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De 'El hombre duplicado' a 'Enemy'

  • Se estrena la adaptación de la novela de Saramago a cargo de Dennis Villeneuve
  • Pilar del Río recuerda las reticencias del escritor a ser adaptado
  • Villeneuve, Gyllenhaal y el guionista asumen la película como personal

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José Saramago, autor de 'El hombre duplicado', y Jake Gyllenhaal, en un fotograma de 'Enemy'
José Saramago, autor de 'El hombre duplicado', y Jake Gyllenhaal, en un fotograma de 'Enemy'

El pasado jueves 20 de marzo, Jake Gyllenhaal conoció a Pilar del Río en Madrid. La mujer de Saramago entre 1988 y su fallecimiento en 2010 acudía al preestreno de Enemy, adaptación de la novela del Nobel portugués El hombre duplicado,  que se estrena el 29 de marzo y que cuenta con la participación de TVE. “Me dijo que le había gustado mucho”, decía el actor estadounidense al día siguiente aunque reconocía dudar de si era solo cortesía de première o entusiasmo auténtico.

No era un elogio afectado. Pilar del Río había visto la película unos días antes y estaba más que encantada. En el Hotel de las Letras de la Gran Vía, a dos días del preestreno, repasaba la traducción al español que realizó de la novela en 2003 y se mortificaba hallando correcciones pendientes. “Aquí sobra una coma. No se puede leer un trabajo previo porque uno le pilla todas las costuras”, lamentaba.  La novela  nació durante un afeitado del escritor en el que, viendo su imagen especular, se preguntó por las implicaciones de tener un doble.

De El hombre duplicado a Enemy, el tema del doble ha pasado por el guionista Javier Gullón, el director Dennis Villeneuve, y el actor Jake Gyllenhaal. Todos resumen el resultado en una paradoja: pese al origen literario, asumen Enemy como una obra personal.

1. La resistencia de Saramago al cine

Todo empezó con el vencimiento de una resistencia: la de Saramago a adaptar sus obras.  No fue hasta 2002 con La balsa de piedra cuando se rompió el hielo. El novelista perdió definitivamente el miedo con A ciegas, la adaptación de Fernando Meirelles de Ensayo sobre la ceguera, presentada en 2008 en Cannes.

“Él se estuvo negando siempre.  Le gustaba tanto el cine, era tan cinéfilo, que decía: el cine es cine y literatura es literatura. No quería una reproducción esquemática de un libro”, recuerda Del Río. “Las grandes películas que siempre se citan son reflejos de pequeños cuentos, como Muerte en Venecia, de Thomas Mann o, aquí en España,  Los santos inocentes. Nunca es El Quijote porque es muy difícil, ahora bien, un pequeño cuento se puede llevar”. ¿Cómo? “Con libertad. Interpretándola desde la libertad”.

La teoría de Pilar del Río encaja con Enemy. La novela, aunque no es corta, sí lo es en su esencia argumental, ya que la voz narradora se enreda en continuas disgresiones irónicas, alejándose y acercándose a la trama con total libertad. “Es lo bueno que tiene, que no refleja literalmente la novela”. En el mismo festival de Cannes de 2008, un joven Dennis Villeneuve ganaba el premio a mejor cortometraje con Next Floor.  Los productores canadienses de A ciegas decidieron que era la persona idónea para filmar El hombre duplicado.

2. La conexión entre Villeneuve y Gullón

El director, que por el camino fue nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa por Incendies, rememora su confrontación con la novela. “Al principio es dura de leer. Es en la segunda parte cuando empecé a disfrutarlo. Había siempre una sensación extraña. El tema del doble se ha hecho muchas veces, pero sentía que decía algo absorbente sobre la intimidad y el subconsciente.  Simplemente amé el libro.  Hay momentos específicos muy poderosos  que sentí que creaban una especie de vértigo, como muchas libros o películas, como 2001, una odisea en el espacio, que amo”.

Para la adaptación, los productores canadienses eligieron a Javier Gullón (Invasor), un guionista español con el que habían colaborado en una coproducción entre México y Cánada: El niño que huele a pescado.  “Iba a Toronto  para otra película y me dijeron que me leyera el libro para tener una reunión con Villeneuve a ver si conectábamos. Acabé el libro en el avión, me interesó muchísimo el tema. De todos modos, hubiera dicho que sí a ciegas por adaptar a un autor de ese nivel”, dice Gullón. “Era una primera lectura y tomé pocas notas. Al final de la última página escribí el titulo de una película, en plan referente”.

Ya en un bar de Toronto, Villeneuve y Gullón se reconocieron afines. El doppelganger les tiraba. Entre bromas empezaron a reconocer casualidades: habían aterrizado a la misma hora, en vuelos con un código numérico parejo. Un productor le pidió a Dennis un título de una película que relacionase con el tono de la novela. “Dennis se quedó un minuto callado. Luego nombró una de la películas menos conocidas de los hermanos Coen: Un tipo serio”. Guillén abrió su libro. Era el mismo título que había escrito en el avión. “Da un poco de miedo. Dennis se puso como colorado”, dice Gullón.

