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"Cincuenta años de trabajo se han ido a la basura"

  • Los vecinos tras el terremoto en Lorca no superan el miedo a las réplicas
  • Muchos esperan todavía a que se evalúe la habitabilidad de las casas
  • El buen tiempo hace que la desolación por estar fuera de casa llegue en la noche

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Según datos del Gobierno, 2.100 personas siguen durmiendo en la calle

"Cincuenta años de trabajo tirados a la basura" es el juicio que hace Ramón Padilla, mientras muestra el estado de su casa. Es un caso de los miles que se han vivido desde el terremoto en Lorca, cuando la tierra tembló con una fuerza no conocida en la ciudad. El balance más doloroso son las nueve víctimas mortales, de las que cuatro han recibido un funeral este viernes, en el que han estado presentes los Príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno.

Lorca ha despedidoeste viernes a las nueve víctimas mortales que dejó el terremoto del pasado miércoles en un funeral presidido por los Príncipes de Asturias y que ha estado protagonizado por la emoción y el dolor contenido.

Ramón lo resume así, pero lo dice pasado lo peor ,porque asegura "yo estaba seguro de que me moría". Vivió el primer terremoto en casa, en una primera planta de la calle Santa Quitania. La angustia la vivió con sus dos nietas de 5 y 10 años, a las que abrazó con todas sus fuerzas porque "estaban aterrorizadas". "Buscamos el quicio de la puerta y en cuanto pudimos nos fuimos, pasamos mucho miedo", asegura. "La Virgen nos dio un aviso, y si el segundo terremoto llega a ser el primero, en Lorca mueren 20.000 personas", sentencia.

Esta noche la ha pasado en una casa que tiene la familia en Águilas, pero asegura que tenía pesadillas: "Estaba allí y creía que la casa se movía". La anterior, la durmieron en el coche.

En esta casa vive junto a su mujer y a su hija desde que se construyó hace 35 años. Dice que alguna vez han tenido alguna grieta, pero nada que ver con las cicatrices que ahora tienen su casa y el bloque de cuatro plantas. Está esperando a que los técnicos decidan sobre el futuro de su hogar, pero no cree que pueda volver pronto. Prácticamente cada habitación tiene una hendidura de extremo a extremo, y por el suelo se amontonan ropa, fotos, objetos decorativos...

A la espera de los técnicos

A la espera también están otros vecinos. En unas sillas en corro departen sobre lo que han vivido. Esas mismas sillas han sido la cama de Juana Martínez durante estas dos noches, y asegura que no la van a mover de allí. Aunque está fuera del campamento, Cruz Roja le llevó hasta allí mantas y alimentos. Dice que en su casa tiene toda una vida y de allí no se va.

Además rememora el momento en el que salió y vio como la cornisa caía a pedazos sobre las trabajadoras y clientas de una peluquería, situada en la planta baja de su edificio. "Están en la Arrixaca -el hospital de referencia de Murcia- a una de ellas le han cortado una pierna", dice con estremecimiento.

Juana ha sido de los pocos afectados que no han hecho la intentona de entrar en casa. Allí vivió el segundo temblor y el panorama que dejó no le da muchas esperanzas de regresar pronto. Su marido es más optimista: "es solo ladrillo lo que se ha roto", dice. Su vivienda es una segunda planta, y eso ayuda, porque los edificios de Lorca se ven como si un golpe seco les hubiera segado los pies.  Plantas bajas, primeras y escaleras han sufrido especialmente.

Como Ramón nos dice "creía que me moría. Otras veces habíamos vivido temblores, pero como esto ninguno". Otro vecino se acerca y apunta: "es que el segundo sonó como una explosión". Es Francisco José Roldán. Su mujer y su hijo lo vivieron en casa. "Mi hijo, que tiene 14 años, estaba muy asustado". También tienen otro alojamiento. Un familiar suyo lorquino puede hacerles un hueco.

"No estoy asustado, no se va a caer"

El que si durmió anoche en su hogar es Pedro Meca, pastor evangélico y albañil de profesión. "Esta casa se construyó ya con la normativa europea, y tiene sobre todo acero y hormigón, no estoy asustado, no se va a caer", afirma.

Todavía no han pasado los arquitectos y aparajedores pero él va a entrar. Además nos cuenta que esta noche pondrá unos colchones para acoger a muchos bolivianos que no tienen adonde ir. "Mi mujer es boliviana y ayer dimos alimentos a trescientas personas. Aquí es bien acogido quien quiera venir, no hay problema de nacionalidad ni de religión".

Como pastor evangélico nos dice muy entero "Todo está escrito. El principido del fin está ya. Nos da avisos para que nos pongamos en paz con Dios" y remomera un texto bíblico: "Cuando veamos las higueras florecer es que llega la primavera".

Su entereza no es común, casi todos los testimonios refieren el miedo a que vuelva a ocurrir, a que el techo caiga sobre sus cabezas. Otro miedo compartido es "qué va a ser de nosotros", porque la mitad de las casas de Lorca hasta ahora analizadas son inhabitables.

Este viernes, durante su visita a Lorca, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ya ha anunciado un paquete de medidas para la reconstrucción y rehabilitación de casas, edificios públicos e infrasestructuras. Pero que los los lorquinos puedan volver a las casas más afectadas, Zapatero ha hablado del medio plazo. Y ese margen de tiempo, se les antoja muy amplío a muchos de los que tiene su vida entre cuatro paredes maltrechas.