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Los secretos de Tutankhamón llegan a Madrid

  • Una exposición reconstruye la tumba del faraón, tal y como se encontró en noviembre de 1922
  • Tutankhamón, la tumba y sus tesoros, puede visitarse en IFEMA a partir de este sábado, 23 de noviembre

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Llega a Madrid la exposición 'Tutankhamón: la tumba y sus tesoros'

El 4 de noviembre de 1922 un niño de 10 años, que repartía agua a los trabajadores de la excavación de Howard Carter en el Valle de los Reyes, encontró un escalón que conducía a una tumba. Unos días después, el 26 de noviembre, Carter abría un orificio en la antecámara de una tumba, introducía una vela por el agujero y exclamaba: "¡Veo cosas maravillosas!". Acababa de descubrir la tumba deTutankhamón, la única de un faraón que se ha encontrado sin expoliar. Los tesoros de su interior cambiaron la forma de interpretar la cultura y las costumbres egipcias, sobre todo las funerarias.

97 años después, la exposición Tutankhamón. La tumba y sus tesoros, nos invita a sentir lo mismo que Carter, cuando descubrió esas maravillas, ya que reconstruye la tumba del faraón hasta en el más ínfimo detalle. Una muestra que ya han visto más de seis millones y medio de personas de toda Europa, que ya estuvo en Madrid hace casi una década, y que regresa, mejorada y ampliada, al espacio 5.1 de IFEMA, donde podrá visitarse a partir de este sábado, 23 de noviembre, y hasta el 19 de abril.

Una de las cámaras reconstruídas en la exposición

La hemos podido recorrer acompañados por la Dra. Esther Pons, egiptóloga y asesora de la exposición en España, que destaca que: "Queremos que el visitante vea y sienta algo parecido a lo que sintió Carter cuando descubrió la tumba. Por eso la exposición está compuesta de 1.000 réplicas a tamaño real, que han sido elaboradas por artesanos expertos; incluso algunas de ellas también están bañadas en oro, como las originales. Así veremos cómo estaba la antecámara, la cámara del tesoro y la cámara funeraria. Una reconstrucción que ha sido posible gracias a las fotografías que hizo Burton, el fotógrafo de la exposición".

"En esa primera parte de la muestra -añade- veremos cómo estaban dispuestos los objetos en cada cámara y, en la segunda, tenemos cada uno de esos objetos de forma individual, para que los visitantes pueden apreciar su belleza. Desde las grandes capillas doradas de la cámara funeraria del rey (una de ellas recubierta de turquesa), pasando por el sarcófago de granito rosa y los tres ataúdes, dos de madera y el famoso ataúd interno de 110 kg de oro sólido. En ese ataúd estaba el cuerpo de Tutankhamón con la famosa máscara mortuoria de oro. De todo tenemos estupendas reproducciones en la exposición".

"También hay un video -concluye- que explica quién era Carter y cómo llegó a ser egiptólogo. Era dibujante, como su padre, y uno de los ricos a los que retrató, era patrocinador de excavaciones y le invitó a que fuera a Egipto a dibujar los jeroglíficos que encontraban. Una vez allí quiso excavar. Él estaba convencido de que la tumba de Tutankhamón no se había descubierto, un joven faraón del que se sabía muy poco, salvo que había muerto muy joven. Tuvo la fortuna de conocer a Lord Carnavon que había llegado a Egipto por cuestiones de salud y, como tenía dinero y le gustaba la arqueología, financió las excavaciones de Carter".

La famosa máscara mortuoria de oro de Tutankhamón

Carter estuvo a punto de abandonar la excavación

Pero tras diez años de excavaciones (1912-1922) estuvieron a punto de tirar la toalla. "Llegó un momento en el que Carnavon tuvo problemas financieros y quiso concluir los trabajos. Pero en 1922 Carter le convenció para no ceder la concesión (en esa época se pagaba por excavar) y hacer una última campaña. Y el mismo día en que empezaron a excavar, ese 4 de noviembre, encontraron el primer escalón que les llevaría a la tumba. La volvió a cerrar inmediatamente para mandar un telegrama a Carnavon, que viajó desde Inglaterra. Y así, ese 26 de noviembre descubrieron juntos la tumba y los más de 5.300 objetos que albergaba, muchos de ellos de oro y adornados con piedras preciosas".

"Se tardó más de diez años en sacar todas las piezas -añade-. Porque Carter era muy minucioso en su trabajo, tuvo muchos problemas y solo se podía excavar unos días al año. Y gracias a su descubrimiento la arqueología vivió uno de sus mayores impulsos. También contribuyó a ese impulso la leyenda de la maldición del faraón, que comenzó cuando una cobra se comió a uno de los canarios que usaban en la excavación para controlar la calidad del aire, y que aumentó con la muerte de Carnavon, en 1923. Una leyenda que ningún egiptólogo creemos pero que aumentó la leyenda de Tutankhamon, que no fue un faraón relevante en la historia de Egipto, sobre todo porque su reinado fue breve. Aun así, en su época se trasladó la Catedral a Tebas y el clero de Amón volvió a tener poder. Por eso el faraón cambió su nombre original de Tutanhkaten por el de Tutankhamón".

"Cualquier persona que vea la máscara de Tutankhamón la reconocerá enseguida -añade-, porque ha acabado convirtiéndose en el icono de Egipto, por todo lo que se encontró en su tumba. Una tumba que ni siquiera era para él. Debía ser para otra persona y la tuvieron que adaptar tras su repentina muerte".

La cámara funeraria de Tutankhamón

Los saqueadores fueron sorprendidos en pleno robo

Lo curioso es que los ladrones sí entraron en la tumba, pero parece que no lograron su objetivo: "Hicieron un agujero en la cámara y habían removido algunos objetos -asegura Esther-, pero debieron de pillarles robando porque había algunos cofres vacíos, objetos removidos, un hatillo con anillos... Lo cerraron muy bien y logaron ocultarlo con escombros".

La máscara y el sarcófago son las piezas más famosas de la tumba, pero preguntamos a Esther qué otros objetos destacaría a nivel personal: "Me gustan mucho las numerosas figuras de madera que se han encontrado, en capillas pequeñitas, que están cubiertas de oro y que representan a diferentes dioses que guiaban y protegían al faraón en su viaje al más allá. También la capilla canópica, en cuyo interior estaban las cuatro vísceras del faraón: el estómago, el intestino, el hígado y los pulmones. El corazón lo dejaban en el cuerpo porque es donde residía el alma".

La temprana muerte de Tutankhamón, tras apenas nueve años de reinado, también dió pie a la leyenda de que podía haber sido asesinado. "Sabemos que no fue asesinado -afirma Esther- y que posiblemente falleció a causa de una infección derivada de una herida abierta en la rodilla".

Una de las exposiciones de la temporada, que reaviva la fascinación por el tesoro del faraón Tutankhamón y las leyendas que lo rodean.

Vista general general de una de las salas de la exposición de Tutankhamón