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Aunque se consideren más prácticos para las ciudades, cada vez están más extendidos los trayectos largos en coche eléctrico. La autonomía de este tipo de automóviles ha aumentado notablemente, la tarifa de carga no es alta, emite bajas emisiones y consume menos que un coche de combustible. En Europa, en el segundo trimestre del año, el mercado de coches eléctricos se disparó un 223%, con más de 280.000 unidades vendidas, frente a las 88.000 del mismo periodo del año pasado. Eso sí, los expertos recomiendan cambiar las rutinas del viaje. 
Nos lo cuenta Chema Puente.
 

Según un estudio de la organización de consumidores Facua, las diferencias de precio al pasar la ITV son de hasta un 167% entre comunidades autónomas.
Si se trata de turismos de gasolina, Ceuta y País Vasco son los territorios con la tarifa más cara. En ambos sitios cuesta alrededor de 45 euros. La Comunidad de Madrid ocuparía el tercer puesto con un precio medio de 42 euros. Y por el contrario, Mallorca, con una tarifa de 17 euros, es el lugar más barato para para la inspección.
Y si hablamos de turismos diésel, pasar la ITV en la Comunidad de Madrid cuesta de medía unos 57 euros. Es la comunidad más cara para este tipo de vehículos. Le siguen Ceuta con un precio medio de 54 euros y las estaciones privadas de Murcia con 48 euros. En cuanto a las tarifas más baratas para los diésel, los que menos pagan son los extremeños, casi 29 euros. La segunda más económica es Andalucía.

Cada vez hay más coches eléctricos circulando por las carreteras: no contaminan, pero tienen menos autonomía. Con un eléctrico de gama media podemos recorrer sin recargarlo unos 350 kilómetros. Eso nos permitiría llegar a Plasencia desde León, pero en esa zona solo hay puntos de recarga semirrápido. Así que se necesitarían más de 9 horas para completar la carga y poder llegar al destino y el viaje duraría algo más de 16 horas cunado se suele hacer en unas seis y media.

En Países Bajos o en Noruega hay más de 3.500 puntos de carga. En España hay 245, muy por debajo de la media europea situada en los 573.

Foto: Un coche eléctrico se carga en un cargador móvil ultrarrápido para vehículos eléctricos. EFE/MAXIM SHIPENKOV

Inquietud en los sindicatos de Navarra y en la plantilla de VW al no concretar el gobierno la factoría en la que se fabricará el coche électico en España. Hay en juego más de 4.000 millones de euros en ayudas europeas ,a los que aspiran tanto la planta navarra comno la de SEAT en Martorell.

José López-Tafall, director general de ANFAC, está satisfecho con el plan que hoy aprueba el Consejo de Ministros para invertir los fondos europeos que ya empiezan a llegar a nuestro país. Los fabricantes, asegura, están preparados para hacer una inversión importante y esperan que esos fondos hagan un efecto palanca para que la inversión se acelere. Reclaman que cuanto antes haya un órgano supervisor que garantice la eficacia del plan: “Lo importante no es el nombre, sino que funcione y se ponga en marcha”. Sobre los datos de 2020, Anfac reconoce que han sido malos, pero destaca que el sector ha conseguido “pese a la tormenta perfecta” no destruir empleos. “Comparado con lo que podía haber sido, la automoción ha mostrado un sector fuerte”, ha concluido.

El Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del coche eléctrico y conectado recibirá una inversión pública de 4.300 millones de euros, que en su mayoría provendrá de los fondos europeos Next Generation y que serán aprobados este martes en el Consejo de Ministros. Entre los objetivos, convertir a España en un país de referencia en la movilidad eléctrica y fortalecer toda la cadena de la industria automovilística. Su puesta en marcha podría generar, según el Gobierno, unos 140.000 puestos de trabajo.

Fotos: EFE/ María Alonso Martos

Esta semana en Sin género de duda,  junto a Marta Pastor, estará con nosotros Marta Blázquez presidenta de #FaconautoWoman y vicepresidenta ejecutiva en Faconauto - patronal que integra las asociaciones de concesionarios oficiales de las marcas automovilísticas y de maquinaria agrícola del mercado español - hablando de las mujeres en el sector de la automoción.

Los microchips se han convertido en piezas imprescindibles de nuestras vidas y su falta podría comprometer la cadena de producción de muchos productos. La primera ola del COVID paralizó muchos sectores industriales. Las restricciones de movilidad también complicaron la cadena de distribución y suministro al haber pocos proveedores. A su vez, se produjo un auge del teletrabajo y de la demanda de los productos electrónicos y la electrónica de consumo.

Ignacio Mártil, catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid, y Noemí Navas, directora de Comunicación de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) han explicado que existe una alta dependencia de tres países fabricantes de microchips de altas prestaciones: Taiwán, Corea del Sur y Estados Unidos. "Fabricar circuitos integrados es muy caro y no todos están capacitados para hacerlo", ha sostenido el catedrático. Mientras, la Comisión Europea ha planteado que la Unión Europea represente una quinta parte de la producción mundial de semiconductores o microchips. Pero, ante la escasez, entra en juego la geopolítica. "Hasta que se equipare la oferta y la demanda pasará tiempo", ha lamentado Navas y ha añadido que es un problema que afecta “a todo el mundo, incluidas España y Europa”.

¿Hay que ponerle techo al modo de vida que llevamos? ¿Es tan complicado producir microchips? ¿Qué materiales son necesarios? ¿Por qué hay tan pocos países productores? ¿Hay alternativas a estos microchips? En 24 horas de RNE.