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Estados unidos tiene un sistema electoral indirecto: no se elige directamente al presidente. El voto ciudadano, que requiere de un registro previo, escoge al Colegio Electoral, compuesto por 538 compromisarios o electores repartidos entre los estados. Son ellos los que eligen al presidente, que necesita al menos 270 votos electorales para llegar a la Casa Blanca. El reparto de los compromisarios se realiza en baes a la población, a excepción de Maine y Nebraska, donde se distribuyen proporcionalmente. Con tan solo un voto ciudadano más, un candidato se lleva todos los votos electorales, de ahí que no siempre coincida con los populares. En 2016, Trump ganó con casi tres millones de votos ciudadanos menos que su rival. [Especial: elecciones en EE.UU.]

Un equipo de TVE ha estado Erie, en uno de los condados más reñidos en las elecciones en Estados Unidos. Ubicado en el condado de Pensilvania, dentro del Cinturón de Óxido, vuelve a ser uno de los lugares más reñidos y también más polarizados de la campaña. Ejemplo de ello es el programa de Scott Bremner, un presentador radiofónico que todos los días recibe llamadas de partidarios y detractores del presidente. En 2016, Trump se convirtió en el primer republicano en ganar en esta zona en tres décadas. Cuatro años después, los carteles a favor de Biden y Trump dividen las calles y a sus residentes. [Especial: eleciones en EE.UU.]

Elecciones en Estados Unidos, los expertos coinciden en la importancia de estas presidenciales por la polarización de la sociedad y porque hay muchas cosas en juego como el liderzgo internacional y la lanificación del coronavirus. En opinión de Roberto Izurieta, profesor de Estudios Americanos de la Universidad George Washington, las actuales circunstancias han favorecido el voto por correo y el anticipado que complican los cáculos para una predicción sobre el ganador ya que los 10 puntos de ventaja actuales de Biden no son definitivos. En Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso ha explicado que Trump es un líder políticamente incorrecto que ha logrado arrastrar a muchos ciudadanos en cuestiones muy controvertidas.

En Las mañanas de RNE, nuevo momento de análisis y reflexión en el 'Café Aspen', esta vez, desde la capital de Estados Unidos, Washington D.C. ¿Cómo pueden influir las elecciones presidenciales de EE.UU. de mañana en el panorama global? ¿Qué está en juego en las relaciones con la Unión Europa, América Latina o España?. Lo analizamos con José María de Areilza, secretario general del Aspen Institute de España, Fiona Maharg y Juan Moscoso del Prado. "Estados Unidos está totalmente dividida en dos mitades, cada mitad piensa que es un desastre que el rival ganase", cuenta Areilza. Por su parte, Moscoso del Prado afirma que "es la primera vez que se llega a este grado de polarización en unas elecciones". "Biden ha sabido reunir el apoyo de mucho del espectro demócrata y de muchos republicanos que están deseando que gane Biden para reconstruir su partido", explica Maharg.

Esta semana, miramos hacia las elecciones presidencial en Estados Unidos. Desde Las mañanas de RNE, contaremos la actualidad desde la capital estadounidense. En el último día de campaña electoral, desde Columbia Heights, un barrio residencial de Washington D.C., nos recibe el profesor del American Enterprise Institute y de la Universidad de HarvardStan Veuger. ¿Qué va a pasar en unas horas? Veuger apunta que los candidatos de terceros partidos no son tan fuertes como en las elecciones de 2016. En WashingtonTrump va a recibir menos del 10% del voto y Biden va a estar por encima del 90%. Para Veuger, la crisis de salud pública y la crisis económica desencadenada por el coronavirus son los principales problemas en juego en estas elecciones. El paro, que duplica las cifras de principios de año, y la economía con un nivel de crecimiento negativo son los retos a los que se enfrenta el futuro presidente a corto plazo. "Los sondeos de apoyo a Trump Biden este año han sido bastante estables", cuenta Veuger, sorprendido de que no hayan oscilado más. Trump tiene como fuerza principal la economía, los votantes lo prefieren en ese aspecto frente a Biden, ya que colocó al país en cifras muy positivas, algo que le podría haber ayudado si no hubiese llegado la pandemia de COVID-19. "Trump tiene muy claro quiénes son los votantes que le apoyan e intenta cambira las políticas del país, de modo que les ayude a ellos", cuenta Veuger. Biden, por su parte, lo que ha hecho desde siempre es representar el centro del partido demócrata, con políticas con consenso dentro de su partido. Según el profesor Veuger"Trump, por su comportamiento, atrae un montón de atención y distrae de la figura de Biden". Sobre la polarización de Estados Unidos, Stan Veuger tiene claro que el espectro político está muy polarizado. "Por eso no cambian los resultados de elección a elección. Eso refleja la división y también se nota en términos retóricos". El carácter del Partido Republicano ha cambiado bastante, nos cuenta, y hay bloques enormes de votantes que han fluctuado de un partido a otro. 

Estados Unidos afronta su nueva cita con las urnas con una gran expectación. Este lunes termina una campaña presidencial anómala y caracterizada por los ataques entre los candidatos. En la calle se palpa el temor de los ciudadanos, que han reforzado la seguridad por el miedo a la violencia, y, en los despachos y pasillos del poder, el recelo hacia las encuestas. Las más recientes insisten en que el demócrata Joe Biden ganará y expulsará a Donald Trump de la Casa Blanca. 90 millones de ciudadanos yan votado de forma anticipada.

Las encuestas de voto directo dibujan un escenario claro para las elecciones de Estados UnidosJoe Biden es el candidato favorito para el 3 de noviembre. El demócrata ha llegado a tener más de diez puntos de ventaja sobre el republicano Trump con una clave, la estabilidad. Pero los sondeos no aclaran otra clave a tener en cuenta: quién se hará con los llamados estados pendulares. Hasta nueve estados están todavía en el alero: Texas, Arizona, Florida, Michigan o Pennsilvania... Ganar aquí decide la victoria final.

Un último impulso antes de las elecciones del 3 de noviembre: Obama hace campaña junto a Biden para ayudarle a recuperar los estados industriales que, en una amarga sorpresa, perdieron los demócratas hace cuatro años. En pleno pico de contagios, el mensaje se centra en la gestión de la pandemia: el candidato demócrata acusa a Trump de haberse rendido: la mejor manera de vencer a este virus, dice, es vencer a Trump. Actos pequeños, con pocos invitados, y muchos escuchando desde el coche, marcando distancias con las multitudes que congrega el presidente. "¿Qué obsesión tiene con eso?", espeta Obama "¿Es que nadie iba a sus fiestas de cumpleaños cuando era niño?"

Mientras tanto, Trump hace una exhibición de energía en una frenética recta final de campaña. Repite la estrategia de 2016 y multiplica su presencia en los estados obreros que entonces le dieron la victoria. Aquí, en actos llenos de gente, agita el miedo al confinamiento: insiste en que si gana su rival cerrará el país. Y repite, sin pruebas, que puede haber fraude con el voto por correo y les pide a sus seguidores que vigilen la noche electoral.