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Por ser la última en llegar, Costa Rica cuenta con la relativa ventaja de saber lo que es jugar a vida o muerte en Catar. La eliminatoria intercontinental contra Nueva Zelanda se jugó en un horno a treinta y pico grados, y eso que eran las nueve de la noche. El 23 de noviembre a nuestras cinco, a sus seis de la tarde, la temperatura promedio es de unos 24 grados muy agradables para jugar al fútbol. Mejor aún, los 22 grados previstos para la noche del día 27, el partido de mayor temperatura futbolística del grupo: España-Alemania, veremos con qué versión de la tetracampeona, si la que pasó por encima de Italia en el último partido de la Liga de Naciones, o la que no ha sido capaz de pasar del empate en los cuatro encuentros anteriores. A la misma hora, nuestras ocho de la tarde, cuatro días después, cierre del grupo E contra Japón, que en junio ha goleado a Ghana y Paraguay, y perdido contra Túnez y Brasil en el rodaje para el Mundial. Y todo con un ojo puesto en el grupo F, pendientes, sobre el papel, de Croacia o Bélgica para un hipotético cruce de octavos.