3. Llevando el doble a su terreno

Luis Buñuel decía que el misterio es el elemento fundamental de una obra de arte. Una cita que parece la regla de oro de la adaptación de Enemy. “No conocía esa cita, pero me toca profundamente”, dice Villeneuve . “Fuera de la compresión hay algo que llega a ser la pesadilla de la belleza, que está fuera de esa burbuja de conocimiento. La mejor manera de atravesarla es ir más allá con la poesía, intentar romper límites”.

Haciendo uso de la libertad que citaba Pilar del Río, Villeneuve diseñó un Toronto onírico que guarda reminiscencias con la ciudad de la novela. “Para Saramago,  Blade Runner era una de las joyas indiscutibles de la historia del cine”, desvela Del Río.  Coincidencia o no,  Enemy es también una cinta atmosférica.

“Trabajamos duro para dar un personalidad a la ciudad, que fuera como un personaje. En el libro, la descripción de la ciudad es como una megalópolis, una ciudad masificada”, dice Villeneuve. Gullón secunda: “El libro tiene cierto tono oscuro, como opresión social. La dictadura se percibe aunque no se dice explícitamente”.

Villeneuve apostó decididamente por llevarse la película a su terreno. “Empezamos a explorar las relaciones de las dos mujeres,  hicimos un espejo con experiencias personales. Y yo entré con él de la mano”, dice Gullón. No fue el único. El director invitó también a Jake Gylenhaal a aportar sus vivencias. De pronto, había tres hombres volcando su pasado de relaciones, compromisos y deseos sexuales hacia las mujeres. “Enemy es muy personal y, por supuesto, el deseo sexual es una de las fuerzas más poderosas: puedes hacer cosas realmente estúpidas por deseo sexual. Es algo que está enlazado con fuerzas inconscientes. Es algo que Jake siente igual, por eso a veces siento que Enemy es un documental sobre el subconsciente de Jake Gyllenhaal”, dice Villeneuve.

El actor suelta una carcajada al oír la frase. “Está tratando de desviar el tema, porque todo es sobre él”, afirma antes de ponerse más serio. Gyllenhaal evitó leer la novela para “no introducir interpretaciones del libro en la película. “Creo que esta película tiene algo de mi subconsciente, algo de Dennis, algo de Javier (Gullón) y algo de Nicolas (Bolduc, director de fotografía). Estamos aventurándonos en zona oscura de nuestras mentes y eso es lo que lo hace tan especial, interesante, raro y un poco hilarante”, explica Gyllenhaal.

Jake Gyllenhaal vs. Jake Gyllenhaal en 'Enemy'

4. La alegría de Pilar del Río

¿A quién pertenece Enemy? “Es una cosa graciosa”, resume Gullón, “Dennis siempre dice que es una de sus películas más personales cuando ni la ha escrito él, ni el material original es de él. A mí me pasa algo parecido. Hemos tratado todos de meter carne propia”.

Pilar del Río vinculaba Enemy con la enfermedad y muerte de su marido. Saramago autorizó la adaptación en 2008, cuando se retiró de la vida pública. La película se hallaba en preproducción cuando el escritor falleció. “Era una película que se empezó a escribir justo en el momento en que mi marido se estaba muriendo. Emotivamente me resulta dura, porque me recuerda muchos momentos y situaciones. Cuando concedió los derechos, estaba relativamente bien. No quise seguir el proceso de la película por lo que significaba de tensión emocional”. Pilar de Río traga saliva y hace una pausa.  No hizo ningún esfuerzo para acudir a los estrenos de Toronto y San Sebastián. Cuando hace unos días finalmente acudió a verla, entró en la sala sin ninguna información previa ni predisposición a nada.

“Me puse a verla y a cada segundo me iba adelantando en la butaca. Y el final me parece apoteósico”, dice. Pilar del Río se pregunta por el éxito que tendrá la película en salas y defiende el consumo social del cine en esta era de consumo individual.

¿Le habría gustado a Saramago Enemy? “Es triste, desafortunadamente nunca podré saber su opinión”, lamenta Villeneuve. “Tenemos que aceptar el hecho de que a la gente que le gusta el libro puede que no le guste la película.  Son dos piezas diferentes”.

La respuesta es inaccesible para la propia Pilar del Río. “No puedo saberlo, pero él creía en la libertad de creación y, por otro lado, que la atmósfera te plantee cuestiones, que te haga ver que eres más que un trozo de carne. En esta película, las cuestiones que motivaban a Saramago,  y que  le motivaban a Kafka, tienen relación. Veo ahí un triángulo, Kafka, Saramago y Villeneuve”.