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Europa contiene la respiración ante la incertidumbre del referéndum irlandés

  • Tres millones de irlandeses están llamados a las urnas para ratificar el Tratado de Lisboa
  • Cerca del 25% de los ciudadanos se declaran indecisos
  • En los últimos 35 años, Irlanda ha recibido más del doble de la financiación europea que ha aportado

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Irlanda vota hoy el tratado de Lisboa

Irlanda celebra este jueves un referéndum sobre el Tratado de Lisboa con un resultado imprevisible que mantiene en vilo a toda la Unión Europea (UE).

Poco más de tres millones de irlandeses están llamados a las urnas, pero casi un 25% se declara aún indeciso a la hora de pronunciarse sobre el Tratado, un documento clave para agilizar la toma de decisiones en una Unión Europea (UE) de 27 países.

Aunque los medios de comunicación no pueden en la jornada de reflexión informar sobre el plebiscito, partidarios y detractores del texto continúan haciendo campaña en las calles para obtener el voto de la ciudadanía, dividida casi a partes iguales entre el "sí" y el "no".

En juego está no sólo el futuro del delicado mecanismo de gobierno diseñado tras años de negociaciones por los países miembros para una Unión ampliada, sino también el "prestigio e influencia" de la clase política irlandesa entre sus socios comunitarios, según explicó a Efe Niamh Hardiman, catedrática de Ciencias Políticas de la University College Dublin (UCD).

El rechazo al Tratado, insiste la académica, desplazaría a Irlanda a los "márgenes" de la Unión y la convertiría en un socio al que se mira con recelo, a pesar de que, desde su incorporación en 1973, ningún otro país se ha beneficiado tanto de las ayudas económicas de Bruselas.

Según cifras oficiales, Irlanda ha recibido más del doble de su contribución a las arcas comunitarias en los últimos 35 años, es decir, unos 40.000 millones de euros.

El problema para convencer a los irlandeses de la importancia de este texto, apunta Hardigan, radica en las "dificultades que conlleva presentar a la ciudadanía una serie de cuestiones como las que aborda el Tratado, que se ven a menudo enmarañadas por intereses políticos domésticos".

Los detractores del texto, opina, han elegido asuntos como la neutralidad nacional, la independencia fiscal, el aborto o la eutanasia que, no obstante, ni siquiera "aparecen en el Tratado", pero que han contribuido a "crear confusión" entre el electorado.