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Joaquín Cortés vuelve a Madrid para recorrer veinte años de carrera

  • Vuelve en agosto a Madrid con 'Calé...Historias de un gitano', estrenado en 2009
  • Una retrospectiva de coreografías anteriores basada en la fusión flamenca
  • Ininterrumpidamente hasta el 21 de agosto en el Nuevo Teatro Alcalá

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Joaquín Cortés y sus bailarinas en un momento del espectáculo que solo utiliza blanco y negro para el vestuario
Joaquín Cortés y sus bailarinas en un momento del espectáculo que solo utiliza blanco y negro para el vestuario

En un momento, Joaquín Cortés mira hacia arriba (sólo una luz azulada que cae sobre su figura ilumina el escenario), como si mirara al Absoluto, entrecruza sus manos como si fueran dos palomas y lentamente comienza a mover su cuerpo, sus pies. No hay casi luz y solo el sonido del zapateado llena el teatro.

El espectáculo Calé...Historias de un gitano , "un viaje a través de las emociones personales" del bailarín, podría muy bien comenzar en ese momento, aunque en realidad esa escena, preludio de bailes profundamente flamencos (seguiriya, martinete, alegrías) tiene lugar a los cinco minutos de comenzar. Tras un primer número que exhibe el variado efectivo vocal e instrumental que aparecerá en muchos momentos de la noche.

Este jueves, Calé regresó a Madrid, al Nuevo Teatro Alcalá, donde podrá verse ininterrumpidamente hasta el 22 de agosto.

Mucho y variado

Cantaores y cantaoras, guitarras y cajón por supuesto, pero también otros instrumentos de cuerda (violín, bajo y contrabajo) o que aportan colores jazzísticos (saxo y trompeta).

En total, 16 músicos a los que hay que sumar siete bailarinas que acompañan al protagonista único del espectáculo en este Calé, que fue estrenado oficialmente a principios de 2009 en Nueva York y que ha pasado en ocasiones anteriores por Barcelona y Madrid.

El montaje, de hora y 40 minutos de duración, es una selección no cronológica de trabajos de los veinte últimos años de su carrera, desde Cibayí (1992) hasta Mi Soledad (2006), pasando también por Pasión Gitana (1995), Soul (1999) y Live (2001).

El vestuario de las coreografías (en blanco y negro) fue diseñado por Giorgio Armani

Se trata, como ha dicho Joaquín Cortés (Córdoba, 22 de febrero de 1969), quien ya ha cumplido 42 años y más de 25 años sobre los escenarios (en 1984, con quince años, fue admitido como miembro del Ballet Nacional de España) de recoger "la esencia" de sus coreografías anteriores. El resultado es una propuesta ecléctica, difícil de clasificar, en la que el bailarín y coreógrafo disfruta y se nota cómodo con los sucesivos ambientes creados.

Fusión y eclecticismo

A lo largo de la hora y media larga, el espectáculo va transformándose en diferentes espectáculos a veces muy sorprendentes.

Hay momentos de intimismo flamenco, momentos en el que el bailaor brilla agitando su cuerpo y zapateando sin necesitar nada más alrededor, otros más pop, y escenas en las que el espectáculo se convierte casi en una jam session, en la que Cortés, como un músico más, toca el yembé, mientras la música va improvisando sus caminos.

Emociona ver al bailarín bailar flamenco arropado por sonidos claramente jazzisticos, aunque quienes esperen un trabajo más puramente flamenco quizás se sientan decepcionados. Pero que seguramente atrae a nuevos públicos al mundo del flamenco.

Y en algún momento, quizás le sobre tanto aparato escénico. En un momento del espectáculo, este jueves, Cortés pidió en directo que bajaran un poco las luces, a lo que una espectadora desde el patio de butacas, añadió: "y el volumen".

Calé no incorpora en esta entrega proyecciones de audiovisuales, lo que podría aprovecharse para que la iluminación tuviera mayor juego.

El espectáculo ha cosechado distintas críticas muy divididas (como ha quedado reflejado en la prensa y en Internet, incluso dentro de un mismo foro) entre quienes ven a un Cortés maduro, en plenas capacidades físicas y con toques de maestría y quienes lamentan ver tan sólo un reflejo de lo que fue.

En cualquier caso, y a pesar de que no todo lo que propone Calé esté al mismo nivel, es éste un espectáculo que conviene ver para comprobar por encima de todos los elementos añadidos, como Cortés llena el escenario con todo lo que ha creado e innovado en su ya larga carrera.