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Nuevas especies de las profundidades colonizan las zonas derretidas de la Antártida

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

La Antártida se está deshaciendo. Desde hace 15 años sus hielos perpetuos se están rompiendo en placas que dejan al descubierto zonas de agua que han estado ocultas durante los últimos mil años.

Un equipo internacional de científicos entre los que figuran algunos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha estado explorando esas zonas durante 70 días. Ha regresado y trae consigo algunas conclusiones un tanto inquietantes.

La alarma saltó en 1995 cuando se desprendió la placa de hielo permanente Larsen A. Siete años después, en 2002, se quedó a la deriva otra placa, la Larsen B. Ambas recubrían 10.000 kilómetros cuadrados del mar de Weddell, que está en la costa este de la península antártica.

La Antártida es uno de los lugares del planeta que más acusa el cambio climático

En 2008 fue el turno de la placa Wilkins. Es más grande que las dos anteriores unidas. Mide 13.600 km2. Está situada al oeste de la Península Antártica, a unos 1.000 kilómetros del extremo sur de Sudamérica.

De esta placa se desprendió un trozo de 500 kilómetros cuadrados y se fundió. Se hizo agua. La Antártida es uno de los lugares del planeta que más acusa el cambio climático. Es la zona que ha registrado el mayor aumento de temperatura de los últimos 50 años.

Los científicos, que forman parte de un proyecto de investigación llamado CLIMANT, han explorado la zona del mar de Weddell que ha quedado al descubierto tras la ruptura de las placas Larsen A y B.

Zona colonizada

Han observado que la zona superficial está siendo colonizada por seres que vivían en las profundidades a gran velocidad. Han tomado imágenes del fondo marino con un submarino dirigido por control remoto y han visto que la fauna existente a 300 metros de profundidad ha sufrido importantes cambios en los últimos cuatro años (la última vez que visitaron la zona fue en 2007).

Han visto que hay más esponjas y especies que antes no estaban, y que solían habitar en zonas más profundas. E incluso han recogido miles de muestras de animales y sedimentos que tienen que analizar.

El director del proyecto, Enrique Isla, del Instituto de Ciencias del Mar, estima que tardarán un año, pero que están muy entusiasmados porque los resultados darán información muy valiosa sobre cómo estamos transformando este lugar del mundo, uno de los, por el momento, menos alterados por el hombre.

CIENCIA AL CUBO

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