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Un guarda mata al gobernador de la primera provincia de Pakistán por la ley antiblasfemia

  • Le ha matado su propio guardaespaldas cuando salía de su coche
  • El tiroteo se ha producido en un mercado del centro de la ciudad
  • Era un dirigente moderado opuesto a la polémica ley de blasfemia

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Tres días de luto oficial en Pakistán por el asesinato del gobernador de la provincia de Punyab

Salim Tasir fue un polemista y un feroz crítico del Islamismo, una postura que llegó a costarle la vida.

Tasir ha criticado regularmente a los talibanes y otras organizaciones islamistas así como a la oposición, a la que acusó de no actuar contra el terrorismo.

El empresario convertido en político era un veterano de la asamblea provincial de Punyab y fue un aliado de la ex primer ministro Benazir Bhutto, asesinada a finales de 2007 en un ataque atribuido a los talibanes.

Ministro de Industria bajo el antiguo régimen militar del presidente Pervez Musharraf desde 2007 hasta 2008, fue nombrado ese mismo año el gobernador de Punjyab por la coalición liderada por el PPP.

Este padre de seis hijos se ha criado en la elite intelectual del país y fue a la escuela en Lahore, capital de Punjab, con Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana, que después de ser primer ministro se convirtió en su principal oponente en la provincia.

Tasir realiazó sus estudios en Gran Bretaña, donde se introdujo en la literatura marxista. Luego sería encarcelado en Lahore por motivos políticos por el general Zia-ul-Haq, autor de la propuesta de la islamización del país a finales de 1970 y 1980.

Más tarde se convirtió en un hombre de negocios de éxito, director de empresas de consultoría e inviritió en telecomunicaciones, medios de comunicación yseguros antes de entrar en política.

Casado dos veces, pasó gran parte de su tiempo en Lahore, la capital cultural del país.

Salman Tasir, el gobernador de la provincia del Punyab, una de las más importantes de Pakistán, ha muerto tras ser disparado por su guardaespaldas en el centro de Islamabad por oponerse a la ley contra la blasfemia, en el que es el primer crimen político en el país desde la muerte de la ex primera ministra Benazir Bhutto en 2007.

Tasir, antiguo aliado de Bhutto y miembro prominente de su partido (el Partido Popular de Pakistán) fue abatido por Malik Mumtaz Hussain Qadri, su propio guardaespaldas, a la salida de su coche oficial en un conocido centro comercial de la capital del país, Islamabad.

Tras los disparos, Hussain ha levantado las manos y se ha entregado con una sonrisa a la Policía.

"El gobernador cayó y el hombre que le disparó tiró el arma y levantó las dos manos", ha detallado un testigo, Ali Imran.

El tiroteo dejó marcas de sangre en el aparcamiento del centro comercial de Kohsar, que es popular entre los extranjeros en Islamabad.

Opositor a la ley de blasfemia

El líder asesinado era un importante dirigente moderado del PPP, y había mostrado su oposición pública contra la ley de blasfemia, que ha provocado críticas internacionales y que es firmamente defendida por los partidos islamistas.

Varias  decenas de militantes del PPP se han manifestado en protestapor el  ataque en Lahore, la capital del Punyab, bloqueando las calles.

Según  el Ministerio del Interior, Tasir, de 66 años, gobernador desde 2008 de  la provincia más importante del país a nivel político, fue asesinado  por el guarda debido a su posición acerca de la ley sobre la blasfemia.

Los grupos pro derechos humanos se quejan de que la ley es usada por  extremistas religiosos y paquistaníes de a pie para dirimir disputas  personales mientras los islamistas están enfadados por lo que consideran  planes del Gobierno para cambiar o abolir la ley.

El primer ministro de Pakistán, Yusuf Razá Guilani, ha condenado ya el atentado y ha anunciado la cancelación de todos los actos oficiales y tres días de luto por su muerte.

En varios comunicados, Guilani ha expresado una "profunda pena" por el asesinato y ha ordenado una investigación de alto nivel sobre lo sucedido para llevar a los responsables del crimen ante la Justicia.

Crisis política

Los hechos pueden provocar un aumento de la tensión en un país que se enfrenta a una crisis de  Gobierno después de que uno de los socios del PPP le dejase en minoría.

En este sentido, el jefe de la oposición paquistaní, Nawaz Sharif, había lanzado un ultimátum al primer ministro Gilani en el que le pedía que se comprometa en un plazo de tres días a aceptar las reformas que le pide bajo amenaza de excluir a su partido del poder de la provincia de Punyab.

Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán y ex primer ministro ha matizado que no pedirá una moción de confianza contra Gilani porque eso exacerbaría la inestabilidad política en el país.

El segundo mayor partido de la oposición también ha admitido que no irá por el voto de confianza, sugiriendo que prefiere dañar a un débil primer ministro bloqueando su legislación o incluso fomentando protestas en la calle.

Soledad parlamentaria

El socio de coalición del PPP, el Movimiento Muttahida Qaumi, anunció por sorpresa su salida del Gobierno apoyado por Estados Unidos por el aumento del precio de los combustibles, lo que deja sin mayoría a un ejecutvio que trata de fortalecer la dañada economía tras las inundaciones de este verano, luchar contra la insurgencia talibán y reducir la pobreza.

"El Gobierno puede sobrevivir por algún tiempo pero no puede continuar de manera indefinida en esta situación", ha asegurado el analista político Hasan Askari Rizvi a la agencia Reuters.

"La oposición querrá que este Gobierno caiga antes que actuar contra él.  Todos los partidos de la oposición se abalanzarán sobre Gilani en el parlamento", ha añadido.

Esto podría añadir dificultades al Gobierno para poner en marcha las reformas económicas demandadas por el Fondo Monetario Internacional, que concedió un prestamo a la economía paquistaní de 11.000 millones de dólares en noviembre de 2008.

Incluso antes de la salida del socio de Gobierno, Gilani ha tenido la oposición de casi todas las fuerzas política de su intento de implementar una reforma de los impuestos generales de ventas, una condición clave del FMI en el sexto tramo de su préstamo.