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Marie Mukamunana vivió en primera persona las masacres contra los tutsis en 1994, en una zona rural alejada de la capital en el este de Ruanda. Su testimonio ha sido vital para identificar, juzgar y condenar a Octavien Ngenzi y Tito Barahira, dos alcaldes que dirigieron las masacres en el pueblo de Kabarondo y cumplen hoy cadena perpetua en Francia. Es la última historia que nos deja nuestro compañero Santiago Barnuevo desde Ruanda, donde este fin de semana han tenido lugar los actos conmemorativos del genocidio contra los Tutsis de 1994.

En África existen 54 países, cada uno con su propia realidad. Sin embargo, en muchas ocasiones, se aplican los mismos estereotipos para todo el continente, también en cuestiones de género. Para dejar atrás los prejuicios y dar a conocer las realidades de los países africanos y sus mujeres se ha puesto en marcha el encuentro diplomático África tiene alma de mujer, una cita organizada por Hera & Partners y el International Business Council y que ha contado con la colaboración de Casa África y la Organización Mundial del Turismo.

El general Jailfa Hafter ha ignorado la petición de alto el fuego de la ONU al proseguir con su ofensiva militar en Libia. Los enfrentamientos entre las fuerzas paramilitares y el Gobierno de unidad nacional han puesto al país de nuevo al borde de la guerra. Al menos 25 personas han muerto solo en la última semana, y más de 2.000 han tenido que huir. El objetivo de Hafter es derrocar al Gobierno de Fayez al Sarraj, reconocido por Naciones Unidas desde 2014.

A lo largo de la última semana les hemos venido contando cómo Ruanda ha conmemorado el 25 aniversario del genocidio. Una de las mayores masacres de la historia, 800.000 personas asesinadas en tan solo 100 días. En 2015 el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda cesó su actividad habiendo condenado únicamente a 62 personas. Un cuarto de siglo después, las víctimas siguen exigiendo memoria, reparación y justicia. Es un reportaje de nuestro enviado especial, Santiago Barnuevo.

Ruanda ha recordado el genocidio que hace 25 años acabó con la vida de 800.000 personas, en medio de la pasividad de la comunidad internacional. Este domingo, ha sido una jornada de homenaje a las víctimas de la mayor masacre de finales del siglo XX. Para no olvidar lo ocurrido y honrar a las víctimas, se han levantado seis memoriales en lugares donde hubo matanzas.

Las serpientes venenosas muerden a cinco millones de personas al año, según el doctor de Médicos Sin Fronteras, Gabriel Alcoba. Al menos 100.000 personas mueren cada año por envenenamiento, una cifra que puede alcanzar las 300.000 víctimas mortales en zonas del África subsahariana. Alcoba denuncia que los antídotos son muchas veces de poca calidad y que el último lote polivalente caducó en 2016.

Unas 2,7 millones de personas son víctimas de mordeduras de serpientes venenosas cada año. Las serpientes matan a 40 veces más personas que las minas explosivas y dejan un número de discapacitados 60 veces mayor.

Estamos a las puertas de conmemorar el 25 aniversario del inicio de uno de los peores genocidios del siglo XX: el de Ruanda. El país africano -un cuarto de siglo después- se esfuerza en conseguir que las nuevas generaciones pasen página, cierren heridas.

Al menos 800.000 personas -principalmente de la minoría tutsi- murieron masacradas por los hutus que tomaron el poder después de que un 6 de abril de 1994 se derribara el avión en el que viajaba el entonces presidente.

En Ruanda, sigue el enviado especial de RNE, Santiago Barnuevo.

El general Jalifa Haftar, que controla el este de Libia, ha lanzado una gran ofensiva sobre Trípoli, donde rige el gobierno de unión nacional reconocido por la ONU. El despliegue coincide con una visita del secretario general de Naciones Unidas. que ha llamado a cesar los movimientos de tropas.

El 7 de abril de 2011 nuestra enviada especial a LibiaAurora Moreno, se encontraba en una zona desértica cerca de la ciudad portuaria de Brega, punto estratégico en la guerra entre partidarios de Muamar el Gadafi y los rebeldes. Sin previo aviso y debido a un error de coordinación, cazabombarderos de la OTAN comenzaron a bombardear posiciones rebeldes muy cerca de donde se encontraba nuestra compañera, que lo contó en Radio 5.