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Veinte años tejiendo la web

  • Las navidades de 1990 vieron como nacía el primer servidor web
  • La World Wide Web se ha convertido desde entonces en la cara de Internet
  • Ha revolucionado la forma en la que nos comunicamos

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El primer servidor web, info.cern.ch, con el que se comunicaron por primera vez hace 20 años Tim Berners-Lee y de Robert Cailliau
El primer servidor web, info.cern.ch, con el que se comunicaron por primera vez hace 20 años Tim Berners-Lee y de Robert Cailliau

Este fin de semana acaban de cumplirse veinte años desde el día en el que los ordenadores de Tim Berners-Lee (ahora Sir Tim Berners-Lee) y de Robert Cailliau se comunicaron por primera vez con un el servidor conocido como info.cern.ch a través de Internet utilizando un servicio que habían bautizado como World Wide Web.

Como muchas otras ocasiones históricas, y a pesar de que los dos estaban absolutamente convencidos de que la web era una propuesta con mucho futuro, ninguno de los dos imaginaba en aquel entonces lo importante de ese momento y la revolución que su invento iba a suponer.

No existe copia de la primera página que publicaron

De hecho, no hay ninguna copia de la primera página que publicaron en esta máquina -la más antigua que existe data de 1992- y Tim Berners-Lee andaba en aquellas fechas bastante más preocupado por el inminente nacimiento de su primera hija, que aunque tenía que haber nacido en el día de Nochebuena y no lo hizo hasta el día de año nuevo de 1991.

Pero igual que muchas veces los hijos sorprenden a sus padres conforme van creciendo, la web pronto se convirtió en algo muy distinto a lo que sus creadores habían concebido, una herramienta para que los físicos pudieran compartir información e investigar el origen del universo, y se convirtió en la cara amable de Internet que la popularizó en todo el mundo y entre todo tipo de usuarios.

Porque lo cierto es que Internet, o al menos sus redes precursoras y cuya historia se puede trazar directamente hasta la Internet actual, existe desde octubre de 1969, pero aún en 1990 era una herramienta muy poco conocida fuera del mundo universitario.

En aquella época la aplicación estrella de Internet, aunque originalmente había sido concebida como una forma de que los investigadores que trabajaban para la Agencia de Proyectos Avanzados (ARPA) pudieran utilizar ordenadores situados en otro lugar, y no como una red capaz de sobrevivir a un ataque nuclear, a pesar de lo que diga la leyenda, era el correo electrónico.

Los españoles recibimos una media de 350 millones de correos electrónicos al día. Y cada vez son más las personas que los consultan a través de sus teléfonos móviles. El primer correo electrónico se envió en España hace hoy 25 años. Lo consiguieron unos científicos de la Universidad Politécnica de Madrid. Hoy hemos estado con ellos.

También eran muy populares los grupos de noticias, conocidos como Usenet, y se estaba popularizando un servicio llamado Gopher que era una especie de versión primitiva de la web, ya que permitía ir navegando por el gopherespacio mediante carpetas que estaban enlazadas unas con otras en distintos servidores.

Un éxito arrollador

De hecho, Gohper y la web convivieron durante años. Cuando en 1993 el Centro Nacional de Aplicaciones de Supercomputación (NCSA) de la Universidad de Illinois publicó la primera versión de Mosaic, el primer navegador con interfaz gráfico capaz de mostrar las imágenes en la misma ventana que el texto, hizo que por fin los usuarios "de a pie" pudieran apreciar lo sencillo que era navegar por toda la información disponible en la web, provocando una exploxión tanto en el número de usuarios que querían consultar información como en la de sitios que la ofrecían en este formato.

Ni siquiera la existencia de navegadores gráficos para Gopher que permitían navegar por su contenido haciendo clic pudo hacer frente al empuje arrollador de la web.

Tan arrollador que en apenas una década no sólo se había convertido en la cara de Internet sino que en muchos casos si se le pregunta a un usuario qué es Internet, identifica a esta con la web y no es consciente de la miríada de servicios a los que podemos acceder a través de Internet.

Y de hecho esta confusión no ha ido más que acrecentándose con el paso del tiempo conforme servicios como el ya citado correo electrónico o los grupos de noticias han ido adquiriendo interfaces que permiten utilizarlos a través de la web, como por ejemplo sucede con Gmail, por citar sólo uno.

La web ha traído consigo también otro cambio muy importante, uno que sin embargo Tim Berners-Lee sí preveía en sus primeras protestas, aunque ha tardado más de lo pensado en materializarse.

La nueva generación de 'prosumidores'

En la propuesta original Berners-Lee ya hablaba de la web de lectura y escritura, con la idea de que los documentos que se publicaran en la web pudieran ser editados tanto por sus creadores originales como por otros usuarios, y aunque en una primera fase en realidad los usuarios en general fuimos meros consumidores de la información que publicaban otros, desde hace unos años se viene hablando de la Web 2.0, que en cierto modo representa la idea original de los creadores de la Web.

Cualquiera puede producir y consumir contenidos

En la Web 2.0 todo el mundo, o al menos todos los que estamos del lado bueno de la brecha digital, dispone herramientas para publicar todo tipo de contenidos, herramientas que además, y a diferencia de tan sólo unos años atrás, colaboran unas con otras de tal forma que se pueden crear páginas web que muestran información albergada en servicios muy distintos.

Estas herramientas son, además, extremadamente sencillas de utilizar, con lo que están produciendo una nueva revolución, la de los prosumidores, los usuarios que producen y consumen información,  de tal forma que cualquiera que tenga una historia que contar puede hacerlo y llegar con ella a gente de todo el mundo.

Esto está reescribiendo las reglas del juego en lo que se refiere a la comunicación de políticos, empresas e instituciones con su público, que hasta hace poco no tenía más que aceptar lo que se le contaba y callar.

Hay que reconocer que no está nada mal para un proyecto que el jefe de Tim Berners-Lee marcó a lápiz como «vago, pero interesante» en la propuesta original.