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Un año después de su fallecimiento, el Congreso homenajea a Landelino Lavilla y en Parlamento repasamos su figura. Fue ministro de Justicia en el primer gobierno de Adolfo Suárez, estuvo detrás de la Ley para la Reforma Política que acabó con el régimen de Franco. Y presidía la sesión en el Congreso el 23 de febrero de 1981.

Documentos RNE narra la intensa y breve vida de UCD, el partido que, quizá, encarne mejor nuestra transición democrática. Su existencia transcurre desde su fundación, en mayo de 1977, justo antes de las primeras elecciones generales, hasta su desaparición, en febrero de 1983, tras la victoria electoral del PSOE en 1982; fecha que pone fin a la transición para muchos historiadores.

El auge y la caída de UCD están ligadas a la evolución de su principal líder, Adolfo Suárez. En torno a él se formó una heterogénea coalición de partidos reformistas a la que costó convertirse en un partido real. Su diversidad le hizo vivir una permanente transición interna, que fue fuente continua de problemas.

UCD, que tuvo su momento álgido tras las elecciones de 1977, impulsó los Pactos de la Moncloa, el proceso constituyente e importantes reformas políticas, administrativa y sociales.

Pero la conflictiva vida política de la transición, la presión externa y las disensiones internas, produjeron un fuerte desgaste de Suárez que arrastró al partido. Suárez terminó por dimitir de la presidencia del Gobierno y de su partido, al que terminó abandonando para formar otro distinto, el CDS. Esto fue la puntilla final para UCD, que se liquidaba tras la debacle electoral de 1982, donde pasó de 168 a 12 diputados.

Documentos RNE cuenta con la participación de importantes protagonistas de UCD, como sus secretarios generales Rafael Arias Salgado y Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona, y Rodolfo Martín Villa.

Charlamos con el investigador y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura, Alfonso Pinilla, sobre los puntos oscuros del golpe de estado del 23F. Pinilla los investiga desde 2005 y ha publicado un libro con documentos inéditos: "Golpe de timón."

Charlamos con Antonio Chaves, el joven ujier que estaba dentro del hemiciclo cuando Antonio Tejero entró gritando en el Congreso. Compartió cigarros con los diputados en las horas que estuvieron retenidos. Y fue testigo de excepción de la conversación entre Tejero y Adolfo Suárez.

Documentos RNE se suma, este lunes a través de Radio 5, a los programas que recuerdan el cuadragésimo aniversario de la intentona golpista de 1981 con la redifusión del documental 23-F, la radio frente al golpe.

Escrito y presentado por Guillermo Orduna, revive las 18 horas que transcurrieron desde la toma del Congreso, en la tarde del día 23, hasta la liberación de los diputados y la entrega de los golpistas al mediodía de la jornada siguiente. A través de sonidos históricos, el programa muestra cómo contaron aquellos acontecimientos TVE y RNE, pero también las radios privadas y emisoras extranjeras.

El documental se detiene de manera especial en la toma de Prado del Rey por un escuadrón del Regimiento Villaviciosa, pues dentro de los planes del golpe figuraba la neutralización de la radio y la televisión pública. 

En una entrevista en Las Cosas Claras, el presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria, Arturo Peinado, ha tachado de "aberración" el acto de exaltación al fascismo celebrado recientemente en el cementerio de la Almudena, en Madrid, aunque ha recordado que "esta manifestación se viene haciendo hace años y la delegación del Gobierno en Madrid la consiente". Peinado considera que este tipo de manifestaciones incurren en un delito de odio, pero que "en este país, a partir de la forma en que se hizo la Transición, se banalizado y normalizado esa forma de actuar. Lo que es grave es que la derecha española se escandalice por los ataques a las víctimas del Holocausto, mientras que en la Comunidad de Madrid, donde gobiernan gracias al apoyo de VOX, realizan políticas similares en cuanto se trata el tema de las víctimas del franquismo", ha añadido.

