento de la suspensión se negociaba a 6,856 euros por título con una subida del 3,33%.