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China también se impone en el podio de la represión

  • Las autoridades no han permitido ninguna manifestación durante los Juegos
  • Los activistas pro-tibetanos han protagonizado la mayoría de las acciones
  • El régimen ha incumplido sus compromisos, según los corresponsales extranjeros
  • EE.UU. lamenta que China "no haya aprovechado para demostrar mayor tolerancia"
  • Son los segundos Juegos que se celebran bajo el gobierno de un régimen autoritario

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China no sólo se ha coronado como una potencia deportiva en sus primeros Juegos, sino que en 15 días ha batido también todos los récords de detenciones por protestas y por censura, confirmando el carácter autoritario del régimen. Entre otros analistas, Amnistía Internacional lo ha vuelto a denunciar tras la clausura.

También este domingo, la embajada de Estados Unidos en Pekín ha exigido al gobierno chino la liberación inmediata de ocho estadounidenses que se encuentran en situación de detención administrativa de diez días tras participar en protestas pacíficas pro-tibetanas.

Entre ellos está el artista de grafitis James Powderly (de 31 años), el creador del blog Alive in Bagdad, Brian Conley (de 28), y el fotoperiodista Jeffrey Rae (también 28).

Pese a ser el centro de la atención mundial, la policía china ha seguido reprimiendo las diversas manifestaciones pacíficas que han intentado aprovechar los focos de la prensa internacional, como cuando unos activistas lograron desplegar una pancarta pro-tibetana junto al estadio olímpico. La organización Tíbet Libre ha dado cuenta de ocho protestas pacíficas y 55 detenidos.

"Estamos decepcionados porque China no ha aprovechado la oportunidad de los Juegos para demostrar mayor tolerancia y apertura", ha señalado la embajada estadounidense en un comunicado.

Pan y circo

La cincuentena de oros chinos, era una ambición del Partido Comunista de China (PCCh, en el poder desde 1949), no sólo para legitimarse como artífice del "milagro chino" ante el mundo, sino también para avivar un furor patriótico ante el aumento de la desigualdad y el descontento social.

El PCCh se aseguró de que los de Pekín no degeneraran en una revolución política como sucediera en Seúl'88, y para eso no ha escatimado mano dura con la asfixiada disidencia.

Los de Pekín han sido los segundos Juegos celebrados bajo un régimen autoritario desde Berlín'36, y no han escapado al intento de usar el deporte como arma política.

La Campaña por un Tíbet Libre informó hoy de que ha realizado con éxito ocho protestas pacíficas pidiendo la independencia del Tíbet, uno de los asuntos más molestos para el régimen autoritario chino, en las que 55 activistas, la mayoría extranjeros, fueron detenidos y deportados.

Censura

El Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC), que representa a más de 300 profesionales, también ha denunciado que desde la apertura del centro de prensa olímpico el 25 de julio ha registrado 30 casos de interferencias a reporteros y está verificando otros 20. En lo que va de año ya se han superado las acciones de censura registradas en todo el 2007.

"El FCCC está alarmado por el uso de la violencia, la intimidación y el acoso" fuera de los estadios, ha declarado su presidente, Jonathan Watts. Lo más preocupante ha sido el aumento de ataques físicos a los reporteros o la rotura de sus cámaras, en al menos diez ocasiones.

A pesar de que durante los Juegos hubo un mayor acceso a los siempre inaccesibles funcionarios chinos, el FCCC destaca que "el gobierno anfitrión no ha cumplido con su promesa olímpica de que la prensa tendría libertad total para informar".

Otro tanto sucedió con las tres zonas habilitadas para "protestas" con motivo de los Juegos, que no sólo no se han estrenado, sino que al menos 15 chinos que tramitaron la solicitud fueron detenidos, entre ellos dos ancianas septuagenarias que serán enviadas a campos de trabajo.

Este hecho lo destaca en su balance de los Juegos la organización no gubernamental Aministía Internacional. Según sus datos, hasta el 18 de agosto el Gobierno admitió haber recibido 77 peticiones para manifestarse y ninguna de ellas fue autorizada. Amnistía pide que nunca más se permitan unos Juegos en estas condiciones.

Otra ONG,  Reporteros Sin Fronteras, ha acusado al gobierno chino de "cinismo", y de inoperancia al COI, por no haber conseguido que Pekín respetara el espíritu olímpico.

El presidente del COI, Jacques Rogge, ha dicho que su institución "no puede forzar cambios en naciones soberanas".