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La historia del fundador de la ONG Sonrisas de Bombay, Jaume Sanllorente, en cómic

  • Jaume empezó salvando a 40 niños y ahora ayuda a más de 5.000 personas
  • "El cómic de Susanna Martín me ha emocionado", confiesa

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Viñetas de 'Sonrisas de Bombay', de Jaume Sanllorente y Susanna Martín
Viñetas de 'Sonrisas de Bombay', de Jaume Sanllorente y Susanna Martín

Jaume Sanllorente era un periodista económico de Barcelona al que un viaje a Bombay le cambió la vida en 2003. Allí visitó un orfanato, que estaba a punto cerrar, y descubrió que 40 niños podían acabar en manos de las mafias de la prostitución. Entonces tomó una decisión: "Me quede impresionado por la indefension y la falta de derechos, sobre todo de los niños. Así que volví a Barcelona, vendí mi piso, dejé mi trabajo y decidí crear una ONG (Sonrisas de Bombay) para protegerlos. Y de esos 40 niños, en nueve años, hemos pasado a ayudar a 5.000 personas".

Una historia que el propio Jaume contó en el libro Sonrisas de Bombay, el viaje que cambió mi destino (Plataforma Editorial) que va por su décimo sexta edición y ha sido traducido a ocho idiomas. Y que ahora salta al cómic Sonrisas de Bombay (Norma) en una estupenda adaptación de Susanna Martín (Alicia en un mundo real-Noma).

"El cómic de Susana es buenísimo -asegura Jaume- llevo nuevo años contando mi historia en radios y televisiones y me había terminado inmunizando, porque no puedo llorar en cada conferencia. Y el cómic me ha impactado, es la primera vez que me he emocionado al releer mi historia, porque creo que los dibujos de Susanna llegan".

Un cómic que va a compartir con los niños de los que se ocupa Sonrisas de Bombay: "Pasado mañana regreso a Bombay y me voy a llevar varios ejemplares para que los vean los pequeños".

"Las sonrisas de los niños son agradecidas y sinceras"

"La organización tiene proyectos de educación, salud y ayuda en el desarrollo socioeconómico de grupos marginados en el norte de Bombay -asegura Jaume-. Hemos preferido centrarnos en una zona pequeña para poder conseguir una transformación social verdadera. Si estuviéramos en muchos sitios serian pequeñas setas desparramadas. De esta forma el proyecto puede ser sostenible".

En cuanto al nombre: "Fue casi como una inspiración divina. Tenía muchos nombres, pero una noche que no podía dormir y pensaba en la cama, se me vino a la cabeza Sonrisas de Bombay, y fue un acierto".

"Las sonrisas de los niños de la India son agradecidas, sinceras y llenas de buenos deseos -asegura Jaume- Las echo de menos cuando llego a España, porque parece que aquí nos cuesta sonreír. Una sonrisa es gratis y da mucho a la persona que la recibe. Tendríamos que sonreír más".

La crisis también ha afectado a Sonrisas de Bombay y Jaume busca ahora donativos en EE.UU. donde asegura que "Hay más dinero que en Europa".

"Queremos mantener lo que tenemos -asegura Jaume- y nos gustaría que la organización pudiera llegar a ser autosostenible. Aunque es muy complicado. Con la crisis en España no podemos vivir poniendo la mano y esperar a ver lo que nos dan. Hay que buscar ayudas donde se pueda y pensar constantemente en nuevas ideas y proyectos".

"Para colaborar con Sonrisas de Bombay -nos cuenta Jaume-, solo hay que entrar en la web https://www.sonrisasdebombay.org Allí se pueden dejar donativos desde 10 euros al mes. Sé que es difícil con la crisis pero tengo muchos amigos que se lo gastan en cafés o en una copa los sábados. Y con eso se puede escolarizar a un niño".

Cuando la vida no vale nada

En la India muchos niños son obligados a mendigar (llegan a cortarles las manos o las piernas para que den más pena) o a prostituirse. "La esclavitud sexual es una de las lacras de la India -asegura Jaume- en occidente se habla mucho de la prostitución en Tailandia pero en mi ultima novela (La Canción de la Concubina-Espasa) hablo del tráfico de mujeres en Filipinas".

"Allí me hice pasar por un proxeneta y estuvieron a punto de venderme a 20 mujeres para que me las trajera a Europa. La India también tiene ese problema, pero es país que se ha sabido vender. Y no todo es misticismo ni paz. Por eso me gusta como ha plasmado Susanna la India, desde un un punto de vista normal, con mucho rigor y huyendo de la postal. Ha sabido captar los edificios, la gente, las enfermedades como la lepra, el sistema de castas... el resultado es impresionante".

"La visión de los medios de comunicación sobre la vida en la India es irreal -añade Jaume-. Me da mucho coraje cuando se dice la frase: "Que felices parecen". Aunque no tienen nada, los hindúes ofrecen sonrisas porque son corteses, educados, hospitalarios... y tienen un sentido de la dignidad muy diferente al nuestro. Pero nadie puede ser feliz teniendo que ver como su hijo se prostituye o las mafias les cortan las extremidades".

