El genocidio de Ruanda hace 25 años acabó con la vida de 800.000 personas. Durante toda la semana habrá conmemoraciones para recordar a las víctimas. Al norte de Kigali, la capital, han depositado flores y han encendido la "llama de la memoria" que arderá 100 días.
El ejército rebelde está a las puertas de Trípoli, bajo el control del gobierno reconocido por la ONU.
Las serpientes venenosas muerden a cinco millones de personas al año, según el doctor de Médicos Sin Fronteras, Gabriel Alcoba. Al menos 100.000 personas mueren cada año por envenenamiento, una cifra que puede alcanzar las 300.000 víctimas mortales en zonas del África subsahariana. Alcoba denuncia que los antídotos son muchas veces de poca calidad y que el último lote polivalente caducó en 2016.
Unas 2,7 millones de personas son víctimas de mordeduras de serpientes venenosas cada año. Las serpientes matan a 40 veces más personas que las minas explosivas y dejan un número de discapacitados 60 veces mayor.
Ruanda echa la vista atrás para recordar el genocidio de hace 25 años. Apenas duró 100 días, pero en ese breve espacio de tiempo murieron al menos 800.000 personas. Entonces, el gobierno hutu exterminó al 75% de la minoría tutsi.
Estamos a las puertas de conmemorar el 25 aniversario del inicio de uno de los peores genocidios del siglo XX: el de Ruanda. El país africano -un cuarto de siglo después- se esfuerza en conseguir que las nuevas generaciones pasen página, cierren heridas.
Al menos 800.000 personas -principalmente de la minoría tutsi- murieron masacradas por los hutus que tomaron el poder después de que un 6 de abril de 1994 se derribara el avión en el que viajaba el entonces presidente.
En Ruanda, sigue el enviado especial de RNE, Santiago Barnuevo.
El general Jalifa Haftar, que controla el este de Libia, ha lanzado una gran ofensiva sobre Trípoli, donde rige el gobierno de unión nacional reconocido por la ONU. El despliegue coincide con una visita del secretario general de Naciones Unidas. que ha llamado a cesar los movimientos de tropas.
El 7 de abril de 2011 nuestra enviada especial a Libia, Aurora Moreno, se encontraba en una zona desértica cerca de la ciudad portuaria de Brega, punto estratégico en la guerra entre partidarios de Muamar el Gadafi y los rebeldes. Sin previo aviso y debido a un error de coordinación, cazabombarderos de la OTAN comenzaron a bombardear posiciones rebeldes muy cerca de donde se encontraba nuestra compañera, que lo contó en Radio 5.
La investigación preliminardel accidente del Boeing 737 MAX 8 que se estrelló el mes pasado en Etiopía dejando 157 muertos atribuye el siniestro a un fallo técnico del avión. En concreto un fallo repetidoo en el software de control automatizado del vuelo de la aeronave.
Han pasado 25 años del terrible genocidio de Ruanda que acabó con 800.000 tutsis en tan solo 10 días. Nuestro compañero Santiago Barnuevo se encuentra allí recogiendo numerosos testimonios de supervivientes como el de Claudine Uwasakindi, que se encuentra en España y con la que hablamos.
El ya dimitido presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, ha pedido perdón al pueblo argelino. Lo ha hecho en una carta en la que se disculpa por cualquier fallo que pudiera cometer en sus 20 años de mandato. Mientras tanto, las celebraciones se suceden en la capital por el fin de una era, los 20 años de Abdelaziz Bouteflika al frente de Argelia. Seis semanas de pulso en las calles, pero logrado un primer objetivo, los argelinos afrontan ahora una incierta transición política
Argelia inicia una nueva etapa tras la renuncia de quien dirigió el país con mano dura durante 20 años, Abdelaziz Buteflika. Después de seis semanas de protestas, los argelinos quieren una transición democrática y real, pero por el momento todo queda en manos del mismo círculo de poder.
El cambio climático es un problema en el Sáhara. La expansión rápida del desierto está provocando que regiones como el Sahel se estén calentando 1,5 veces más rápido que el resto del planeta. En 2008, la Unión Africana comenzó a construir una Gran Muralla Verde, más de 8.000 km de largo y 15 de ancho, desde Senegal a Djibouti. El objetivo: concienciar y proteger los árboles y las plantas, además de evitar el sobrepastoreo.
