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'El burlador de Sevilla', un Don Juan erótico y transgresor sorprende en el Teatro Español

  • Presenta una visión del seductor nada dulcificada con gran carga erótica
  • Don Juan, protagonizado por Álex García, es al tiempo fascinante y repugnante
  • La obra estará en el Teatro Español de Madrid hasta el 29 de noviembre

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Don Juan (Álex García) y Aminta (Judith Diakhate) durante una escena de 'El Burlador de Sevilla' en el Teatro Español
Don Juan Tenorio (Álex García) y Aminta (Judith Diakhate) durante una escena de 'El Burlador de Sevilla' en el Teatro Español

Adaptar un clásico siempre es un reto. Y más cuando el protagonista es Don Juan Tenorio, uno de los mitos del teatro español. Esta nueva versión de El burlador de Sevilla, una obra del siglo XVII atribuida tradicionalmente a Tirso de Molina, presenta una visión del seductor protagonista nada dulcificada, poco romántica y que incide en su carácter sensual y erótico.

Uno de los grandes desafíos es intentar contar algo nuevo. Partimos de que la mayoría de los espectadores conoce al personaje, también sus aventuras y casi seguro su trágico final. Sin embargo, esta propuesta, que estará en el Teatro Español de Madrid hasta el 29 de noviembre, consigue impactar y sorprender.

Quizás sea por el constante e inesperado uso de elementos 'modernos' -un ascensor, micrófonos, cámaras de vídeo, música actual...-; quizás por la propuesta escénica -casi sin decorado y con una enorme pantalla sobre las tablas-; o tal vez impresiona que los propios actores cuando no intervienen en un fragmento esperen sentados en el escenario disfrutando de la interpretación de sus compañeros. Pero sin duda, destaca la gran carga erótica que respira el teatro en muchos instantes -de la que advierte antes de entrar la propia organización-.

Carnalidad y contrastes

Al igual que el texto original, cuyos versos mantiene y adapta el director Darío Facal, la obra comienza en Nápoles, en el Palacio Real, donde Don Juan (Álex García) engaña a la Duquesa Isabela (Marta Nieto) para acostarse con ella. Desde este primer instante, se anticipa al espectador la carnalidad de la que va a ser testigo: los dos actores yacen desnudos en el escenario, Don Juan graba la cara de Isabela y las imágenes -sensuales y sexuales- se proyectan en la gran pantalla que tienen detrás.

Manuela Vellés interpreta a Tisbea.
Manuela Vellés interpreta a Tisbea.

Manuela Vellés interpreta a Tisbea. SERGIO PARRA

La cámara de vídeo, que a lo largo de la obra utilizan varios personajes, sirve para ofrecer un original punto de vista. A veces para centrar la atención en algunos aspectos -el rostro de placer de la Duquesa- y otras como espía -llega a rincones que los ojos del espectador no alcanzan-.

La pantalla también sirve para jugar con el espectador y mostrar algunos de los contrastes de la obra: versos clásicos adornados con imágenes audiovisuales y efectos o con canciones de Jenny and the mexicats o The Doors, que los personajes bailan desenfrenadamente como si estuviesen en una discoteca del siglo XXI. La propuesta combina momentos oscuros con otros muy luminosos, irónicos y divertidos.

Fascinante y repugnante al mismo tiempo

Las aventuras de Don Juan continúan: huye de Nápoles y viaja a España. A cada paso, el siempre insaciable y despiadado protagonista irá dejando mujeres 'burladas', que se dejan seducir y engañar con palabras y promesas. Da igual nobles que plebeyos, nadie se interpone en el camino de Tenorio. Y cuando sus compañeros y enemigos le advierten que al morir habrá de pagar, desafiante contesta: "Muy largo me lo fiais".

Don Juan -gracias, en parte, a la gran actuación de Álex García- es un personaje fascinante, en palabras del propio director, es hedonista, vive rápido y pretende transgredir todos los órdenes y estamentos. Es un espíritu corruptor, dice Facal. Pero al mismo tiempo es cruel y repulsivo, embustero y asesino.

El burlador de Sevilla es un clásico, no tan clásico. La obra se recrea, a través de potentes imágenes plásticas, en los momentos en los que Don Juan 'goza' y deshonra a numerosas damas. La bella pescadora Tisbea (Manuela Vellés), a la que Tenorio conoce y seduce al naufragar en Tarragona, o la recién desposada Aminta (Judith Diakhate), que pierde su honor en brazos del galán sevillano, son protagonistas de algunos de estos instantes. Ambas, con grandes interpretaciones, acabarán lamentando junto a Isabela y Doña Ana de Ulloa (Alejandra Onieva): ¡Mal haya la mujer que en hombres fía!.

Finalmente, en una oscura y a ratos psicodélica escena final, observamos la caída en el infierno de Don Juan. En el mundo, dicen, al fin se hizo justicia.