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Amaral conquista al público de Madrid en la noche más profunda y salvaje

  • Unas 10.000 personas llenan el Palacio de Deportes en su gira Nocturnal
  • El grupo se centra en las canciones más desgarradoras de su último disco
  • No faltaron otras como “Días de Verano” o “Sin ti no soy nada”
  • Amaral hace una bella apuesta visual llena de misterio y marcada por la luna

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CONCIERTO DE AMARAL EN MADRID
Amaral en concierto en Madrid en mayo de 2016

“¡Buenas noches Madrid!”, saludaba Eva Amaral en el Barclaycard Center (el conocido Palacio de los Deportes) este jueves por la noche. En el año 95 cuando el grupo comenzó a tocar por los bares, contaba la cantante, “gritábamos eso de coña”, como auténticas estrellas de rock. “Ahora ha cambiado tanto lo que ven mis ojos”, decía ante un público de 10.000 personas que recibían al grupo entre aplausos y mucha expectación.

Amaral se encuentra de gira presentando su último disco, Nocturnal, el máximo exponente de la evolución de las letras del grupo hacia las profundidades del pensamiento, del poder de la noche en las almas y de los sentimientos más desgarradores. Por eso el concierto de Madrid es una suma de misticismo y la magia nocturnal, apostando por potentes elementos visuales gracias a un círculo de imágenes en mitad del escenario y guiados por el ciclo lunar.

Todo comienza con “Unas veces se gana y otras se pierde”, del último disco. La voz de Eva, engalanada de negro y con brillantina en la sien, comenzó a sonar con su característica potencia, poniendo los pelos de punta. No importaba la novedad de las canciones para que el público, entregado, se las supiera casi al dedillo.

El grupo no quiso tardar en retomar sus canciones de siempre, entre las que sonaron “Revolución”, “Salir corriendo” o “El universo sobre mí”, y no tuvo reparo en escoger aquellas que más le apetecía tocar, a pesar de ser menos conocidas, como “No sé qué hacer con mi vida” o “Siento que te extraño”. También “Estrella de mar” sonaba completamente renovada en el escenario, muy lejana a la versión grabada en disco, hipnotizando al público.

El contorsionismo de Eva sobre el escenario

Amaral tiene esa prodigiosa capacidad de superar la calidad de sus discos, que son realmente buenos, en sus directos. Aguirre, muy aclamado a la guitarra, dejaba paso a Eva cuando ésta sacaba su armónica, su pandereta o incluso su theremin. Ella se movía, bailaba, gritaba. Parecía imposible que de ese pequeño cuerpo que se contorsionaba en cada movimiento saliera esa voz perfecta sin temblores y sin una sola desafinación, elevándose en sus imposibles agudos hacia el infinito.

De repente todo se calmó. Empezó a sonar, muy melodiosa y muy despacio “Son mis amigos”, como una dulce nana directa al corazón. Pero esta vez, Aguirre ya no era “un gato rebelde que se encuentra enamorado de la señorita Rock and Roll”, esa parte, referente a la relación sentimental que mantuvieron ambos hace años, prefirieron dejarla atrás. Y sin acabar ésta, evoluciona hacia la siguiente canción. “Estaríamos juntos todo el tiempo, hasta quedarnos sin aliento. Y comernos el mundo, ¡Vaya ilusos! Y volver a casa en año nuevo”, de “Cuando suba la marea”.

El público entregado en el concierto de Amaral. /RGG RGG

Los animalillos de la noche

Pero la melancolía y la nostalgia dieron paso a una Eva poseída por las panteras, las águilas y los animales más salvajes. Así, comenzaron a sonar otras canciones más intensas como “Cazador” que la cantante dedicó “a los animalillos de la noche” (“Salen de sus madrigueras liebres y pequeñas fieras pero hay suelta una pantera y ella es mucho más traviesa”), o “Hacia lo salvaje”.

No estaba previsto, según contaba Eva, incluir esta canción en la gira, pero ante la petición a través de redes sociales de los fans, sonó una de las canciones que más ha gustado de este Nocturnal, “Laberintos”.

Y mientras el concierto continuaba con canciones como “Unidos”, o “Chatarra”, Eva habló de “heridas que no cerraron y a las que es importante no echar tierra encima para curarlas, para poder perdonar”, cuando comenzó a cantar “La ciudad maldita”, en la que recuerda la muerte de un familiar durante la Guerra Civil.

La última, “Nadie nos recordará”

Llegaba el final del concierto. Se apagaron las luces y el grupo salió del escenario. El público comenzó a silbar y a gritar pidiendo que siguiera el concierto, y sin poder negárselo, Amaral volvió al escenario, y lo hizo con una interminable lista de nombres, para no dejarse a ningún miembro del equipo al que agradecer su enorme trabajo.

Y ya, por último y antes de despedirse definitivamente, sonó “Nadie nos recordará” (imposible, por cierto), volviendo a las profundidades del abismo. “Desde entonces ya no creo en nada que no seas tú. Nuestra frágil condición humana, nuestra inquietud y ese halo que llamamos alma. Sé que nadie nos recordará”. Pero no era ese su deseo: "Ojalá que toquemos aquí de nuevo, y que guardéis un rinconcito en vuestro corazón para recordarnos".

La gira de Nocturnal, que produce el propio sello independiente del grupo (Antártida), continuará con conciertos el próximo 21 de mayo en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, el 28 en la Plaza de Toros de Valencia, el 11 de junio en Sant Jordi Club de Barcelona, el 18 de junio en Málaga, el 23 de julio en Alicante y en agosto actuarán en Girona en Caleta de Palafrugell. También se ha confirmado su participación en el festival madrileño Noches del Botánico, donde junto a otros artistas realizarán un homenaje a Bowie.