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Sargadelos... mucho más que una cerámica

Las luces de Sargadelos

  • Detrás del nombre Sargadelos se esconden dos siglos de historia, con luces y sombras
  • Antonio Raimundo Ibáñez protagonizó a finales del siglo XVIII el primer intento de industrialización capitalista en tierras gallegas
  • Luis Seoane e Isaac Díaz Pardo, recuperaron el nombre de Sargadelos y consiguieron que traspasara fronteras

Por
Crónicas - Las luces de Sargadelos

FICHA TÉCNICA

GUIÓN: Carmen Bonet

REALIZACIÓN: Arturo Villacorta

IMAGEN: José Manuel Frean

SONIDO: Ignacio Cañizares

MONTAJE: Ricardo Lago

AMBIENTACIÓN MUSICAL: José Luis Ayuso

SONORIZACIÓN: Isabel García Leal

POSTPRODUCCIÓN: Marta Garabatos

PRODUCCIÓN: Ana Pastor, Lourdes Calvo

“Los gallegos van a acabar conociendo su historia, aunque sea a base de comprar cacharriños, figuriñas…”. Esta frase, atribuida al artista, intelectual y editor Luis Seoane, y recordada por el hijo de Isaac Díaz Pardo, con quien Seoane materializó el nuevo Sargadelos en los años 70 del pasado siglo, sintetiza bien el objetivo de aquella empresa. Después de la Guerra Civil, muchos habían partido al exilio, y algunos soñaban en regresar con un proyecto cultural…

A veces la Historia, las grandes historias, son fruto de grandes encuentros. Y la historia de Sargadelos tal vez no hubiera sido posible sin la coincidencia de dos hombres, dos artistas polifacéticos a los que les unía un gran amor por Galicia: Luis Seoane e Isaac Díaz Pardo. El primero, nacido en Buenos Aires de padres gallegos, y exiliado en 1936 de nuevo a Argentina, encabezó en el exilio movimientos culturales y artísticos, convirtiéndose en referente para muchos. Díaz Pardo, diez años más joven, nunca se exilió…Pero, tras la muerte de su padre, escenógrafo e impresor, fusilado al inicio de la Guerra, tuvo que esconderse. Isaac conoció desde niño a muchos de los que luego desaparecieron u optaron por marchar. Cuando abandonó la pintura, en la que había conseguido forjarse un nombre en la postguerra, la cerámica, el diseño industrial y la recuperación de la cultura gallega, se convirtieron en su objetivo. Su viaje a Argentina y su reencuentro con un Seoane que ya había conocido antes de la guerra en el taller de su padre, hicieron el resto. Allí, planearon y crearon el Laboratorio de Formas…Y , de vuelta a España, en Galicia, proyectaron y crearon una serie de instituciones para devolver a aquella tierra gran parte de la cultura pérdida tras la contienda. Desafortunadamente, Luis Seoane murió de forma repentina en 1979. Pero, por aquel entonces ya pudo ver el nuevo Sargadelos y el Museo Carlos Maside, su principal apuesta del Laboratorio.

El marqués de Sargadelos, ¿ilustrado u hombre de acción?

Pero ¿por qué Sargadelos? ¿por qué una fábrica de cerámica en el municipio de Cervo, en Lugo?...La figura de Antonio Raimundo Ibáñez, marqués de Sargadelos, era ya un mito en Galicia. El mito del comerciante hecho a sí mismo, del empresario innovador que quiso fabricar y fabricó en tierras gallegas, con los recursos del país, productos que hasta entonces se compraban fuera. Eran los años finales del siglo XVIII y los principios de la industrialización capitalista en España. El sueño empresarial de un hombre de la Ilustración, de un emprendedor, que no fue bien recibido en la sociedad aún tradicional de aquella época…ni por el campesinado, ni por los hidalgos, ni por el clero. Acusado de afrancesado, le asesinaron mientras huía. El quién lo hizo, nunca se aclaró.

Para Xoán Carmona, Antonio Raimundo Ibáñez es un personaje representativo de momentos de transición

Al acercarse a la historia de Sargadelos, no podemos evitar imaginar juntos a Díaz Pardo y al marqués, aunque este título nunca llegara a disfrutarlo en vida….La admiración de Isaac por Antonio Raimundo Ibáñez es de sobra conocida. Para Díaz Pardo, Sargadelos suponía “la empresa de más aliento y prestigio” del pasado de Galicia. E Ibáñez, un “ejemplo excepcional” de espíritu de empresa.

Fernando Arribas, estudioso de la obra cerámica de Díaz Pardo, y Camilo, uno de sus hijos, nos hablan de las coincidencias de dos hombres separados por los siglos pero unidos por Sargadelos

Isaac Díaz Pardo, el “gigante comprimido”

El periodista, político, poeta y empresario, Valentín Paz Andrade, dijo una vez de Isaac: “…es un gigante comprimido”. ¡Qué definición más precisa y acertada!. Después de haber escuchado a muchos hablar de él, habernos acercado a toda la actividad que desarrolló durante su vida y oírle en algunas entrevistas, la figura de Isaac Díaz Pardo, aquel hombre enjuto y pequeño, pero con una gran fuerza, cobra un tamaño descomunal. No en vano, se convirtió para muchos artistas gallegos en una referente de la defensa de la cultura y la lengua de Galicia. Parece que a Díaz Pardo no le gustaban demasiado los homenajes ni los premios. Aún así, durante su vida, recibió unos cuantos, entre ellos la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en 2008, o un año antes la Medalla de Oro de Galicia.

El arquitecto Andrés Fernández-Albalat recuerda muchas anécdotas de Isaac, un hombre modesto al que no le gustaban demasiado los homenajes

Una de las creaciones que nacieron del Laboratorio de Formas fue una editorial, Ediciós do Castro, un espacio de recuperación de la lengua y cultura gallegas, aunque también publicó títulos en castellano. Poesía, ensayo, narrativa, arte, historia…Más de mil títulos, entre los que, al principio de su andadura, destacaron algunos libros en gallego que nunca antes habían sido editados en España. Es el caso de “Memorias dun neno labrego” de Xosé Neira Vilas, que se publicó por primera vez en Argentina en 1961. Luis Seoane dibujó la cubierta de la primera edición. A Galicia llegaron algunos ejemplares. Y, años después, Ediciós do Castro llegó a lanzar 25 ediciones. Es el libro más leído de la literatura gallega.

El poeta y escritor Xosé Neira Vilas, amigo de Díaz Pardo y Seoane, recuerda los momentos en que se creó Ediciós do Castro

Sargadelos: Bien de Interés Cultural

Hace menos de un mes, exactamente el pasado 22 de enero, el Diario Oficial de Galicia, publicaba la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de monumento, de la fábrica de cerámica de Sargadelos, ligada al Laboratorio de Formas y ubicada en el ayuntamiento lucense de Cervo. La declaración incluye el edificio circular que diseñó Andrés Fernández-Albalat,  la vivienda de Díaz Pardo, el auditorio, la Escuela de Tecnología y Laboratorios, y un largo etcétera de instalaciones y elementos ligados al Laboratorio, así como bienes documentales. “Un singular proyecto industrial y cultural creado por Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane”, afirma el Decreto.

La declaración del gobierno gallego no viene más que a confirmar lo que muchos sabían y vivían desde hace tiempo: Sargadelos no es solo el nombre de una cerámica.