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Sorteo de la lotería de Navidad

"Me han tocado cuatro décimos, ahora sí podré traer a mi madre a España"

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El 13.437, el gordo de Navidad más tardío de la historia, reparte millones en Madrid y varios puntos de España

Era solo la tercera vez en sus 30 años que jugaba a la Lotería de Navidad y se ha cumplido aquello de 'a la tercera va la vencida'. "Lo primero que haré será ir a Paraguay a ver a mi familia, que hace años que no voy", ha confesado a RTVE.es Gonzalo Lovera, que compró cuatro décimos del premio Gordo.

Este joven, que trabaja en España cuidando a una persona mayor, tiene un deseo: traer a su madre a España, y ahora podrá hacerlo: "Hasta que no lo vea en la cuenta no me lo creo, estoy feliz", dice con emoción.

El número 13.437 ha sido el Gordo más tardío de la historia de la Lotería, al salir en la novena y penúltima tabla del sorteo. La administración número 79 de la calle Zurbano, en Madrid, ha vendido 118 series. Al poco, decenas de premiados y periodistas se han concentrado a su alrededor.

Lo primero que haré será ir a Paraguay a ver a mi familia

El alboroto ha atraído a curiosos y otros clientes de la administración. "Parece que a mi no me va a cambiar la vida", afirma resignado un joven de 23 años tras comprobar que el décimo que le vendieron a él no es el premiado.

El administrador, Lino Cuervo, también llevaba el número premiado, algo poco frecuente. Este trabajador, que confiesa que no sabe con seguridad cuántos décimos premiados tiene en casa, ha regalado además "16 o 17" números entre familiares y amigos. "No sé que voy a hacer con el dinero, de momento tomarme una cervecita", dice sonriente.

Entre los afortunados hay vecinos, pero también negocios cercanos que han elegido el número afortunado para que lo jueguen sus trabajadores.

Los empleados de una aseguradora y un restaurante, agraciados

Justo en frente de la Administración se encuentra el restaurante 'Mentidero Villa', donde los 40 empleados jugaban 15 décimos entre todos. La dueña, Laura Alonso, salió a la calle a celebrarlo. "Hay gente sentada en el restaurante esperando, pero eso ahora no importa", afirma feliz.

Uno de sus empleados es Adrián, que tiene una sonrisa de oreja a oreja mientras atiende a la prensa. "Algunos no querían comprar, pero les obligamos para evitar los lloros", señala satisfecho.

Aquí no va a pasar como en el anuncio de la Lotería

Casi 200 décimos llevaban los empleados de otra empresa cercana, Reale Seguros, ha explicado Daniel, que añade que invertirá su premio en su hipoteca y en la educación de sus hijos.

En su trabajo la suerte no ha acompañado a todos, pues algunos no compraron el décimo. "Aquí no va a pasar como en el anuncio de la Lotería", dice entre risas recordando el spot de este año, en el que el dueño de un bar guardaba un décimo para uno de los clientes de toda la vida que ese año no quiso comprar y que luego tocó.

El buen tiempo ha acompañado la alegría de los afortunados, que brindaban en un bar cercano de forma discreta para no delatarse ante las cámaras de televisión. De fondo, en el ambiente se escuchaba con el soniquete del sorteo, consignas contra la Ley de Seguridad Ciudadana que entonaba un pequeño grupo a las puertas de la administración.

RTVE

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