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Según estimaciones del Gobierno de Mozambique, en la provincia de Cabo Delgado, situada en el norte del país, casi 500.000 personas -la mitad de ellas, niños- han tenido que dejar sus hogares en medio de una escalada de brutalidad que se prolonga ya durante más de tres años. Los ataques comenzaron en octubre de 2017, y desde entonces la violencia no ha cesado, instigada por Al Shabab, un grupo yihadista local integrado en el Estado Islámico de África Central (ISCA).

Este escenario representa el caldo de cultivo perfecto para que proliferen todo tipo de enfermedades infecciosas, como el cólera, el sarampión o la polio. Una bomba de relojería epidemiológica que supone el mayor desafío al que se enfrenta la ayuda humanitaria en la zona.

La vacunación sigue siendo el recurso más efectivo para prevenir estos brotes, pero las campañas se han visto muy perjudicadas por la violencia. Y la llegada de la pandemia de COVID-19 ha agravado aún más este problema.

Desde hace casi seis años, Yemen está sumido en una feroz guerra civil que ha devastado al país, desencadenando la que ha sido calificada por la ONU como “la mayor crisis humanitaria del mundo”. El conflicto ha provocado ya cuatro millones de desplazados internos, que se encuentran atrapados en su propia tierra.

Aproximadamente 24 millones de yemeníes, el 80% de su población, necesitan algún tipo de ayuda humanitaria para poder sobrevivir. De ellos, casi 12,5 millones de niños. En este contexto de emergencia salvaje, la asistencia sanitaria, especialmente la relacionada con la administración de vacunas, es aún más importante.

Esa es la misión de Ahmed y el resto de vacunadores que le acompañan: salvar a los niños yemeníes de la polio, una enfermedad capaz de matarlos o de condenarlos a un cuerpo deformado para el resto de sus vidas. Pero lo todos los miembros del equipo de Ahmed son humanos. Entre ellos, también hay un burro, en quien recae el cometido fundamental de transportar la nevera con las vacunas, junto con las pesadas bombonas de gas que hacen posible su funcionamiento.

En este viaje virtual seguiremos el recorrido que realizan las vacunas, desde el laboratorio donde se producen hasta que se administran a los niños. De la mano de UNICEF, viajaremos a cinco destinos, uno por cada continente, donde podremos comprobar los aspectos más importantes en el periplo de una vacuna: cómo se adquieren y distribuyen, cómo se mantiene la cadena de frío, cómo se consigue llegar a los lugares más remotos, cómo se lucha contra la desinformación…

Nuestra aventura arrancará en Copenhague, donde se encuentra el mayor almacén humanitario del mundo. Después nos desplazaremos a Yemen, un país que lleva inmerso en una monstruosa guerra civil más de cinco años. Allí comprobaremos la importancia de las vacunas en un contexto de emergencia salvaje. El siguiente salto nos llevará a Mozambique, una de las naciones más desfavorecidas del planeta. Allí, comprobaremos cómo se realiza la adquisición y distribución de las vacunas en un continente azotado sin descanso por epidemias, hambrunas y todo tipo de calamidades.

Desde Mozambique, viajaremos a la ciudad de El Alto, la segunda mayor de Bolivia, donde la desinformación y los bulos han irrumpido con fuerza en un escenario ya de por sí inestable, incrementado los recelos de la población ante las vacunas. La última parada de nuestra aventura nos llevará a Erromango, una remota isla situada en Vanuatu, en el océano Pacífico. Allí, la pequeña Joy Nowai, de tan solo un mes de edad, se ha convertido en la primera niña del mundo que ha recibido una vacuna transportada en dron.

En un rincón del puerto de Copenhague, se levanta el mayoralmacén humanitario del mundo. Cada día, desde este recinto preteneciente a UNICEF se envían decenas de miles de artículos vitales para los niños más necesitados de los cinco continentes; desde mosquiteras o pastillas potabilizadoras, hasta suministros sanitarios y escolares. Tanto en reparto ordinario como de emergencia.

El almacén de Copenhague forma parte de una red que se complementa con otros centros de menor tamaño repartidos por todo el mundo. Están situados en Accra (Ghana), Duala (Camerún), Shanghai (China), Dubai y Panamá. Son puntos clave para llegar lo más rápido posible a las zonas del planeta donde se producen las emergencias humanitarias.

Este gran depósito es el corazón logístico de UNICEF, aunque en realidad allí no se guarda ninguna vacuna. En cambio, sí que hay muchos materiales imprescindibles para llevar a cabo el proceso de vacunación, como jeringuillas, cajas de seguridad, termómetros, neveras transportables… Las condiciones especiales de mantenimiento de las vacunas hacen que lo más aconsejable sea que los propios proveedores, situados en diferentes puntos del mundo, hagan llegar directamente las dosis a los países de destino.

Alrededor de 1.500 millones de niños en todo el mundo han tenido que dejar el colegio por la pandemia de la COVID-19, una cifra que podría ser superior, según Unicef. La organización alerta sobre el riesgo de que los más pobres no vuelvan a clase y sigan trabajando para poder subsistir, como hace Elimanta, de 12 años, en Kenia, o Andrés, de 11 años, en Chiapas. Unicef calcula que el mundo vuelve a registrar los niveles de trabajo infantil de finales de siglo XX. [Coronavirus: última hora en directo]

La de este año no va a ser una vuelta al cole convencional, eso está claro, los docentes, las familias y sobre todo los niños y niñas van a tener que adaptarse a una nueva normalidad más nueva todavía, si cabe, porque hay situaciones que ya hemos ido ensayando en nuestro día a día, en medio de toda esta pandemia pero nos enfrentamos, por primera vez, a un regreso a las aulas que nos inquieta a todos y todas de un modo u otro. Pedimos orientación al psicopedagogo y profesor de psicología de la Universidad Abat Oliba Ceu, Ramón Novella, y escuchamos las reflexiones de Cristina Gutiérrez, educadora emocional, Carmen Molina, directora de sensibilización y políticas de infancia de Unicef España, y de la pedagoga y escritora, Nora Rodríguez.

El coronavirus provoca muertes directas, pero también muchas indirectas en los países más pobres del mundo. Dos millones y medio niños menores de cinco años morían por enfermades prevenibles antes de la pandemia, pero Unicef alerta de que esta cifra podría incrementarse mucho en 2020 por problemas de nutrición, dificultades respitarorias o consecuencias relacionadas con la falta de suministro sanitario. La ONG ha lanzado una campaña paar recaudar fondos y evitar que estas estimaciones se hagan realidad. Informa Sara Alonso

Muchos cantantes siguen sacando temas o versiones grabadas desde el confinamiento y con objetivos solidarios. Es el caso de Cher cantado en español el "Chiquitita" de ABBA. La artista estadounidense donará los beneficios a UNICEF y la lucha contra el coronavirus COVID-19.

El virus ya está presente en zonas afectadas por conflictos bélicosdesplazamientos forzados cambio climático como Oriente MedioAmérica Latina África: "Es un momento de dar un paso al frente por lo más vulnerables", explica António Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Las tres organizaciones piden apoyo económico a los gobiernos, hasta dos mil millones de dólares, y que se mantengan los planes de ayuda humanitaria ya existentes o de lo contrario "crearemos otros problemas que serán el caldo de cultivo perfecto para el Covid-19". El presidente de la OMSTedros Adhanom, ha sido claro: "La historia nos juzgará por cómo respondamos a los países más pobres en su peor momento. Debemos actuar juntos y ahora".