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Bienal de Venecia 2013 - I: El Palacio Enciclopédico

Emisión 30 de junio de 2013 · La 2

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Metrópolis - Bienal Venecia 2013 I: Palacio Enciclopédico

En el primero de sus tres programas dedicados a la Bienal de Venecia 2013, Metrópolis ofrece un recorrido por la exposición central comisariada por Massimiliano Gioni e inspirada en el Palacio Enciclopédico de Marino Auriti, artista italo-americano autodidacta que, en los años 50, diseñó y patentó un gigantesco museo destinado a albergar la totalidad del conocimiento humano.

Frente a la idea, cuando menos, utópica de Auriti, El Palacio Enciclopédico de Gioni se constituye como un proyecto ambicioso, pero de aspiraciones bastante más modestas: abarcando un siglo de producción artística profesional, amateur y outsider, la exposición ofrece un recorrido por algunos de los innumerables y universales intentos de organizar y capturar el mundo en imágenes.

El recorrido se inicia con la joya de la exposición, el manuscrito del Libro Rojo (1914-30) en el que Carl Gustav Jung documentó su cosmología personal basada en las visiones, fantasías y sueños que tuvo desde joven y que finalmente le llevarían a formular su teoría del subconsciente colectivo. En las salas contiguas se exhiben varias obras de inspiración mística u ocultista, como la revisión del tarot tradicional emprendida en 1938 por Aleister Crowley y Frieda Harris; las Composiciones simbólicas sobre el mundo espiritual (1923-25) del minero Augustin Lesage; los pocos documentos visuales existentes de los Shakers; dibujos del Sudeste Asiático y Melanesia, y pinturas tántricas anónimas.

Artistas-medium como Hilma af Klint o Guo Fengyi, que recibían su inspiración directamente de “maestros” o del cielo, plasmaron en imágenes lo invisible, de manera comparable a la manera de pintar de los invidentes en el video A ciegas (2010) de Artur Zmijewski. Los límites entre realidad interna y externa se desdibujan en los autorretratos de Maria Lassnig y Marisa Merz, basados en la observación y exteriorización de sus repectivos universos internos, mientras que trabajos como Manicomio (2013), realizado por Eva Kotátková en colaboración con pacientes de un hospital psiquiátrico, investigan la tensión entre los mundos interior y exterior.

Los dibujos realizados por Rudolf Steiner en sus clases y conferencias dan testimonio de su apasionado empeño de captar y comprender la totalidad del universo; Joao Maria Gusmao y Pedro Paiva, en cambio, sugieren en sus películas que el mundo es, posiblemente, aún más inescrutable de lo que somos capaces de imaginar. Referentes a la catalogación científica se encuentran en los dibujos no enteramente realistas de árboles viejos de Patrick Van Caeckenbergh o la meticulosa observación y documentación de procesos biológicos y medioambientales de Stefan Bertalan. En su video Gran Fatiga (2013), Camille Henrot visualiza, a un rimo vertiginoso, una evolución de las especies parecida a la Darviniana, mientras que artistas como Paloma Polo o Christopher Williams plantean los vínculos existentes entre avance científico y colonialismo.

La lucha por la independencia y la transición postcolonial implicaron a muchos artistas en la búsqueda de una identidad cultural propia: el fotógrafo autodidacta J.D. ‘Okhai Ojeikere elaboró una antología de los esculturales peinados de las mujeres nigerianas; Papa Ibra Tall representó a héroes, leyendas y mitos senegaleses y panafricanos en opulentos tapices, dibujos y pinturas; y Frédéric Bruly Bouabré inventó una “escritura africana” y dibujó una cosmogonía inspirada en los mensajes recibidos en sus visiones religiosas.

La cosmogonía más famosa del mundo, descrita en el libro del Génesis, ha sido ilustrada por numerosos artistas visuales, a los que se sumó, en 2009, el dibujante de comic underground R. Crumb; otros artistas, como Yüksel Arslan en su serie Artures (1963-2008), han inventado cosmogonías con todo tipo de detalles.

