Enlaces accesibilidad

El difícil manejo de un helicóptero de extinción "no da tiempo" a sus pilotos "a tener miedo"

  • Realizan complicadas maniobras a unos 15 kilómetros del suelo
  • Este año se han quedamo 69.000 hectáreas y han muerto 11 personas
  • Un equipo de TVE ha acompañado a un piloto en el incendio de Ávila
  • "Requiere mucha paciencia. Tienes que manejar el piloto con mucho cariño"

Por
Primeras imágenes de cómo ha quedado el Valle del Tiétar

"Yo no sé lo que es el miedo en incendios forestales. Allí no te da tiempo. Todo va muy deprisa"; una explicación impactante como los son las 69.000 hectáreas que han devorado las llamas en España en lo que va de año.

Un equipo de TVE ha acompañado a un piloto de un helicóptero que trabaja en las labores de extinción del fuego del Valle del Tiétar, en Ávila. Sus llamas han quemado unas 4.000 hectáreas (equivalentes a campos de fútbol) y se ha cobrado la vida de dos personas.

Franciso Lucas, piloto de Coyotair, ha explicado los riesgos y dificultades que entrañan las labores de extinción con medios aéreos. 

No sólo se enfrentan a las llamas y el humo, que impide la visibilidad de su operación, sino que tienen que "manejar el helicóptero con mucho cariño" para maniobrar adecuadamente el péndulo que llevan cargado de agua. Un movimiento equivocado podría suponer un fatal desenlace.

El incendio forestal de la comarca abulense del Valle del Tiétar fue provocado y ha arrasado 4.000 hectáreas. El paisaje que ha dejado es desolador y aunque está controlado aún quedan al menos diez días para su completa extinción.

A baja altura y contra el viento

Los pilotos de helicópteros de extinción de incendios trabajan a unos 15 kilómetros del suelo y se enfrentan a bruscos cambios de viento, lo que dificulta mucho su labor. 

"El mismo incendio hace cambiar el viento y las turbulencias que provoca las masas de aire caliente que suben para arriba las tienes que tener en cuenta", comenta Lucas.

Lucas explica que deben actuar con "cierta velocidad para poder salir si hay algún fallo". Y es que la propagación del humo les impide esquivar obstáculos como puestos de luz o cableados eléctricos.

De sus recuerdos sólo hay cenizas

Las llamas no respetan ni recuerdos ni sentimientos y por eso hay quien hasta arriesga su vida para salvar su casa. Unos 20 vecinos de Fuencaliente (La Palma, Canarias) se han quedado sin hogar tras un incendio que obligó a desalojar a unas 4.000 personas y ha quemado casi 3.000 hectáreas.

Las llamas han conseguido controlarse tras cuatro días de infierno pero las labores de extinción se podrían prolongar durante al menos una semana más.

Héctor puso su vida ante el fuego e hizo todo lo que estaba en su mano para proteger lo que era suyo. 

"Yo de medioambiente no soy ni entiendo ni nada pero fuimos siete chicos de Fuencaliente y nos pusimos de allí para allá porque sabíamos que si se pasaba de allí se pegaba fuego a todo Fuencaliente".

Como Héctor, muchos vecinos denuncian la falta de previsión de las autoridades ante los incendios. Con rabia e impotencia deben aceptar ayudas y/o donativos que nunca les devolverán sus casas.