Enlaces accesibilidad

Obama abre la precampaña en EE.UU. al plantear más impuestos para ricos y multinacionales

  • "El secretario de Warren Buffet no debe pagar más impuestos que Buffet"
  • El plan tiene pocas posibilidades de ser aprobado por el rechazo republicano
  • La propuesta trata de cautivar a su desmovilizada base electoral

Por
Obama anuncia más impuestos para los más ricos

"Washington tiene que vivir dentro de sus posibilidades. Tenemos que  recortar en lo que no podemos permitirnos para pagar por lo que  realmente importa".Con estas palabras el presidente de Estados Unidos ha resumido el principal objetivo de su ambicioso plan de recorte del déficit que será recordado por una sola propuesta: la de aumentar los impuestos a los multimillonarios y a las grandes empresas.

"Las familias de clase media no deberían pagar impuestos más altos que los millonarios y multimillonarios. Es difícil de argumentar contra eso. No es lucha de clases, es matemáticas", ha proclamado Obama en una esperada intervención en los jardines de la Casa Blanca en la que los analistas han considerado que ha lanzado la precampaña para su reelección en 2012, ya que es consciente de que los republicanos del Congreso no aprobarán un plan así.

"El secretario de Warren Buffet no debe pagar más impuestos que Warren Buffet", ha resumido Obama su rechazo a los bajos impuestos para los más ricos impuesto por la Administración Bush y que el propio Baffet ha pedido que se elimine.

Y es que en la práctica la medida de Obama no sería otra cosa que no prorrogar los recortes de impuestos a los ricos que aprobó George W. Bush y que caducan en el mes de enero de 2012, lo que sumaría alrededor de 1.000 millones de dólares a la reducción del déficit.

"No podemos salir de esta crisis reduciendo tan solo los gastos. Es normal que pidamos a todos que pague lo que le corresponde", ha defendido Obama al anunciar su plan de ahorro de 3.000 millones de dólares para la próxima década.

Ante la previsible oposición de los republicanos, Obama les ha propuesto hablar de una posible reducción del impuesto de sociedades y de una reforma fiscal completa, pero siempre y cuando "nos deshagamos de esos acuerdos especiales", en referencia a los impuestos de los multimillonarios.

Maniobra política

El movimiento del presidente de Estados Unidos es la continuación lógica de su plan para combatir el desempleo presentado ante el Congreso a principios de mes y supone el planteamiento del campo de juego de precampaña de aquí a las presidenciales de 2012: de dónde recortar y dónde gastar en un escenario de crisis económica donde el fantasma de una nueva recesión amenaza a la economía mundial.

"Esto es una auténtica maniobra política, que busca animar a la  desmoralizada base electoral de Obama. Esto ha sido indudablemente  consultado por analistas electorales, así que Obama está inmerso en una  campaña populista que obviamiente no tiene posibilidad de pasar el voto  del Congreso", ha considerado en declaraciones a Reuters Greg Valliere,  estratega político jefe de la consultora Potomac Research Group.

Con las encuestas de la opinión pública más en contra que nunca, con niveles de desaprobación que históricamente se sitúan en el nivel peligroso para la reelección, Obama cuenta con cerrar su victoria haciendo que los republicanos se retraten como los defensores de los más ricos en un movimiento que los analistas estadounidense han calificado como claramente electoralista.

Por su parte, los republicanos del Congreso han rechazado casi como anatema cualquier aumento de impuestos, asegurando que dañaría el ya débil crecimiento económico.

A cambio, proponen un ambicioso programa de recortes que afecta a buena parte de los elementos que Obama considera imprescindibles en su política, fundamentalmente la reforma sanitaria.

Defensa de la sanidad

En este sentido, Obama ha asegurado que vetará cualquier ley que pretenda reducir los beneficios de Medicare, el programa de salud pública para los mayores, sin pedir a las empresas y a los multimillonarios que paguen más.

"No vamos a tener un acuerdo parcial que dañe a los más vulnerables", ha advertido.

Obama está presionado por sus compañeros demócratas para que no acepte ningún recorte sustancial Medicare y Medicaid, el programa de seguro sanitario para los que no pueden permitirse uno privado.

El plan de Obama incluye reducciones de unos 250.000 millones de  dólares en el sistema Medicare de subsidio de gastos médicos para  adultos mayores, y otros 330.000 millones de dólares en otros programas  sociales.

Estos recortes son mucho más aceptables para su base demócrata y  contrastan con la propuesta del presidente de Estados Unidos, John Boerhner, durante las negociaciones del  techo de gasto este verano, que proponía elevar la edad mínima a partir  de la cual un estadounidense puede acceder a los beneficios del sistema  Medicare.

Rechazo republicano

"Es decepcionante que el presidente no tenga otra cosa que un nuevo eslogan destructor de empleos en las pequeñas empresas y al que se oponen las mayorías bipartidistas en el Congreso", ha asegurado Michael Steel, el portavoz de Boehner.

"Un aumento enorme de impuestos, ahorro fantasma y ponerle a eso el título de reforma no es una receta económica o crear empleo o aunque sea una reducción significativa de déficit", ha declarado en un comunicado el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell.

Pese a este previsible rechazo republicano, Obama enviará su propuesta de subida de impuestos a los más ricos a un "supercomité" del Congreso formado por representantes del Senado y la Cámara que tienen que emitir una propuesta antes de fin de noviembre para reducir en 1.200 millones de dólares el déficit de la próxima  década.

El plan de Obama contempla un total de 3.000 millones de dolares de recorte. Un aspecto del plan de Obama, según fuentes del gobierno, incluye el aporte de 1.500 millones en nuevos impuestos, o aumentos de impuestos para individuos y familias más acaudaladas, y un nuevo impuesto para quienes tengan ingresos de más de un millón de dólares anuales.

Además, Obama incluirá en su plan la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán, que permitirán una reducción de gastos de alrededor de 1.000 millones de dólares.