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Un muro de hielo subterráneo intentará contener las fugas de agua radioactiva en Fukushima

  • Japón autoriza la construcción de esta barrera de 1,5 kilómetros a 30 metros
  • Se estima que 300 toneladas de agua contaminada se vierten al mar a diario

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Un trabajador junto a un desagüe en la central nuclear de Fukushima.
Un trabajador junto a un desagüe en la central nuclear de Fukushima.

Japón construirá una barrera de hielo subterráneo en torno a los reactores nucleares de la planta de Fukushima para evitar las fugas de agua radiactiva al mar. Se estima que cada día se vierten 300 toneladas de agua contaminada al océano Pacífico frente al muelle de la planta.

Este muro de hielo se construirá a 30 metros de profundidad y tendrá 1,5 kilómetros de largo. A través de una línea de tuberías se inyectará un refrigerante a una temperatura de menos de 40 grados, lo que provocará la congelación de los acuíferos subterráneos en contacto con las canalizaciones.

La Autoridad nipona de Regulación Nuclear ha dado luz verde a esta iniciativa tras descartar que tenga un impacto negativo significativo sobre los cauces de las aguas subterráneas y sobre la configuración del subsuelo bajo la central, según informó ha informado este lunes la agencia Kyodo.

"Hoy hemos confirmado que la posible escala del hundimiento del terreno no sería muy importante, y esto era el efecto secundario que más temíamos de la construcción del muro", ha señalado uno de los expertos de este organismo, Toyoshi Fuketa, en declaraciones al mismo medio.

No obstante, este organismo ha señalado que aún hay puntos del proyecto que deben ser aclarados, como la medición precisa del nivel del agua radiactiva acumulada en los edificios de los reactores.

Anteriormente se habían construido barreras subterráneas del mismo tipo en proyectos de ingeniería civil como la construcción de líneas de metro, pero nunca con una longitud tan grande ni durante un período de tiempo extendido.

Las pruebas empezaron en febrero

La medida está financiada por el Ejecutivo nipón y se puso en marcha en fase de pruebas desde finales de febrero, aunque hasta ahora no contaba con la autorización definitiva de las autoridades niponas.

Debido a los problemas para contener y gestionar los enormes volúmenes de agua contaminada en la planta, el Gobierno nipón anunció en agosto que se involucraría para ayudar a TEPCO a resolver la situación y que invertiría en total 47.000 millones de yenes (334 millones de euros) en este proyecto.

Se cree que unas 300 toneladas de agua contaminada van a parar a diario al océano Pacífico frente al muelle de la planta.

Esto es producto de la acumulación que se registra en los sótanos de los reactores de agua de cauces naturales que penetra en los edificios y se mezcla con líquido refrigerante que ha estado en contacto con los reactores dañados.