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Elecciones catalanas 2017

Inés Arrimadas, de debutar en la oposición a "salir a ganar" la Generalitat

  • La jefa de la oposición catalana busca un nuevo salto en su meteórica carrera
  • La candidata de Cs se presenta como el voto útil y dique del independentismo

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La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas
La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, aspira a presidir la Generalitat tras el 21-D.

Al igual que la política vuela vertiginosa en Cataluña, que afronta sus cuartas elecciones autonómicas en siete años, la carrera de Inés Arrimadas ha sido también meteórica. Una joven que no llega por poco a millenial (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1981) y que apenas lleva una década residiendo en Cataluña, pasó en un lustro de sacarse el carnet de Ciudadanos a liderar la oposición en el Parlament al frente de este partido, es su voz pública a nivel nacional y aspira en las elecciones del 21-D a relevar al secesionismo imperante en la Generalitat. Siendo fan del Barça, se le podría atribuir el símil de la canterana debutante que en dos años juega de titular la final de la Champions League.

De padres salmantinos, criada en Andalucía, licenciada en Derecho y ADE en Sevilla, habla catalán, inglés y francés y se casó el año pasado con un exdiputado de CDC. Tiene tatuada en su biografía la idea política que vende: que se puede ser andaluza, sentirse española y catalana y vivir sin sentirse acomplejado por el nacionalismo radical, esa "cosa anacrónica" que, denuncia, divide a familias, amigos y vecinos y que provoca, según su testimonio, que la gente se le acerque en la calle, aunque a hurtadillas, a decirle: "Seguid así, en casa os votamos todos".

Todo ha pasado aún más deprisa y con un mayor vértigo en los últimos meses, especialmente desde el verano: leyes rupturistas, un Parlamento desaforado, un multitudes movilizándose antes, durante y después de un referéndum ilegal, un gobierno cesado e intervenido… En paralelo, los partidos llamados constitucionalistas, PSC y PP, han hecho oídos sordos a Arrimadas, primero a una moción de censura contra Carles Puigdemont y, luego, a un compromiso preelectoral de apoyar su investidura si es la más votada de los tres.

Este es el escenario, ahora que se han puesto "las urnas de verdad", en el que Inés Arrimadas, la niña que aprendía catalán con una compañera de clase y a la que le decían con acento gaditano que estaba cantado que acabaría viviendo en Cataluña, "sale a ganar" la Generalitat. Y, a la espera del resultado, pide a los votantes "llenarlas de sentido común" para poder "acabar con la deriva soberanista" e impedir, por si acaso, un "nuevo tripartito".

Arrimadas, en tres frases

"Tenemos que conseguir que esto sea el fin definitivo del 'procés', el 'game over' del 'procés'

"¡Basta ya de hacer una fractura social en Cataluña con los sentimientos! Nuestro corazón es tan grande que nos caben la bandera catalana, la española y la europea y no tenemos ningún problema de espacio".

"El 21-D nos lo jugamos todo. Nos estamos jugando las inversiones en Cataluña, seguir siendo una potencia puntera en turismo, el empleo, la paz social, poder hablar sin problemas de política, el pasaporte europeo y español y el futuro de los catalanes".

Expectativas electorales

Las expectativas de Arrimadas ante las elecciones del 21-D son máximas. No solo porque parta del segundo puesto, con 25 diputados en el Parlament (730.000 votos, el 17,9% de los emitidos en 2015). El sondeo preelectoral del CIS pone en 'pole position' a Ciudadanos, señalándole como potencial ganador de las elecciones, con una previsión de 31-32 diputados y el 22,5% de los votos.

La formación naranja, que ya ha visto como en anteriores campañas se han desinflado sus previsiones de éxito, se centrará en el área metropolitana de Barcelona para amarrar el voto urbano, estratégico para ella. Aunque se presenta ante el electorado no separatista como el voto útil de las fuerzas constitucionalistas, a costa del PSC y el PP, su objetivo es que la suma de escaños de los partidos que apuestan por la independencia sea menor que la de quienes la rechazan, y así poder formar un gobierno transversal liderado por los naranjas.