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Así se rodó la boda de los duques de Valle Salvaje: dos días, 140 figurantes y un dron sobrevolando la campa

Valle Salvaje - Making of: Así se hizo la boda de los duques

Luces, cámaras… ¡y arroz! Entre vestidos de época, cámaras que se mueven de un lado para otro y un dron que sobrevuela la gran campa, el equipo de Valle Salvaje vivió dos jornadas que quedarán en su memoria -y en la mía también. Se rodaba la boda de Victoria y José Luis, un momento crucial en la trama y un reto mayúsculo para todo el equipo técnico y artístico.

La esperada boda de Valle Salvaje es una de las escenas más ambiciosas de la temporada. Durante dos intensos días, más de 140 figurantes, un dron, cuatro cámaras y más de 200 profesionales se coordinaron para recrear el gran día de Victoria y José Luis. Pero lo que en pantalla es puro romanticismo, en el set fue un auténtico desafío logístico y creativo. En RTVE Play hemos hablado con parte del equipo que está detrás de las cámaras de Valle Salvaje, y esto es todo lo que nos han contado -y vivimos- durante las dos jornadas de rodaje.

Las mejores imágenes de la jornada de rodaje de la boda de Valle Salvaje

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  • Miren Arrieta, Toni Salgado, Sabela Arán y Rocío Sánchez de Puga disfruta durante el rodaje de la boda en Valle Salvaje

    Miren Arrieta, Toni Salgado, Sabela Arán y Rocío Sánchez de Puga disfruta durante el rodaje de la boda en Valle Salvaje

  • Tres personas en atuendos del siglo XVIII posan para una foto frente a un edificio clásico.  Una mujer sonríe, otra mira a la cámara y un joven también posa.  Un arreglo floral está presente.

    Los hermanos Salcedo de la Cruz

Un rodaje con 140 figurantes

Rodar una boda no es cuestión de improvisación. En Valle Salvaje, el enlace entre Victoria y José Luis se concentró en dos intensas jornadas de trabajo, repartidas en diez secuencias cuidadosamente planificadas. Cinco por día, con una dificultad que no solo depende del guion, sino también de los elementos que entran en juego.

Una de las escenas clave es la propia ceremonia, en la que coinciden todos los actores principales, 140 figurantes, el cura y los novios. Una coreografía estática en apariencia, pero muy difícil en su preparación. “Es una de las más complejas porque tenemos al cura, los novios, la figuración… hasta que la montamos, es complicado. Luego, como la gente está quieta, el rodaje es más sencillo.”, explica Maya Malonda, coordinadora de dirección. Otra escena plantea el reto contrario: actores y figuración en movimiento. “Son tres secuencias que van unidas, se van a mover mucho por toda la campa todos los actores.”, detalla.

Pero no todo depende de la acción. En un paraje como La Pinilla, donde se rueda Valle Salvaje, la luz natural marca su propio ritmo. El equipo tuvo que adaptar el orden de rodaje según las condiciones del día. “Tenemos el hándicap de que la iluminación natural cambia rápido. Por eso organizamos para que las escenas con más figurantes sean en franjas horarias más estables, y dejamos las de menos gente para el principio o el final del día”, añade Malonda.

Imagen de Miguel Conde y Maya Molonda dando las últimas indicaciones a los actores

Imagen de Miguel Conde y Maya Molonda dando las últimas indicaciones a los actores

Una despedida entre drones, emoción y cámaras

Para Miguel Conde, director de Valle Salvaje, el rodaje de la boda no solo marca un hito en la historia de la serie. También es el cierre de una etapa personal. “Se da la circunstancia de que estos dos días de boda serán mis dos últimos días de rodaje, en principio. Espero que no, que haya más oportunidad en Valle Salvaje. Pero es un día muy especial”, confiesa. El significado del momento trasciende lo profesional. “Termina una etapa muy bonita, muy especial, y bueno, aunque estemos un poquito por ahí en la sombra, físicamente no estaré con este maravilloso equipo”, añade dejando entrever la emoción contenida de una despedida tras un largo trabajo compartido.

En lo técnico, la jornada de boda requiere máxima coordinación: más de un centenar de figurantes, actores, drones, cámaras y condiciones cambiantes de luz natural. “Lo primero es coordinar a todo el mundo. Está todo muy planificado previamente para que cada persona sepa lo que tiene que hacer. Pero estás en un exterior, y aunque ahora hace sol, dentro de un rato se puede nublar”, explica. El director recuerda que la imprevisibilidad del entorno obligó a adaptar escenas sobre la marcha en alguna ocasión. “Aquí nos ha caído también una llovizna. Todo está previsto, pero un día como hoy, con tanta gente, puede convertirse en un problema”, comenta.

Pese a la complejidad del día de grabación, todo estaba pensado para que el resultado estuviera a la altura. “Hemos traído cuatro cámaras, con dos steadys, hemos traído un dron también para intentar lucir un poco más todo lo que veréis, que está maravillosamente decorado por el equipo de arte, que ha hecho un trabajo espectacular”, resume el director, orgulloso del esfuerzo que hay detrás de cada plano.