"En España lo estamos pasando muy mal pero no es comparable con la indefensión absoluta que se vive en la India. Aún así, me da lastima que yo siempre haya presumido de ser de un país con servicios sociales que protegían incluso a los extranjeros y ahora ya no pueda seguir diciéndolo".

Aunque muchos Hindúes le comparan con un héroe, Jaume ha comprobado en sus carnes que hacer el bien no es tan idílico como parece, ya que ha sufrido amenazas de muerte de las mafias, a las que ha arrebatado niños y niñas que podían haber usado para mendigar o prostituirse: "He llegado a temer por mi vida. He tenido que ir dos años con escolta, incluso en España, pero afortunadamente, Sonrisas de Bombay ya la formamos más de 5000 personas y las mafias no ganarían nada eliminándome a mí".

Una dibujante de emociones

No nos extraña que Jaume se haya emocionado con esta novela gráfica sobre su obra, ya que Susanna Martín ha sabido dar vida a los personajes de la historia. Y es que, además de documentarse profusamente, Susanna viajó a Bombay para conocer a los protagonistas de la historia: "Descubrí a muchos niños que te impactan, que van sucios y semidesnudos por la calle y decidí darles un poco de protagonismo, un poco de dignidad, poniéndoles un nombre. Creo que es muy importante porque, además de Jaume, los protagonistas de la historia son los habitantes de Bombay y la propia ciudad".

"También decidí acercarme a esa sonrisa de los niños con mucho respeto y dándoles mucha sensibilidad y protagonismo. Incluso llegué a barajar la idea de añadir unas historias de Jaume en la que esos niños y niñas aparecen como héroes y heroínas de la mitología Hindú, para darles más fuerza. Pero las historias eran muy fuertes y creo que el cómic ya funciona sin añadir más dramatismo".

"En la novela había imágenes bastante fuertes -continúa Susanna- por eso tuve que decidir lo que dibujar y lo que no para jugar con la imaginación del lector y que se sobreentienda lo que pasa con esos niños, sin necesidad de dibujarlo".

"Hay que luchar"

Lo que más impresionó a Susanna de la India fue la miseria: "Como todo el mundo, cuando viajas tienes una visión bucólica de la India y de panfletos turísticos, de impresionantes playas llenas de jipis alemanes, la gente bañándose en el Ganges, los elefantes... casi una imagen de Indiana Jones. Pero nosotros hemos conocido otra India, y la miseria de algunas zonas. Una de las cosas que más me impactó fue el viaje al barrio de la prostitución, allí viví una situación de auténtico vértigo y lo único que pensaba es que quería salir de ese barrio cuanto antes".

"Bombay no es una ciudad al uso -continua Susanna-, como puede ser Calcuta. Es muy diferente y cuando la conoces te das cuenta de la suerte que tienes de haber nacido en España y de lo importante que es luchar para ir eliminando las desigualdades. Allí me dí cuenta de que hay que luchar para que la situación mejore en todo el mundo y no empeore, como está pasando. Hay que luchar".

Susanna confiesa que también ha incluido en el libro algunas experiencias personales, ya que viajar a la India "me ha ayudado a comprobar cómo viven y a comprender mejor la iniciativa de Jaume".

Un país "gris sepia"

Susanna asegura que "Es un cómic muy de paisaje, pero Bombay no es una ciudad exótica de finanzas llena de rascacielos, no hay barrios parecidos a los occidentales, solo chabolas y rascacielos. Tampoco ví los tópicos, no hay elefantes ni vacas por la calle".

"Era la primera vez que adaptaba una novela y no tenía ni idea -confiesa Susanna- la documentación tenía mucho peso y el proceso de búsqueda de información ha sido laborioso. Aunque lo más complicado ha sido tratar la intimidad de Jaume y su familia de una forma sensible para el. Con todo el respecto".

La dibujante firma las mejores páginas de su carrera recreando un Bombay en gris sepia: "Al principio propuse que hubiera color en los saris de las mujeres y la los grandes anuncios publicitarios que son tan típicos de Bombay. Hice unas pruebas con sepias y grises menos los ropajes, los saris muy coloridos... Quería contrastar la chabola (gris), debajo de la valla publicitaria enorme (a color). Pero al final nos quedamos con el gris sepia para reflejar la atmósfera de Bombay, que es como de polvo".

Después de más de un año con este proyecto, Susanna prepara "mi tercera novela gráfica. Esta vez con la autora madrileña María Castrejón, que tratará sobre una mujer Suiza y sus aventuras de viajes.

De momento os recomendamos que acompañéis a Jaume y Susanna en este fascinante viaje a Bombay. No os garantizamos que os cambie la vida, como a ellos, pero seguro que os hará reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida: como la sonrisa de un niño.