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A Maradona le encumbraron los dos goles contra Inglaterra en la final del Mundial del 86. Aquellos dos tantos, uno legal y otro ilegal, representan las dos caras de un futbolista al que la polémica también persiguió toda su vida. Vivió en una noria en la que la droga fue compañera de viaje y problema dentro y fuera del campo. Durante su etapa en Nápoles, se le relacionó con la Camorra, se enfrentó a un juicio por narcotráfico y sus escándalos con prostitutas ocuparon titulares. Tuvo malas relaciones con Juan Pablo II, pero años después se abrazaría al Papa Francisco. Padre de cinco hijos. Buena relación con el comunismo y tatuajes del Che Guevara y de Fidel Castro, que murió el mismo día en 2016. Informa Lara Hermoso.

Tras cumplir la sanción por dopaje impuesta por la FIFA, Maradona volvió a recalar en el fútbol español. Jugó una temporada en el Sevilla a las órdenes de otro argentino, Vilardo. En el Nervión aún recuerdan su paso por allí. Informa desde Sevilla Enrique Olivares.

La segunda parada en Europa de Maradona fue Nápoles. En el club italiano tocó el cielo y los llevó a ganar su primer scudetto. Venerado en San Paolo, el futbolista no dejó de cosechar fieles que alzaron altares en su honor. Altares que todavía permanecen, y eso que se fue de allí hace casi 30 años. Informa el corresponsal en Italia, Jordi Barcia.

Diego Armando Maradona empezó jugando con un balón entre el barro, en Villa Fiorito, en Buenos Aires. Entre los pibes de los potreros se forjó una zurda inmortal que soñaba con ganar un Mundial. Deslumbró en Argentinos Juniors metiendo golazos. Era inevitable que los grandes clubes europeos, en especial Nicolas Casaus, directivo del Barcelona, se fijaran en él, pero se fue a Boca Juniors, su club, su hinchada. River fichó a Kempes para luchar contra Maradona, pero el 10 era imparable. Menotti lo incluyó en la preselección del 78, pero se cayó de la lista. Diego nunca le perdonó. Pero juntos ganaron el Mundial juvenil de Japón un año después. El destino de Maradona estaba en España y en el Barcelona, pero la cita del 82 fue un fracaso. Perdió contra Italia y acabó expulsado contra Brasil, en la única tarjeta roja que le mostraron en una fase final. En el Barça jugó dos temporadas. Hubo luces como los goles que consiguió ante el Estrella Roja en la Recopa o en la Copa de la Liga en el Bernabéu. Y hubo sombras, como la entrada de Goicoechea, la refriega en la final Copa contra el Athetic, una hepatitis. Ya era dios antes de llegar a Nápoles, pero allí además fue santo, al hacer ganar la liga a un club del sur. Volvió con Bilardo a España para jugar en el Sevilla en el 92. Era el Diego sin ser el Diego. El futbolista que ganó en México 86, que casi lo logra en Italia 90 y que se despidió en el 94 con un positivo por cocaína. Esa "blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer", como escribió el compositor Alejandro Romero, en la canción que le dedicó. En sus últimos años, deambuló de acá para allá, enamorado de la pelota, cada vez más debilitado y jugando un partido que sabía que iba a perder. 

El 22 de junio de 1986, hacía cuatro años que Argentina había perdido la guerra de las Maldivas frente a Inglaterra, en el estadio Azteca de México se juega una especie de revancha. Ambos países disputan la final de la Copa del Mundo y aquel día, Maradona se viste de Dios, anota un gol con la mano, da 44 pases y 12 toques al balón para marcar el segundo tanto y transformarse en barrilete cósmico y alzar la copa. Es la fecha más feliz de la larga trayectoria de Maradona, llena de claroscuros. Informa Jorge Agüero.

Era un futbolista fuerte, bajito y robusto, capaz de sortear y soportar entradas que hoy en día serían impensables. Toda la fortaleza que Maradona exhibió en el césped se esfumó en cuanto colgó las botas a los 37 años. Dos décadas de continuos problemas cardíacos, gastrointestinales, respiratorios o renales derivados de sus excesos. El consumo de cocaína desde su etapa en el Barça fue en sus propias palabras, el mayor error de su vida. En sus últimos días, Maradona presentaba un estado físico y anímico muy deteriorado. A principios de noviembre fue operado de un hematoma en la cabeza, del que se recuperaba en su casa. El '10' parecía haber regateado a su enésimo adversario, pero una parada cardiorrespiratoria, este 25 de noviembre ha representado su pitido final.

Dicen en Argentina que ha muerto el fútbol. Diego Armando Maradona ha fallecido este miércoles en su residencia a los 60 años, según ha informado su agente y amigo Matías Morla. La prensa local ha asegurado que el entrenador sufrió un paro cardíaco en su vivienda de la provincia de Buenos Aires. Informa Daniel Ampuero.

Maradona ha abandonado el hospital ocho dias después de ser intervenido por un coagulo en la cabeza. El argentino de 60 años ha recibido el alta y su salida de la clinica Olivos ha despertado una gran expectación mediatica tras una reunión entre la familia y el equipo médico se ha decidido que sean las hijas del exfutbolista quienes se hagan cargo de controlar su recuperación fuera del hospital.

En Argentina, los aficionados guardan vigilia por Maradona en las puertas de la clínica donde ha sido operado de un coágulo en el cerebro. Según su médico, todo ha ido bien y el legendario futbolista está despierto. Fue ingresado después de ver su "bajón anímico y físico" en el homenaje del equipo al que entrena, Gimnasia, hace unos días cuando cumplió 60 años. La pruebas revelaron anemia, deshidratación y un hematoma subdural que necesitaba cirugía y del que ahora se recupera.