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La mejor música de 2011

Lo mejor de 2011 para Radio 3: Tomás Fernando Flores

Por
Disco del año: Tomás F. Flores

Bjork - Biophilia

Una artista diferente haciendo un disco distinto y sobrecogedor. El álbum de este año de la cantante islandesa es algo más de un trabajo musical. Una obra conceptual y arriesgada construida sobre la idea de unir tecnología, naturaleza y creatividad. El resultado es un conjunto de composiciones que reflejan nuestra relación con el mundo en el que vivimos en la perspectiva que tenemos en pleno siglo XXI de la emoción que provoca la música contemporánea. Brillante y audaz.

James Blake - James Blake

El dubstep hace años que emergió como el ultimo gran sonido. O el penúltimo, quien sabe. James Blake lo ha pontificado con su abrumadora sinergia entre el las líneas de bajos y su voz arenosa y cautivadora. Deudora del soul clásico que con el soporte mágico y crujiente de bits que se maneja el británico le ha servido para hacer uno de los mejores discos del año. Y desde luego con alguna de las mejores canciones oídas en mucho tiempo.

M83 - Hurry Up, We are dreaming

El francés Anthony Gonzalez sabe hacer pop moderno. Hijo feliz de la sicodelia de los sesenta y de las melodías pop de todos los tiempos. Pero realizado con las maquinas y la actitud de nuestro tiempo. Estuvo en Siglo21 comentándonos de que van las canciones de este disco que parece pontificar que la melancolía y el hedonismo pueden convivir felizmente como un estado emocional fructífero y evocador.

Wagon Cookin - Eleven

El más internacional de los grupos españoles celebró su aniversario con un trabajo que resume su estado de ánimo. Un álbum para bailar. Sin contemplaciones y sin rodeos. Un álbum repleto de grandes canciones, himnos para las cabinas de clubes y festivales de todo el mundo. Música disco, funky, ritmos orgánicos y cajas de ritmos. Una obra recomendable y catalizadora de pasiones.

La casa azul - La Polinesia Meridional

Guille Milkyway ha hecho en el 2011 su mejor disco. Un álbum de grandes canciones. Grandes estribillos, grandes melodías. Un álbum de ritmos efusivos, con ese punto de costumbrismo generacional que distingue toda su obra. Un disco, además, que como el mismo nos conto, está repleto de guiños. De inteligentes metáforas de esas que le dan un valor añadido a una obra artística.

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