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En la guerra comercial y arancelaría declarada por Trump a China, el mandatario estadounidense ha tenido que dar marcha atrás con una serie de productos tecnológicos. Entre estos, móviles, ordenadores o discos duros. Este paso atrás se debe a que muchos de estos bienes, o sus componentes, se fabrican en China.

Uno de los ejemplos más destacados es Apple, que fabrica sus iPhone en este país. Este es uno de los productos estrella la empresa estadounidenses.

En China, según muchos consumidores, comprar productos o servicios estadounidenses es símbolo de estatus, ya sea un móvil o un café. Otra de las grandes empresas de EE.UU. que producen en China es Tesla, que fabrica ahí la mitad de sus coches.

Mientras, el gigante asiático se prepara para hacer frente a la guerra comercial. Este miércoles ha nombrado a un nuevo jefe negociador comercial, Li Chenggang. Este hasta ahora representaba a China en la Organización Mundial del Comercio.

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, se ha reunido este martes en Washington con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y otras autoridades empresariales e institucionales del país. Cuerpo ha recalcado que Bessent ha trasladado un "mensaje claro", y es que "ellos quieren llegar a un acuerdo con los principales socios comerciales, entre ellos la UE". Esto, según el ministro, "confirma esa puerta abierta a la negociación que ya se abrió la semana pasada con la moratoria de 90 días" establecida por Washington.

El Gobierno trata de tender puentes con Estados Unidos, aprovechando la pausa en los aranceles. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se reúne este martes en Washington con el secretario del Tesoro, que recientemente afirmó que el viaje de Pedro Sánchez a China era como "pegarse un tiro en el pie".

Para el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, la visita de Cuerpo es "absolutamente coherente" con la estrategia que defienden tanto España como la Unión Europea sobre respaldar una autonomía estratégica abierta, que busque intentar evitar cualquier guerra comercial. Sin embargo, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, cree que el ministro visita Estados Unidos para intentar arreglar el "desaguisado" del "imprudente" viaje a China de Sánchez.

La demanda de viajes a Estados Unidos empieza a bajar. Se prevé una caída del 10% este año en las llegadas internacionales. Y del 5% en el caso de los turistas europeos.

Ricardo Fernández, CEO de Destinia, explica que "lo que está afectando sobre todo es a viajes de más larga duración y de motivos más personales". Pone el ejemplo de los "viajes de novios en los que no quieres encontrarte ningún tipo de problemas o viajes de estudios".

En España, la mitad de las agencias ya están notando este parón.

Carlos Ruíz, director comercial de Destinos del Mundo, comenta que "un parón en cuanto a las peticiones". Aclara que "no hay cancelaciones, eso es así, pero lo que no podemos saber todavía si es un momento puntual o si tiene que ver con la situación actual de la Administración norteamericana con el tema de los aranceles".

Fernández aclara que "la realidad es que el dólar está más bajo respecto al euro de lo que estaba en enero. Y eso está haciendo que sea más barato viajar a Estados Unidos".

Para ver el impacto real de la situación geopolítica en estos viajes, habrá que esperar a Navidad... la época en la que más turistas viajan a este país.

En un escenario de guerra comercial impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las empresas buscan respuestas ante tanta incertidumbre. Los expertos señalan que es importante conocer los mecanismos en marcha, como el plan de ayudas impulsado por el Gobierno de España. No obstante, indican que es importante no precipitarse, aunque se puede tomar nota de algunas lecciones generales, como la necesidad de diversificar los mercados y los riesgos.

Arancha González Laya, exministra de Exteriores y decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París, ha declarado en una entrevista en La Hora de La 1 de TVE que la Organización Mundial del Comercio (OMC) "está siendo demolida por uno de sus arquitectos: EE.UU.". "No es solamente un conflicto entre EE.UU. y China, es una declaración unilateral de guerra comercial de EE.UU. al resto del planeta", ha añadido.

"La actitud de la UE es la correcta, colocarse en la firmeza diciendo que todo es negociable, pero que no puede negociar consigo misma. Esto va de que EE.UU. renuncie a las medidas unilaterales y vestir este gesto de una negociación, la vía puede ser la marcada por la UE sugiriendo un desarme arancelario", ha explicado la exministra. "Si la negociación no es posible, desde la responsabilidad, también firmeza para aplicar medidas de retorsión".

González Laya cree que, por parte de la UE y China, dos "actores sistémicos" del comercio mundial, "el mensaje tiene que ser no aumentar el impacto de las medidas unilaterales americanas extendiendo la guerra entre nosotros mismos". "La UE tiene que impulsar sus relaciones comerciales con otros países en el mundo", ha subrayado, y con China la relación tiene que ser "estable, sólida y basada en la apertura de mercados respetando las reglas de juego".

Washington y Pekín se adentran en una guerra abierta por la hegemonía mundial. Los aranceles impulsados por Trump empujan la rivalidad entre las dos potencias a un terreno desconocido.

Una lucha que amenaza el actual orden mundial. De un mundo globalizado e interconectado a otro fragmentado y partido en áreas de influencia que compiten salvajemente entre sí. Con una China en ascenso y un Estados Unidos en declive y repliegue en la esfera internacional. Un cambio de paradigma que conlleva grandes riesgos, `pero también oportunidades.

Ante la incertidumbre, los distintos Estados mueven ficha y se replantean sus alianzas, sus mercados... Nadie quiere salir perdiendo en este nuevo e imprevisible desorden mundial.

Foto: REUTERS/Kevin Lamarque

Teléfonos móviles, ordenadores y la mayoría de productos tecnológicos quedan fuera de los nuevos aranceles de Trump; lo que llama 'aranceles recíprocos', y que aplica a todas las importaciones de EEUU.

Esto podría representar un alivio para los consumidores, quienes se enfrentaban a la posibilidad de pagar precios más altos principalmente por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y para gigantes tecnológicos norteamericanos como Apple, que fabrican gran parte de sus productos en el país asiático.

De hecho, aproximadamente el 90% de la producción y ensamblaje del iPhone de Apple se realiza en China, según estimaciones de Wedbush Securities.

El gigante asiático fabrica buena parte de esa tecnología; supone más del 20% de todo lo que EE.UU. compra a China. Las demás importaciones mantienen el arancel del 145%. Y hoy ha entrado en vigor la tasa china del 125% a los productos estadounidenses.