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Los equipos de rescate en la isla indonesia de Célebes apuran la búsqueda de supervivientes, aunque reconocen que todavía no han podido llegar a todas las zonas afectadas, como el distrito de Sigi Biromaru. Cuatro días después de la tragedia, va emergiendo poco a poco el alcance de los dos terremotos y el posterior tsunami registrados el viernes.

El balance oficial de muertos se sitúa en 844 personas -153 han sido ya enterradas en las fosas comunes- y 90 desaparecidos, aunque este martes se han encontrado los cadáveres de 34 estudiantes atrapados en una iglesia. Con todo, las autoridades insisten en que la cifra aumentará -la playa de Palu celebraba un festival en el momento del tsunami- y la prioridad ahora es hacer llegar agua potable y alimentos a las zonas afectadas.

Un punto negro en Palu, la ciudad golpeada por el tsunami, es el Hotel Roa Roa, donde se calcula que había unas 50 personas cuando las tres olas azotaron la ciudad. El jefe del equipo de rescate, Agus Haryono, trabaja con la hipótesis de que todavía haya supervivientes atrapados, según ha declarado a Reuters. De momento ya han rescatado a tres personas con vida y ha recuperado nueve cadáveres.

En Palu, capital de la Isla Célebes y la ciudad costera más afectada, no dejan de acumularse los cadáveres. La falta de espacio ha hecho que empiecen a trasladarse a una fosa común construida rápidamente a las afueras. Y el panorama se presenta aún peor porque, según las autoridades indonesias, sólo en Patobo, una zona de Palu, puede haber centenares de personas enterradas bajo el lodo. El terremoto y posterior tsunami del viernes, con olas de más de tres metros se llevaron todo a su paso. El suelo era poco sólido y con bolsas de agua, por eso, se vino abajo y se convirtió en barro. La ONU avisa de que 190.000 personas, entre ellas 46.000 menores, necesitan ayuda urgente. Falta, sobre todo, comida y gasolina para los generadores. Visiblemente dañado, el aeropuerto de Palu no da abasto. A la espera de la ayuda internacional, las autoridades están evacuando a gran parte de la población afectada.

El gobierno indonesio ha pedido ayuda internacional este lunes para afrontar los destrozos que provocaron los terremotos en Palu y Donggala, en la isla de Célebes, y el posterior tsunami que asedió la ciudad con olas de hasta seis metros de altura. Casi 72 angustiosas horas después de la tragedia y con daños aún por determinar, los equipos de rescate y familiares intensifican la búsqueda de supervivientes y víctimas bajo los escombros de los edificios derruidos por el seísmo de magnitud 7,5 en Palu. Muchos están atrapados en los hoteles de Palu y se teme que varias personas estén atrapadas bajo el lodo en pueblos adyacentes.

El huracán Florence, ya degradado a tormenta tropical, continúa provocando estragos, destrozos e inundaciones en Carolina del Norte. En el estado hay al menos 18 muertos, 15.000 personas han sido reubicadas en albergues y 900 han sido rescatadas de viviendas y coches, mientras más de 850.000 se han quedado sin electricidad. La localidad de Wilmington ha quedado completamente aislada del resto del estado norteamericano, mientras la tormenta avanza hacia Virginia dejando fuertes lluvias.

Las autoridades filipinas han confirmado de momento 54 muertes causadas por Mangkhut, aunque la cifra podría aumentar porque hay decenas de desaparecidos y los equipos de emergencia aún tiene que acceder a las áreas más golpeadas. Varios medios internacionales citan la cifra de 49 fallecidos, que atribuyen a la Policía filipina. La mayoría de estas muertes se produjeron a causa de deslizamientos de tierra en las zonas montañosas que recibieron las lluvias torrenciales y los fuertes vientos.

El tifón Mangkhut ha llegado a China después de dejar un rastro de al menos 29 muertos a su paso por Filipinas. El tifón ha tocado tierra en la provincia de Cantón, la más poblada de China, con vientos de hasta 200 kilómetros por hora.

El ojo del tifón, el más poderoso de la temporada, se localiza 100 kilómetros al sur de Hong Kong, pero aún así esta ciudad sufre fuertes lluvias e inundaciones.

Las autoridades filipinas han confirmado de momento 29 muertes causadas por Mangkhut, aunque la cifra podría aumentar porque hay decenas de desaparecidos y los equipos de emergencia aún tiene que acceder a las áreas más golpeadas.

La mayoría de estas muertes se produjeron a causa de deslizamientos de tierra en las zonas montañosas que recibieron las lluvias torrenciales y los fuertes vientos.

Tras tocar tierra en la localidad de Baggao, en la costa nororiental del país, el sábado a la 1.40 hora local (17.40 GMT del viernes), Mangkhut provocó vientos de hasta 305 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y olas de hasta seis metros. En su trayectoria hacia el oeste, el tifón se ha ido debilitando ligeramente.

Filipinas recibe cada año entre 15 y 20 tifones durante la temporada de lluvias, que este año empezó el 8 de junio y suele concluir entre noviembre y diciembre. En 2013, el tifón Haiyan dejó a su paso más de 7.000 víctimas entre muertos y desaparecidos y 16 millones de damnificados.

La tormenta tropical Florence no da tregua en la costa sureste de Estados Unidos y sus fuertes vientos y "épicas" lluvias han causado la muerte de al menos 11 personas, así como la notable crecida de unos ríos y lagos que comienzan a desbordarse en las carolinas.

Los trabajos para recuperar el fluido eléctrico prosiguen y se han reducido el número de personas afectadas por los cortes del suministro, mientras cerca de 800.000 clientes permanecen sin servicio eléctrico a la espera de que Florence acelere su desplazamiento y se lleve consigo las lluvias hacia el norte, a donde se desplazará en los próximos días.

Una vez que dejó atrás la condición de huracán y Florence se degradó a tormenta tropical, con vientos máximos sostenidos de 75 kilómetros por hora, la preocupación de las autoridades son las incesantes precipitaciones.

Las lluvias "épicas", tal y como las ha calificado el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, han llevado a batir un récord de acumulación de agua, con más de 76 centímetros en la ciudad de Swansboro, mientras que hay otras cuatro más por encima de los 50 centímetros.