El hombre que ayudó a morir a su mujer: "Cuando terminó sentí paz"
- Está imputado por un delito de colaboración al suicidio
- La jueza lo ha dejado en libertad sin medidas cautelares.
- Grabó un vídeo para que su acto pudiera salir a la luz
- Toda la información en la página web de 'La Mañana'
Habla con la serenidad de una persona en la que aparentemente reside la paz interior. La seguridad con la que pronuncia sus palabras y el significado de las mismas, crean la percepción de que en su conciencia no hay cabida para el arrepentimiento. El sosegado discurso de Ángel Hernández durante su entrevista en el programa ‘La Mañana’ contrasta con el contenido del estremecedor relato del que se ha convertido en protagonista. Hace apenas 48 horas había ayudado a morir a su esposa, enferma de esclerosis múltiple desde hace treinta años y en fase terminal.
“Estoy tranquilo porque el sufrimiento de mi mujer ha dejado de existir”, ha declarado con una nítida dicción en la que no se aprecia un atisbo de duda. “Los medicamentos que le suministraban no servían para nada y estaba sufriendo muchísimo”, ha añadido con la misma locuacidad. Hernández ha pasado esta última noche en su vivienda tras haber permanecido la del miércoles en los calabozos. A sus 70 años, se ha convertido en la primera persona en ser detenida por haber ayudado a otra persona a acabar con su vida.
El paso que ha dado por la lucha de la eutanasia es inédito en España. Antes de acceder a la petición de su mujer, puso en marcha la grabación de un vídeo para que su acto pudiera salir a la luz. En el estremecedor documento se puede apreciar cómo suministra una sustancia para acabar con el sufrimiento de su esposa. Su autoinculpación ante las autoridades fue inmediata desde el momento en el que llamaron a la puerta de su casa. Él mismo se había encargado de descolgar el teléfono para lanzar el aviso.
“No tengo ningún temor por lo que me pueda pasar”, ha comentado en el magacín matinal. Reconoce que los últimos meses han sido los peores de esta larga lucha que se ha extendido a tres duras décadas. La petición de mujer por terminar con una situación que se antojaba eterna era constante.
Hernández reconoció los hechos ante la jueza que instruye el caso. La magistrada lo dejó en libertad sin medidas cautelares, aunque tiene la obligación de acudir al juzgado siempre que sea requerido durante la investigación judicial. Sobre él pesa una imputación por un delito de cooperación al suicidio. “Cuando terminó sentí paz”, sentencia con la misma entereza con la que ha dado comienzo su intervención.