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Los crímenes del franquismo: el segundo banquillo para Baltasar Garzón

  • Este martes arranca el segundo juicio contra Garzón en el Tribunal Supremo
  • Manos Limpias y Libertad e Identidad piden 20 años por prevaricación
  • La fiscalía, que no apoyó la investigación de las fosas, pide la absolución
  • Sigue el juicio en directo en RTVE.es

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Los crímenes del franquismo: el segundo banquillo para Baltasar Garzón

El juez Baltasar Garzón prestó sus kleenex al magistrado Luciano Varela. Ocurrió hace cinco días en plena sesión del juicio por ordenar las escuchas de la trama Gürtel. El presidente dijo que había una “inundación doméstica” (se había caído un vaso de agua). Garzón se levantó y auxilió a su colega prestándole posiblemente el mismo paquete de kleenex de Mercadona que vimos el día anterior sobre la mesa mientras declaraba.

La imagen se quedó en las retinas por simbólica: Quien necesitaba ayuda (doméstica) era el magistrado que llevó a Garzón al banquillo por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo y quien se la prestaba era el propio Garzón, el juez contra el que había encontrado indicios de prevaricación y quien le había llevado a la fama.

Esta semana es la segunda vez. Garzón volverá a sentarse en el banquillo por la primera investigación que le abrieron, la del franquismo. El magistrado Varela, representante destacado del ala progresista de la judicatura española, dijo que conscientemente había adoptado decisiones opuestas al ordenamiento jurídico.

“Era consciente de que carecía de competencia”, “no existían hechos con relevancia penal” e ignoró la Ley de Amnistía del 77 “democráticamente aprobada”, escribió Varela.

Dos días después de esas palabras, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) suspendió por primera vez al juez Garzón que bajó con lágrimas en los ojos las escaleras de la Audiencia Nacional.

Dejó una sede judicial a la que no ha vuelto, un amplio despacho que está ocupado y redecorado y varios amigos que posiblemente le vuelvan a acompañar en este segundo calvario judicial.

Acusación de Manos Limpias y Libertad e Identidad

A Garzón lo acusan el sindicato Manos Limpias, que no tiene representación en ningún centro de trabajo y tiene como secretario general al exdirigente de la formación ultraderechista Fuerza Nueva, Miguel Bernad, y la asociación Libertad e Identidad, que en su página web se define como un grupo de ciudadanos de toda España que reclaman el “redescubrimiento” de la nación española.

Son dos acusaciones populares que estarán representadas por un mismo letrado y que, según el abogado de Garzón –esta vez, Gonzalo Martínez-Fresneda- “no han resultado ofendidas o perjudicadas por el supuesto delito de prevaricación” y carecen de legitimidad. Piden para Garzón 20 años de inhabilitación, la pena máxima por prevaricación, el delito más doloroso para un juez.

La Fiscalía pide la absolución para Garzón

Con seguridad en este juicio saldrá la doble cara de la Fiscalía que nunca apoyó a Garzón cuando investigaba y que ahora no acusa porque no ve delito.

Esa petición fiscal de absolución juega a favor del magistrado. Igual que la posición que mantuvieron tres de 14 magistrados de la Audiencia Nacional que apoyaron a Garzón en el pleno que le quitó la competencia y la de juristas de prestigio que creen que podía investigar.

El Supremo rechazó sus testimonios y ninguno declarará en el juicio (salvo que se vuelvan a pedir y se admitan en las cuestiones previas).

Su abogado defenderá que la interpretación que hizo de la ley es compartida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y los jueces escucharán como testigos a una veintena de víctimas del franquismo.

Observadores internacionales en el juicio

A favor de Garzón también estará el apoyo que recibe de organizaciones defensoras de derechos humanos (habrá unos siete observadores internacionales sentados en el juicio), el apoyo de las asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica, de gentes de izquierda y de la prensa internacional.

Pero, sobre todo, a su favor, un argumento que llega a muchos y ha repetido en varios foros: quería dar “el debido amparo y tutela judicial a los cientos de víctimas que comparecieron en la Audiencia Nacional en demanda de justicia”.

Garzón ha sido el primero y el único que se atrevió a dar el paso. Ahora siete jueces del Supremo tendrán que decir si lo hizo saltándose e ignorando la ley al dictar resoluciones injustas a sabiendas. Su voz la escucharemos el día 31, martes también. Esta vez, seguro, será más fácil eso de quitarse la toga y sentarse en la silla de los acusados.