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Los test de estrés a la banca, pieza clave para la supervisión común europea

  • La crisis demostró la necesidad de crear otro sistema de vigilancia bancaria
  • Recaerá en el BCE, que ha evaluado la salud de la banca en la eurozona
  • La verdadera prueba de fuego consiste en medir su capacidad de resistencia

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Este domingo se conocerán los "test de estrés" a la banca europea

La crisis demostró la necesidad de crear un nuevo sistema de supervisión financiera común en toda la Unión Europea, capaz de vigilar la solvencia de las principales entidades financieras del continente para evitar excesos que en la mayoría de los casos ha acabado pagando el contribuyente.

Esa supervisión europea centralizada, que entrará oficialmente en funciones en noviembre, recaerá en el Banco Central Europeo (BCE), que vigilará directamente a las principales entidades de la zona del euro, mientras que otras autoridades nacionales se encargarán de las de menor tamaño y también de las de fuera de la región.

Entre los objetivos del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), que es el nombre que recibe el nuevo sistema supervisor, están garantizar la solidez del sistema bancario europeo y reforzar la integración y la estabilidad financiera.

Test de estrés a la banca

Pero antes de que el BCE asuma la supervisión de las principales entidades de la zona del euro, la institución ha llevado a cabo en coordinación con los bancos nacionales de la región un trabajo intenso durante más de un año para comprobar la "salud" financiera de un numeroso grupo de entidades, que culminará este domingo cuando se conozcan los test de estrés.

En un primer momento, las entidades, siguiendo las instrucciones del futuro supervisor, clasificaron por categorías los créditos que tenían concedidos a cierre de 2013 y después se seleccionaron distintas muestras, atendiendo al riesgo de cada una de ellas.

Estas muestras se auditaron posteriormente y, en el caso de los créditos respaldados por bienes, se actualizaron las garantías aportadas, es decir, se contrataron nuevas tasadoras para calcular el valor actual de dichos bienes.

El BCE culminaba así el análisis de la calidad de los activos de la banca, lo que en el sector se conoce como "AQR" por sus siglas en inglés, que servía para medir de manera homogénea en todo el Continente la solvencia con la que partía cada entidad.

Prueba de resistencia

Para seguir adelante con la evaluación, y por tanto con la prueba de resistencia, era imprescindible que los bancos tuvieran una ratio de capital de al menos un 8% del total de sus activos de riesgo.

Sin ese nivel se considera que la entidad necesita urgentemente una inyección de capital, aunque es de esperar que no sean muchos los bancos que estén es esa situación si tenemos en cuenta todas las medidas adoptadas a lo largo de los últimos años, incluyendo las inyecciones de fondos públicos.

Aún así, si la revisión de activos determina que el "colchón" de provisiones de una entidad es insuficiente, podrá someterse a la prueba de solvencia, pero se tendrá en cuenta ese déficit a la hora de simular la previsión de pérdidas para 2014, 2015 y 2016.

Y es que la verdadera prueba de fuego consiste en medir la capacidad de resistencia del sector en esos tres ejercicios, tanto en un escenario normal, con una evolución de la economía y el negocio en línea con la esperada y en el que deben mantener una solvencia del 8%, como en un escenario adverso.

Nota mínima para el peor de los escenarios

Este último, de máxima inestabilidad y conocido también como el periodo de estrés, no se puede descartar que ocurra, pero se considera muy poco probable pues plantea que la banca tendrá que enfrentarse a un periodo de turbulencias peor que el previsto por los analistas más pesimistas.

Al resultado que obtengan las entidades en este periodo es al que realmente más atención prestan los expertos y será imprescindible obtener una solvencia de al menos el 5,5% para superar el test de estrés, que se da por hecho que superará toda la banca española.

Si no es así, la prueba determinará exactamente el déficit de capital máximo que debe atesorar la entidad, que en un plazo de dos semanas tendrá que presentar un plan de capitalización antes de que el BCE empiece a funcionar como supervisor único.

En el caso de que la entidad tenga una solvencia superior a ese 5,5% en el escenario de estrés, será también significativo ver el excedente de capital con el que cuenta y que determinará en última instancia su fortaleza.