Uno de los rasgos distintivos entre las diversas mitologías y religiones consiste su culto mortuorio y su concepción del más allá. El marinero Arthur Bispo do Rosário pasó 50 años de su vida en un manicomio, produciendo un inventario de bienes terrenales que consideraba dignos de redención en el día del Juicio Final; Kan Xuan presenta Montículos de mijo (2012), un onírico videocatálogo de las 207 tumbas imperiales chinas conocidas; y Harun Farocki documenta en Transmisión (2007) el impulso universal de establecer contacto físico con monumentos conmemorativos y objetos sagrados. Cindy Sherman ha llenado una de las salas de la exposición con las obras de nada menos que 37 artistas, invitando al espectador a reflexionar sobre el papel de la imagen en la representación y percepción de nosotros mismos y su estrecha relación con el cuerpo humano y su condición perecedera.

El sueño de encontrar un sustituto tecnológico para este cuerpo imperfecto y frágil existe desde tiempos inmemoriales, pero sigue suscitando también dudas y miedos: los Venecianos (2013) de Pawel Althamer, compuestos por caras y manos de personas reales y cintas de plástico, más que a posthumanos, se parecen a un puñado de almas perdidas cuyos cuerpos han sido suplantados. Mark Leckey proyecta una futura era de “tecno-animismo” en la que los objetos inertes cobran vida y la representación se ve convertida en personificación. El video Da Vinci (2012) de Yuri Ancarani documenta la labor de un robot real que realiza intervenciones quirúrgicas. Una tecnología que ya se encuentra firmemente implantada en nuestra vida cotidiana es la videovigilancia, tematizada por Dieter Roth en los 131 autorretratos que componen la instalación Solo Scenes (1997-98).

El siglo pasado ha visto un aumento sin precedentes en la producción de imágenes. Las laberínticas instalaciones compuestas por dibujos, textos, listados y apuntes varios de Matt Mullican recuerdan la confusión y el desbordamiento producidos por esta avalancha de información. Nuestro entorno multipantalla actual ya existió en la imaginación de Stan VanDerBeek, cuyo proyecto no realizado Movie-Dromes (1968), ha sido recreado para la exposición. Para sorpresa de muchos, todavía se siguen produciendo libros, a pesar de, o precisamente debido a su calidad material, la cual adquiere dimensiones esculturales en los Scrapbooks (1977-2012) de Shinro Ohtake, compuestos por imágenes en papel encontrados a lo largo de varias décadas. La televisión, el medio que domina la cultura visual desde hace más de medio siglo, sigue estando también en el punto de mira de los artistas: en su instalación para la exposición, Ryan Trecartin sondea los componentes sádicos de talk shows, concursos y reality shows, basados, en muchos casos, en humillaciones y traumas de los participantes.

No todo es frenesí, acumulación y superposición en las obras de reciente creación expuestos en el Palacio Enciclopédico. Peter Fischli y David Weiss ironizan, en De repente, esa visión de conjunto (1981-2012) sobre la imposibilidad de producir una imagen comprensiva del mundo. Imran Qureshi presenta Ilustración moderada (2009), una serie de miniaturas pintadas al estilo tradicional Mughal, actualizado aquí con las paradojas del mundo globalizado. Hito Steyerl proporciona, con Cómo no ser visto. Un puto archivo .mov didactico-educativo (2013), un manual para quienes quieren escapar de la permanente y ubicua visibilidad del individuo en la era digital. Y Neïl Beloufa confunde realidad y ficción en Kempinski (2007), donde actores no profesionales describen su visión del futuro hablando en presente.

La 55 Bienal de Venecia permanece abierta al público hasta el 24 de noviembre. Los capítulos segundo y tercero que Metrópolis dedica a la Bienal se emitirán los días 22 y 29 de septiembre.