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Un paseo por el pasado español y europeo con Gustav Leonhardt

  • A sus 83 años, el clavecinista holandés sigue ofreciendo conciertos impecables
  • Actuó este martes en el Auditorio Nacional, en el ciclo "Universo Barroco"
  • Ofrece este miercoles otro concierto en San Sebastián

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UNIVERSO BARROCO

El ciclo, organizado por el Centro Nacional de Difusión Musical comprende seis programas con los grupos y solistas más destacados del momento dedicados a la música del siglo XV al XVIII.

Por la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música pasaron esta temporada desde el 20 de enero, Antonio Florio , con I Turchini , nuevo nombre para su exitoso proyecto Cappella della Pietà d´Turchini , que presentaron en vivo su último disco “ L´Adorazione dei Magi” ; Forma Antiqva , conjunto nacional comandado por los hermanos Zapico, con un precioso programa dedicado a la Cantata española en el siglo XVIII; La Real Cámara , que conmemoró con nosotros el trescientos aniversario del nacimiento de Bárbara de Braganza; los célebres The King´s Consort , dirigidos por Robert King, que interpretaron un programa centrado en la figura de Couperin;

Próximo concierto del ciclo

Viernes 3 de junio de 2011

Capella de Ministrers, Carles Magraner (director)

Programa de villancicos y romances recogidos bajo el título de “Cancionero de Palacio” . Incluye obra de Juan del Encina, Enrique de París, Gabriel Mena y Pedro de Lagarto

Aparece, hace una pequeña reverencia ante el público, se sienta ante el clavecín y comienza un viaje musical entre los siglos XVI y XVIII, casi sin pausa entre una pieza y otra. Nadie diría que este enjuto caballero holandés, de pelo blanco e impoluto traje negro, que este martes aparece en una Sala de Cámara del Auditorio Nacional repleta de gente, nació en 1928.

Si la música que Gustav Leonhardt interpreta en esta cita con el ciclo Universo Barroco del CNDM(Centro Nacional de Difusión Musical), es un viaje a un pasado remoto, su propia forma austera de aparecer en escena y de tocar el teclado sin estridencias, es en sí misma un retorno a otro pasado más cercano pero que no se repetirá: el de los grandes intérpretes del siglo XX.

Amor por la interpretación

Teniendo en cuenta la edad de Gustav Leonhardt puede extrañar conocer el dato de que hace unos días estaba actuando en Zaragoza, en el Festival de Música Antigua o que este miércoles –mientras leemos esta noticia- estará ofreciendo un concierto en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián.

Pero esto que nos extraña ahora ya extrañaba igualmente hace casi tres años, cuando actuó en Caixaforum Madrid y muchos de los asistentes pensaron que sería la última vez que le vieran.

A él sin embargo, nada de lo que ocurre a su alrededor parece extrañarle ni distraerle. Cuentan los entendidos que hace mucho que este gran músico tiene la vida resuelta en todos los sentidos y que, a pesar de haber superado una grave enfermedad, sigue viajando por Europa con la música de Bach, Pachelbel o Scarlatti. Un caso claro de amor a la música y su interpretación.

Ese viaje como solista de clave y órgano, comenzó en 1950 y le ha llevado por los cinco continentes. También ha dirigido formaciones que utilizan instrumentos originales (de época o fieles reproducciones) como La Petite Bande, la Orquesta Barroca de Friburgo o la Orquesta del Siglo de las Luces.

Y ha grabado las obra más importantes para teclado de Bach, además de todas sus Cantatas, en colaboración con el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt. En total, más de 180 discos para sellos como Philips, Sony o Harmonia Mundi.

La impecable discreción

Su impecable discreción no le impidió colocarse una peluca para encarnar a Johann Sebastian Bach, en la película de Jean-Marie Straub Crónica de Ana Magdalena Bach.

En una entrevista concedida a la revista Ritmo en 2006, desvelaba el que quizás sea “su secreto”: “Es, para mí, una postura personal no ser nunca extremado, en nada, incluso en la interpretación. Si se exagera al máximo, se pierde el punto de equilibrio en la percepción de la obra de arte. Siempre intento situarme en una posición desde la cuál tenga a mi alcance ese extremo, pero sin llegar a él.”, decía entonces.

También explicaba que no se considera ni un revolucionario ni padre de ninguna corriente artística, aunque muchos le tilden de padre del movimiento historicista que a partir de 1960, reivindicó la interpretación de la música antigua con instrumentos de época.

Un viaje por Holanda, España y Alemania

Con esa mesura desgrana las piezas del recital, con tintes hispánicos que ofrece en Madrid. Comienza con dos piezas de su compatriota Jan Pieterszoon Sweelinck (1562-1621), organista cuya fama recorrió Europa: Preludio y Pavana Hispánica. Continúa con el Tiento XXVI del sevillano Francisco Correa de Arauxo (1584-1654), figura fundamental en el nacimiento del barroco español. Y sigue con otro Tiento –forma habitual de los compositores españoles de los siglos XVI y XVII- en este caso, del aragonés Pablo Bruna, compositor del siglo XVII, ciego desde la infancia.

Dos pasacalles del valenciano Joan Baptista Cavanilles (1644-1712), el gran maestro de órgano del XVII nos recuerdan lo que en aquella época los músicos populares tocaban al aire libre o para acompañar los paseos. Y escuchamos a continuación Falsas cromáticas del Antonio Martín y Coll, organista de la iglesia madrileña de San Francisco el Grande. Dos sonatas de Domenico Scarlatti, quien llegó a España acompañando a la reina Bárbara de Braganza, una nostálgica, la otra dulce nos conducen hasta el final de este recorrido por la música española, al que pone punto final una sonata de Manuel Blasco de Nebra (1750-1784), organista de la Catedral hispalense desde 1778 hasta su muerte.

En la segunda parte, Leonhardt nos lleva hasta el mundo germánico. Primero, con una fantasía y tres fugas de Johann Pachelbel, conocido mundialmente por su Canon y Fuga.

Y aquí de pronto se levanta. Y surge, el maestro de musicología y clave que fue y siguen siendo. En un gesto poco habitual con el público, explica a lo largo de varios minutos y en inglés, que las dos siguientes obras están conectadas. Que el alemán Georg Böhm (1661-1733) influyó sobre un joven Bach y que en la obra suya que interpretará a continuación, la Chacona en Sol Mayor, Böhm se anticipó a Bach en recursos armónicos y rítmicos-

Leonhardt vuelve a sentarse ante el clave y suenan ya las dos obras: la Chacona de Böhm y a continuación, una obra que no es de la más célebres de Johann Sebastian Bach: Aria Variata alla maniera italiana (BWV 989).

Una composición luminosa y de juventud del genio de Leipzig. Todo el público de la Sala de Cámara del Auditorio Nacional aplaude en pie a casi un siglo de sabiduría y elegancia.