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Conociendo a Chris Wolstenholme, la poderosa línea de bajo detrás de Muse

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Muse, de izq a dcha: Chris Wolstenholme (bajo y coros), Matt Bellamy (voz y guitarra) y Dominic Howard (batería)
Muse, de izq a dcha: Chris Wolstenholme (bajo y coros), Matt Bellamy (voz y guitarra) y Dominic Howard (batería)

Si no son ustedes muy conocedores de la grandilocuente obra de la banda británica Muse, probablemente no conozcan el nombre de Chris Wolstenholme (Rotherham, Inglaterra; 1978). Pues bien, se trata del bajista del trío que el sábado pasado hacía arder un Palacio de los Deportes abarrotado por más de 16.000 personas. Solo dos horas antes de su concierto charlo con Chris, que resulta ser un tipo sosegado y muy familiar.

Solo segundos antes de quedarme a solas con el británico, me cruzo con Matt Bellamy (cantante de la banda), que va camino de su entrevista con el Telediario. "Ey, ¿qué pasa, tío", me dice mientras yo pienso "Pues de lejos parece más alto".

Es el tercer concierto de la nueva gira de Muse, la perteneciente a The 2nd Law, el disco que publicaron hace solo 20 días. Confiesa Chris, que aún se están acostumbrando a volver a la carretera: "Todavía queda mucho por hacer. Estamos aún con ensayos, y hay cosas que ajustar, sobre todo en la parte visual. Creo que la parte musical está muy bien. Nos quedan dos o tres semanas para tener todo muy bien atado. Las primeras dos semanas toca hacer pruebas de sonido todos los días, e introducir pequeños cambios".

Nadie diría, tras ver ese monstruoso montaje, que este grupo pudiese tener cierta inseguridad sobre el escenario: "Siempre hay una inquietud cuando vuelves de gira. No tocamos mucho en 2011, así que no salimos de gira desde 2010, eso es mucho tiempo. Así que hemos tenido mucho tiempo libre para estar en casa y grabar el disco. Como todos vivimos en Londres, hemos estado trabajando cerca de casa y además viendo a nuestra familia todos los días. Así que volver de gira por primera vez en dos años conlleva acostumbrarse de nuevo a hacer la maleta y despertarse en un hotel distinto cada día. Cuesta un montón hacerse a eso. Pero musicalmente nos sentimos muy bien desde el primer concierto en Montpellier", comenta.

Preparándose para la alucinación colectiva

Parece que militar en las filas de esta banda conlleva siempre la búsqueda de la perfección. Wolstenholme reconoce que la banda intenta superarse en sus puestas en escena: "siempre creemos que en el primer concierto algo puede salir mal: no has ensayado tanto, no te puedes preparar lo suficiente para tocar delante de tanta gente. Así que nos toca aceptar que los dos tres primeros conciertos pueden no ir del todo bien musicalmente, hay nervios, y sobre todo un montón de proyecciones que pueden no salir bien. Todo se va calmando, sobre todo si los dos primeros shows han sido tan increíbles. Ahora nos sentimos mucho mejor que al principio de la gira".

Las proyecciones parecen traerles de cabeza. Y es que en su línea habitual de sorprender, Muse se han traído un escenario en el que mandan los láseres, los juegos de luces y sobre todo las pantallas: las hay por todo el escenario, y sobre todo en la enorme pirámide (zigurat, en realidad) que se descuelga del techo y en un momento termina por engullirles a ritmo de "Uprising".

"Hemos tenido una visión distinta de lo que debía ser el escenario en esta ocasión. No pensamos mucho en el concepto del disco y queríamos hacer algo que entrara por los ojos. Así llegamos a la idea de tener una enorme pirámide colgando del escenario que cambiara de forma y sirviera de como una gran pared-pantalla. Es probablemente una de las mejores producciones bajo techo que hemos hecho hasta el momento", admite muy orgulloso el bajista.

Y aunque lo más recordado sea la susodicha pirámide, hay algún que otro detalle que diferencia esta gira de las demás: "En el set tenemos cosas chulas, un par de canciones viejas que hemos rescatado [cantan "Falling Down", de su primer disco], hay momentos en los que Matt ha decidido dejar la guitarra y coger sólo el micrófono -él está disfrutando mucho esos instantes-. Hay muchas pequeñas cosas, pero todas ellas nos hacen sentir una experiencia distinta". Probablemente él, acostumbrado a estar detrás del bajo, también disfruta mucho más de esta gira, en la que interpreta "Liquid State", una de las dos canciones que ha compuesto y cantado para The 2nd Law.

