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Malcolm McLaren: El hombre que creó el punk, se aburrió y siguió inventando conceptos fabulosos

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Muere Malcolm McLaren, creador del movimiento Punk

Fino, cínico, inteligente. O también oportunista, estafador, despiadado. Abundan las descripciones para Malcolm McLaren: el hombrecillo que falleció el jueves en Suiza, victima de un implacable cáncer de pleura, no dejaba indiferente a nadie.

Sencillamente, Malcolm cambió la historia cultural del último cuarto del siglo XX. Eso resulta evidente, lo complicado es explicar qué hizo exactamente. Cantaba mal (se empeñó, ay, en demostrarlo) y estaba particularmente negado para la música. Sin embargo, sabía contratar a los expertos. Bajo su nombre, bendito descaro, firmó discos tan caraduras que se convierten en irresistibles, como los dedicados a las arias de ópera, los valses de Viena o las melodías de París. Su gran acierto fue 'Duck rock', que anticipó la expansión mundial del hip-hop o lo que luego bautizaron como world music.

Sex Pistols, un negocio no tan redondo

No se quedó a cosechar los posibles frutos. En el caso del 'Duck rock', por precaución: los nativos no agradecieron que firmara como propias ideas ajenas. Era un jugador que se iba rápido del casino, sin esperar a comprobar si casualmente había hallado un método para ganar. Hay que entenderle: necesitaba liquidez ya que sacó poco dinero de su Golpe Maestro. No, seamos exactos: consiguió una millonada de los Sex Pistols pero se le rebelaron los enanos, que le derrotaron en los tribunales. Extraño lugar para resolver los conflictos entre unos músicos con acné y un tiburón formado en el situacionismo del 68.

El ideólogo del punk

De todos modos, un respeto para Malcolm. El punk sería hoy un lejano movimiento agotado, como el glitter o el pub rock, de no haber contado con una articulación ideológica. Fue McLaren quién proporcionó las primeras gotas de combustible para aquel coctel Molotov que sigue ardiendo en los cinco continentes. Ahora mismo, hay cien bandas punk tocando en sótanos de Pekín. Seguramente, muy pocos de sus integrantes saben quién era Malcolm -y los que lo saben, le escupirían sin dudarlo- pero ellos son el último eslabón de una cadena que empezó a forjar aquel listillo, aquel descendiente de judíos sefarditas que nos ha dejado a los 64 años.