Conjunto de cámaras mientras se graba una escena en Valle Salvaje

Conjunto de cámaras mientras se graba una escena en Valle Salvaje

Un decorado construido a contrarreloj

Detrás de la magia visual, hay meses de trabajo invisible. Raquel Peris, ayudante de decoración, observa satisfecha el altar y la campa, adornada con flores, guirnaldas, mobiliario, y hasta un cuarteto de cuerda en el templete. “Esto se ha montado aquí en dos días, y lleva una preparación de dos meses de diseño, de taller y confección”, cuenta. El proceso arranca con la lectura del guion: qué pide la historia, qué espacios se necesitan. Luego llega la adaptación creativa: “Ofrecer espacios que aporten, que llenen este exterior que es muy grande, y luego le damos la vuelta artística de lo que queremos transmitir en función del personaje".

Claro que, el entorno natural impone sus propias reglas. “Aquí, el reto son los elementos, la naturaleza. La lluvia, el viento, que no se nos volaran las cosas, los animales, que vienen libre por aquí por la noche, se suben a los muebles, se los comen. Esto es todo muy vivo”, dice entre risas.

Imagen tomada por el dron que muestra toda la decoración de la campa de Valle Salvaje

Imagen tomada por el dron que muestra toda la decoración de la campa de Valle Salvaje

Maquillaje y peluquería, el paso previo a rodar

Detrás de cada plano de la boda en Valle Salvaje hay un trabajo invisible pero esencial: el de peluquería y maquillaje. Para un día tan especial, el equipo liderado por Mariana Puig Peña se multiplica en números y esfuerzos. “Son 20 personas de peluquería y 10 de maquillaje. Eso es solo para figuración”, explica. Y la cifra de figurantes impresiona: 134 personas pasaron por sus manos, transformadas para encajar en el universo narrativo de la serie.

Pero la boda no fue el único frente. Mientras se rodaban las secuencias en exteriores, otra parte del equipo trabajaba en paralelo en plató. “Tenemos parte del equipo allí y otro aquí. ”, comenta Puig Peña. En cuanto al equipo destinado exclusivamente a los actores principales, ese día estaba formado por ocho profesionales. Cada peinado, cada maquillaje, responde no solo a criterios estéticos, sino también narrativos, de continuidad y de época.

La actriz Rocío Suárez de Puga recibe los últimos retoques de peluquería

La actriz Rocío Suárez de Puga recibe los últimos retoques de peluquería

Permisos, animales y drones

Más allá de cámaras, actores y maquillaje, hay un engranaje silencioso sin el cual el rodaje simplemente no podría ocurrir. Gorka León, director de producción, lo sabe bien. Su trabajo empieza mucho antes del primer “acción” y consiste, en gran parte, en anticiparse a todo lo que puede salir mal. “La verdad es que, cuando hacemos un evento de este estilo, es complicado. Hay que pensar muchas incidencias, plantear muchas situaciones, que no siempre van a ocurrir, pero hay que tenerlas previstas por si acaso”, explica. En el caso del rodaje de la boda en Valle Salvaje, la previsión incluyó permisos especiales para todo: desde sobrevolar drones hasta trasladar animales al set.

“En este caso, para los drones, para poder volarlos sí que hay ciertas limitaciones que no nos permiten salirnos de algunas zonas. Entonces sí tenemos que pedir algunos permisos concretos”, detalla. Y lo mismo ocurre con los animales. La serie ha contado con presencia animal en varias escenas, y su transporte requiere una autorización específica: “Hay que pedir unos permisos concretos que puedan dejarnos transportar el animal desde su lugar de origen hasta nuestro lugar de rodaje”.

El dron de Valle Salvaje preparándose para volar

El dron de Valle Salvaje preparándose para volar

En este tipo de rodajes al aire libre, cada pieza del puzle tiene implicaciones técnicas y legales. El trabajo de producción es asegurar que todo esté en orden antes de que las cámaras empiecen a grabar, y que nada —ni el clima, ni los trámites, ni los imprevistos— interrumpa la secuencia prevista: "Para mí el reto es que salga bien, que el director consiga llevarse los planos que necesita, que hagamos todo en tiempo y sobre todo que la gente esté cuidada, que es muy importante también".

Una boda que deja huella dentro y fuera de cámara

Con la grabación de la boda de Victoria y José Luis, para la que se confeccionaron 8 nuevos vestidos para todas las actrices principales, Valle Salvaje no solo avanza en su trama, también alcanza un hito en su proceso de producción. Lo que el espectador ve como una gran celebración ha requerido semanas de planificación, decenas de profesionales volcados en cada detalle y una maquinaria perfectamente engrasada para que todo fluya ante las cámaras.

Más allá del guion, lo vivido estos días en el set fue también una celebración interna. Una suma de esfuerzos, despedidas, nervios y orgullo compartido por un trabajo bien hecho. Y aunque la escena pase rápido en pantalla, detrás quedará el recuerdo de dos jornadas intensas que unieron a un equipo frente al mayor de los retos: emocionar al público sin que se note el esfuerzo.