Un paso adelante

¿Por qué ha esperado hasta ahora para cantar y componer? Parece una cuestión de agenda y a la vez una satisfacción de sus inquietudes: "Es cuando he sentido que era el momento adecuado. Probablemente, con este disco hemos pasado más tiempo en el estudio que con ningún otro. Por esa razón tuvimos más tiempo para experimentar. La idea de cantar y escribir es algo que habíamos tratado en el pasado. Cuando tienes tanto tiempo es fácil hacer lo que sabes, pero cuando hemos tenido presión para grabar y no teníamos mucho tiempo, sentía que era inapropiado intentar escribir una canción. Ahora no había una razón para no intentarlo, y por suerte los chicos escucharon las demos y hubo tres que les gustaron mucho. Dos de ellas finalmente entraron en el disco, y es algo que me gustaría seguir haciendo, no necesariamente cantar, pero sí componer".

Uno de los mayores orgullos de Chris es que durante la grabación de ese sexto disco de Muse, ha podido estar muy cerca de su familia: "Fue es la primera vez que hacemos un disco mientras vivimos en el mismo lugar. Nos mudamos todos a Londres, algo que hablamos durante la última gira y nos pareció genial, porque durante el anterior disco yo vivía en Devon, Matt vivía en Italia y Dom vivía en Francia. Era una jodida pesadilla intentar juntarnos para grabar y tuvimos que hacerlo en cuatro o cinco partes", confiesa.

Conciliando lo profesional y lo personal

"En este disco hemos trabajado en casa: me levantaba por la mañana, desayunaba, estaba con los niños y mi esposa durante una hora, conducía al estudio, estábamos allí unas siete u ocho horas y volvíamos a casa a ver la familia. Combinar la grabación con la vida familiar fue una gran experiencia, sobre todo para Matt y para mi", cuenta el músico con una sonrisa en la cara. Y es que Wolstenholme es padre de seis niños, de los que habla con absoluta devoción y a los que llama dos veces al día cuando está de gira.

"¿Es fácil ser padre cuando tienes que dar 51 conciertos por todo el mundo de aquí a abril?", le pregunto y él se pone serio: "Cuando eres joven es mucho más fácil salir de gira. Puedes salir de viaje durante meses y la idea es realmente excitante. Y todavía lo es. Pero hay un momento en la vida en el que te haces mayor y a veces te apetece estar en casa haciendo nada, pasar tiempo con tu esposa e hijos. Creo que, para que la banda dure todo el tiempo que queremos, es necesario tener ese tiempo. Queremos seguir haciendo esto, así que es necesario un equilibrio entre la vida personal y la vida con la banda. Hemos estructurado la gira para tener menos presión en este sentido. Haremos tres semanas y después nos tomaremos 10 días libres, en lugar de irnos dos meses seguidos, lo que hace más fácil estar lejos de casa. Estar fuera por tres semanas no es tan duro como estar fuera tres meses".

Esa "Liquid State" que cantó sobre el escenario madrileño hace unos días, habla de su particular lucha contra el alcohol. Casi le costó su sitio en la banda, y ahora el bajista se muestra más centrado y familiar que nunca, algo que parece haber influido en el resultado final del disco. "Creo que grabar cerca de casa creó una atmósfera más positiva en el estudio hasta el punto de que todo el mundo estuvo muy concentrado en hacer música. Quizás en el pasado este no ha sido el caso, porque siempre alguien (habitualmente yo) extrañaba mucho a su familia y eso le impedía concentrarse. Esto ayuda al proceso creativo un montón".

La evolución de una banda de rock

The 2nd Law es el segundo disco que Muse autoproducen. Chris reconoce que el primero, The Resistance, se les hizo cuesta arriba: "La grabación de este disco fue muy distinta. The Resistante fue el primer disco que produjimos nosotros mismos, creo que en gran parte de ese disco estuvimos buscando nuestras capacidades como productores en el estudio. Fue un disco muy difícil de hacer, porque cuando tienes un productor es muy útil para ayudarte la hora de tomar decisiones. Cuando somos tres personas en una banda, que muchas veces tienen ideas distintas, es aún más complicado. Pero después de The Resistance aprendimos mucho más sobre nosotros y nuestros roles en el estudio", reconoce.

Fue hace meses cuando apareció un teaser (un pequeño vídeo de adelanto) de este nuevo trabajo de la banda. Ellos ya prometían algo radicalmente distinto, y el público se quedó sorprendido al escuchar los primeros segundos de "Unsustainable", la canción que abrió el concierto de Madrid. Se trata de una pieza en la que el rock se mezcla con el estilo de moda en la música electrónica, el dubstep. Más de un fan se llevó un cabreo pensando que su grupo favorito se había vuelto loco.