En la tarde del 29 de enero, hace 40 años, Adolfo Suárez anunció su dimisión como presidente del Gobierno. Lo hizo en un discurso que se emitió a través de RTVE y, aunque un mes después el golpe de Estado del 23F casi lo eclipsó, su marcha repentina causó un profundo impacto en la sociedad, que llevaba muy poco tiempo caminando en democracia.

24 de enero de 1977, hoy hace 44 años, en el despacho de abogados laboralistas de Atocha, vinculados a Comisiones Obreras y al Partido Comunista, entraban tres terroristas de ultraderecha. El resultado: cinco muertos y cuatro heridos muy graves. Una historia trágica de nuestra transición que ahora, por primera vez, llega al teatro a través de la obra 'Atocha, el revés de la luz'.

FOTO: Los actores de 'Atocha, el revés de la luz', durante un momento de la representación. TEATRO DEL BARRIO.

El escritor Jordi Amat ha hablado en 'Las mañanas de RNE' de su libro 'El hijo del chófer', en el que retrata la historia de las últimas décadas de Cataluña a través de la figura del periodista Alfons Quintà, que se suicidó en 2016 después de asesinar a su mujer. Amat ha explicado que Quintà fue un hombre con problemas psicológicos "muy serios" desde su infancia y que vivió trastornado por la mala relación que tuvo con su padre. "Quintà fue un monstruo con una alta capacidad que circuló durante muchos años en la vida pública catalana atemorizando a muchos contemporáneos con enorme poder. Como no pudo matar al padre, para suturar su conflicto íntimo se dedicó a matar a un país entero", ha asegurado Amat.

Amat cree que la figura de Quintà sirve para ilustrar las zonas más oscuras del mito de la Transición. "La Transición sirvió para estabilizar la democracia, pero no fue un proceso impoluto. Si no reconocemos esa parte oscura, no podremos regenerar un estado que tiene problemas", ha dicho el escritor catalán, que también se ha referido a la situación actual de Cataluña. "La política catalana vive en un bucle desde hace demasiados años. Hay una parálisis que tiene consecuencias en nuestro día a día y no veo a corto plazo que haya forma de revertir la crisis institucional en la que estamos enquistados", ha afirmado Amat, que cree que la clave es buscar soluciones consensuadas y romper una política de bloques que siguen petrificados.

La reforma de la Ley de Educación ha llegado hoy al Congreso para su debate. Es la octava reforma educativa de la democracia, ¿por qué son tantas? Se lo preguntamos en Parlamento al Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y profesor en Viena, Julián Casanova.

Para responder a la pregunta señala que hay que tener en cuenta tres cuestiones. La primera, la transición. Afirma que la educación no se tomó en serio durante la transición y no se trabajó por llegar a un acuerdo a largo plazo. La segunda, los recuerdos del pasado y el peso de la enseñanza religiosa que llevó al modelo de escuelas concertadas. En nuestro país son muchas las escuelas de este tipo. Señala Casanova que el Gobierno debía de haber hecho una apuesta mucho mayor por la pública durante la transición. Y la tercera, el poco compromiso de los políticos y de la sociedad civil para llegar a un pacto por la educación a largo plazo. Además, se suma a ello el retraso de tres décadas con respecto a las democracias de otros países que facilitan que su modelo educativo, a pesar de los debates sobre él, sean más claros que en España.

Precisamente ese en nuestro país, señala Casanova, se ha ideologizado. "Los partidos políticos no han hecho batalla por el conocimiento sino por el control de la enseñanza", afirma el catedrático, "Se ha promovido muy poco la enseñanza crítica". Ahora mismo "no hay una clara apuesta por el conocimiento" y compara la educación con el fútbol. Dice que tener un equipo conocido mundialmente es motivo de orgullo pero no lo es tener una universidad de calidad.

En referencia a la supresión del castellano como lengua vehicular que contiene la enmienda firmada con ERC, afirma que la población no es consciente de los beneficios que da la pluralidad y diversidad que se estableció con las autonomías y el resto de lenguas, aunque señala que habría que proteger al castellano igual que a estas.