El Salvador: Tejiendo sueños

En total son 40 las escuelas públicas del Salvador que reciben apoyo y asesoramiento gratuito a través de este proyecto que pusieron en marcha los maristas hace cuatro años.

El Salvador es el país más pequeño de Centroamérica. Su extensión es como la de la provincia de Badajoz. También es el que tiene mayor densidad de población con 300 habitantes por cada kilómetro cuadrado. La República de El Salvador tiene más de seis millones de habitantes. A estos hay que sumar un millón más que ha emigrado a los Estados Unidos en busca de un sueño. El país sigue siendo mayoritariamente católico a pesar del crecimiento de las iglesias protestantes. En la cripta de su catedral metropolitana está enterrado el mártir Monseñor Romero que el próximo 14 de octubre será canonizado por el Papa Francisco.

El Salvador acogió a los primeros hermanos maristas en 1923. Desde entonces no han dejado de trabajar por la educación de los niños y jóvenes en este pequeño país centroamericano. Actualmente cuentan con nueve comunidades educativas repartidas en cinco ciudades. Atienden colegios, escuelas, institutos y liceos con un estilo propio.

Educación

Hay casi un millón de alumnos en las 5.000 escuelas públicas del país. Nueve de cada diez salvadoreños ha estudiado o estudia utilizando el sistema público de enseñanza. La doctora Carolina Rovira, en su informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, apuntaba algunos de los problemas que aquejaban a la educación pública en su país: En parvulario y bachillerato el absentismo escolar llega al 30 por ciento. Y las notas del examen de reválida muestran las grandes diferencias entre la escuela pública y la privada, entre las zonas rurales y las urbanas. Los salvadoreños estudian una media de siete años. No alcanzan los diez que calcula Naciones Unidas para salir de la pobreza. Sólo el veinte por ciento de los maestros tie-ne licenciatura y muchos de los docentes enseñan materias fuera de su especialización. De cada cinco aulas, una está en mal estado. De cada diez escuelas, siete no tienen biblioteca o sala de informática. Estos problemas se acentúan en las zonas rurales. La inseguridad se ha ido adueñando de las escuelas. Una de cada cuatro tiene problemas de seguridad interna y dos de cada tres se ven afectadas por la presencia de pandillas.

La Laguna

Estamos en La Laguna, una localidad de 5.500 habitantes en el departamento de Chalatenango, a dos horas en coche de la capital. Hasta aquí se desplaza todos los meses el equipo de “Tejiendo sueños” para prestar su ayuda a profesores, padres y alumnos del instituto público. En total son 40 las escuelas del Estado que reciben apoyo y asesoramiento gratuito a través de este proyecto que pusieron en marcha los maristas hace cuatro años. La convivencia es uno de los momentos más fuertes para los alumnos del primer curso. En La Laguna hay 113 estudiantes con edades que van de los 14 a los 17 años. Proceden de las cinco escuelas que hay en los cantones. La mayoría no se conocen entre sí. Las primeras dinámicas son de integración. A lo largo de todo un día los alumnos participan en diferentes actividades y dinámicas enfocadas a la formación en valores.

Datos

“Tejiendo sueños” arrancó como proyecto durante el curso 2014 atendiendo 42 centros escolares. En 2015 fueron 50. En 2016, incrementaron hasta los 59 y en 2017 tocaron techo al llegar a 62 escuelas e institutos públicos más necesitados. Este año han reducido el número de centros educativos. Se han quedado con 40.

Cerca del lago Suchitlán se encuentra el Cantón Pacayas. Una pequeña localidad perteneciente al municipio de La Laguna. La mayoría de sus vecinos viven del campo. Hay algunos artesanos de jarcia que elaboran hamacas. Es un lugar pobre, pero con mucha paz. Aquí no hay maras. Su pasado reciente como territorio de la guerrilla ha frenado la entrada de los delincuentes. El Centro Escolar Cantón Pacayas cuenta con 150 alumnos de entre 3 y 16 años. Aquí e-tudian hasta noveno curso. Luego pasan al Instituto Nacional de La Laguna. El cuadro docente está formado por ocho profesores muy motivados gracias al proyecto de los hermanos maristas. La escuela de padres en Pacaya es todo un éxito. Antes de que llegaran los maristas de “Tejiendo sueños” apenas si venían 35 perso-nas. La asistencia se ha triplicado. Lo han conseguido implantando un sistema por el que la participación de los padres afecta positivamente en las notas de sus hijos. Además, las sesiones son muy participativas y los temas que se tratan son del máximo interés para las familias.