Ellos restan importancia a aquel episodio: "La opinión de los fans es muy importante, si no fuera por ellos no estaríamos haciendo esto. Creo que la mayoría, acepta que su banda favorita se mueva por diferentes áreas. Nunca le gustarás a todo el mundo, y lamentablemente las malas opiniones son las que se terminan resaltando en foros y son las que todo el mundo termina viendo y leyendo. No ha habido un solo grupo o banda que tuviese contento a todo el mundo, pero es bueno cambiar y crecer".

Dicen que fueron Matt y Dominic Howard (batería y percusión), los que se interesaron primero por el dubstep tras ver en Londres un concierto del DJ y productor estadounidense Skrillex. "Como banda siempre estamos interesados en hacer nuevas cosas, y la música electrónica evoluciona muy rápido. La guitarra ha sido la misma en los últimos 60 años y tiene limitaciones, pero la electrónica cada año tiene nuevas cosas: sintetizadores, software... Cada seis meses hay algo nuevo. Es algo que nos pareció interesante y de lo que decidimos tomar alguna influencia", nos explica.

Matt y Dom ya tocaban juntos en el instituto y se quedaron sorprendidos por la imagen de Chris. Fue cuando le pidieron tocar. Historia de hadas, salvo por un detalle: en ese instante Chris no sabía tocar el bajo. Finalmente aprendió, y según sus dos compañeros él era el encargado de darle un mayor sonido rockero a la banda. Chris lo reconoce, aunque pone matices: "Solía ser el rockero del grupo. Pero me gustan un montón de cosas: mi banda favorita es The Beach Boys, que normalmente no son muy rockeros. Creo que estoy creciendo. Cuando estaba en el instituto me gustaban muchas bandas de rock heavy, de esas que están al borde del rock y del metal. Aquello coincidió con la época en la que aprendí a tocar el bajo y creo que eso me influenció bastante".

Pero finalmente, Wolstenholme, el rockero, el bajo electrizante de "Time Is Running Out", parece no ser tan fiero como lo pintan: "Matt siempre decía eso cuando venía al estudio con una canción demasiado melódica y entonces yo intentaba endurecerla. Con Dom pasa lo mismo, nosotros en la sesión rítmica somos los responsables de darle esa fortaleza a nuestro sonido. Pero me gusta escuchar de todo, probablemente mi canción favorita sea "God Only Knows", y eso dista mucho de ser una canción de rock".

Comparaciones, siempre las hay

Ya que estamos hablando de rock, decido hacer la pregunta incómoda. Sobre todo en los últimos dos discos, la banda ha decidido mezclar rock con una vertiente más sinfónica. Ejemplos de ello son la lírica "United States of Eurasia" incluida en The Resistance, y "Survival", la que fue canción oficial de los Juegos Olímpicos celebrados en Londres. Ambas dos llevan a una conclusión: Estos tíos quieren ser los nuevos Queen.

"No diría que estemos cansados de la comparación. Es difícil que no nos comparen, no solo con Queen. Le pasa a muchas bandas, y creo que algunos elementos de nuestra música pueden ser muy similares a la suya. Pero somos muy diferentes, la forma en la que toco bajo es muy muy diferente a como lo hacía John Dickens, la forma en la que Dom toca la batería no tiene nada que ver con Roger Taylor, y por supuesto la voz de Matt no suena como la de Freddie Mercury. Las comparaciones con Queen no nos ofenden, es una banda que adoro y una de las mejores bandas de rock de los 70 y los 80 en todo el mundo. No nos molesta e incluso tenemos unas cuantas cosas que reconocemos una influencia", suelta apurado tras una sonrisa.

Se acaba el tiempo. En dos horas, el trío (acompañado por el teclista Morgan Nichols) saldrá a hacer historia una vez más. Aunque la representante de la discográfica me mete prisa para finalizar la entrevista, suelto dos preguntas más: la primera, ¿se divierten tocando en España? "Recuerdo la última vez que tocamos aquí. Creo que es la tercera vez que tocamos en este reciento. La última vez fue increíble, incluso grabamos el vídeo de "Resistance" en este lugar y lo recuerdo como uno de los mejores bolos de la gira, sobre todo por la reacción del público. Nos gusta mucho tocar en España y frente el público español, les gusta mucho saltar y gritar muy muy alto. Eso impresiona, claro".

Y la segunda, ¿deberíamos empezar a tener más respeto por todos los bajistas del mundo? "Es uno de los instrumentos más sobrevalorados. Ahora veo un montón de bandas que no tienen bajo, es raro, y pienso "¿Por qué coño hacéis eso?". Porque a medida que tocas el bajo todo te suena mucho mejor. Pero es cierto, tocar el bajo no está bien valorado, y ahí fuera hay muchos bajistas que merecen su crédito".