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Romney gana el Supermartes tras una victoria agónica en Ohio pero no cierra las primarias

  • El favorito logra in extremis ganar en Ohio, el estado clave de la noche
  • Vence en seis estados frente a tres de Santorum y uno de Gingrich
  • El resultado no despeja dudas en la carrera, que seguirá adelante

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El Supermartes no ha sido definitivo

Mitt Romney ha logrado una victoria agónica en el Supermartes de las primarias de 2012 tras ganar en el último instante el estado clave de Ohio a su principal rival, Rick Santorum, pero no ha conseguido afianzar su candidatura ni dar el golpe de gracia a la carrera republicana, que seguirá adelante pese a aumentar su ventaja de delegados sobre sus rivales.

El exgobernador de Massachussetts ha vencido en seis estados (el propio Massachussetts, Vermont, Virginia, Idaho, Ohio y Alaska) mientras que Santorum ha vencido en otros tres (Tennessee, Oklahoma y Dakota del Norte). Georgia ha quedado en manos de Newt Gingrich.

Con estos resultados, Romney ha logrado al menos doblar los aproximadamente 180 delegados con los que contaba hasta ahora, ampliando su ventaja sobre sus rivales, gracias sobre todo a victorias por amplio margen como las de Massachussets e Idaho.

Sin embargo, esos resultados relativamente buenos se han visto ensombrecidos por su incapacidad para ganar ningún estado en el sur y en el medio oeste en la jornada de este martes.

El momento crítico de la noche electoral se vivió pasadas las doce de la noche hora local de Estados Unidos (06:00 hora peninsular española), cuando después de un recuento agónico de más de cinco horas, Romney era declarado vencedor en Ohio con apenas 12.000 votos de ventaja con Santorum,

El exsenador por Pensilvania fue por delante durante buena parte del recuento y solo los últimos votos en las zonas urbanas 'salvaron' los muebles de Romney, que habría visto su situación muy comprometida, sobre todo de cara al aparato del Partido Republicano.

Ningún candidato republicano a la Casa Blanca ha perdido las primarias de Ohio, consideradas como la auténtica prueba de fuego en este primer martes de marzo.

Cada uno en su feudo

La jornada se abría con una esperada pero apabullante victoria del expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, en el estado donde labró su carrera política como congresista durante 20 años, Georgia, el que más delegados repartía esta jornada, 76.

Ante un auditorio de fervorosos partidarios Gingrich se ha felicitado de haber "sobrevivido a las élites que querían librarse de nosotros" y se ha comparado con la tortuga de la fábula de Esopo, que se termina imponiendo a las "liebres" como Romney.

Posteriormente, Romney se anotaba tres fáciles victorias en Virginia, Vermont y Massachussetts, el estado donde ejerció como gobernador y que le ha dado un apoyo de por encima del 70%.

Pero Santorum renacía poco después y se hacía con aparente facilidad con los estados del cinturón bíblico de Tennessee y Oklahoma, a los que se le sumaba Dakota del Norte. Alaska, el último estado en votar, se decantaba del lado de Romney con un 32%, aunque seguido de cerca por su rival ultrarreligioso. 

"Este país necesita un luchador, alguien que sepa lo que es crecer en una localidad como ésta", ha proclamado triunfante el exsenador, cuyo discurso ha estado salpicado de referencias a los padres fundadores del país.

Santorum ha mostrado su empeño de lograr victorias "a lo largo del país", consciente de la división interna que han mostrado estas primarias.

Por un lado, el nordeste moderado que ha abrazado a Romney desde el principio. Por otro, el sur y el medio oeste que no lo quiere como candidato y que apuesta por un candidato conservador.

Ohio sigue siendo clave

En medio, el campo de juego de lugares como Ohio, que tiene un electorado que le es esquivo a Barack Obama pero que se muestra también descontento con Romney: los trabajadores blancos de clase media y media baja que trabajan en la depauperada industria local.

En un arreón final, Romney logró desempatar con Santorum y hacerse con Idaho, mientras en los últimos instantes del recuento recuperaba la primera posición en el estado clave.

"Dirijo un mensaje a millones de estadounidenses que no pueden  encontrar trabajo y que no pueden pagar sus facturas: No sois vosotros los que habéis fallado, es el presidente que os engañó, pero eso cambiará", proclamaba unas horas ante sus seguidores en Boston, la principal ciudad de su  feudo de Massachussetts, donde ha arrasado.

"Vamos a ganar más estados antes de que termine este noche. Voy a  conseguir la nominación", vaticinaba tratando poner un tono  presidencial propio de alguien que se siente favorito.

¿Candidato de consenso?

Pero tras resultados como los del Supermartes, el escenario de la aparición de "caballeros blancos" que se ofrezcan a ser figuras de consenso si se alarga demasiado la carrera está más presente que nunca.

Entre ellos están el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el de Indiana, Mitch Daniels y el hermano del expresidente Bush y exgobernador de Florida, Jeb Bush.

La última en apuntarse a esa lista ha sido Sarah Palin. "Cualquier cosa es posible. No voy a cerrarme ninguna puerta que posiblemente esté abierta allá afuera", ha declarado a la cadena CNN desde su colegio electoral en Alaska, el último estado en cerrar sus urnas.

Hace cuatro años, Palin acompañó a John McCain, cuya candidatura quedó prácticamente cerrada en un Supermartes, pero ahora las primarias prometen alargase hasta abril o mayo o incluso llegar a la última cita, a finales de junio, en la línea de lo que pasó entre Hillary Clinton y Barack Obama.

En aquella cita, las primarias atrajeron más votantes y dispararon el entusiasmo sobre la candidatura demócrata, pero las últimas encuestas muestran que en este caso, con el peso de la publicidad negativa financiada a través de los llamados supercomités, los votantes se han alejado de los candidatos republicanos mientras el presidente Barack Obama sube en valoración.