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Futuro Vivo y Nueva Esperanza

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Durante el rodaje en el barrio de Nueva Esperanza, en Cobán
Durante el rodaje en el barrio de Nueva Esperanza, en Cobán

Alta Verapaz se encuentra a 200 kilómetros de la capital, algo más de cuatro horas en coche. Es uno de los departamentos con más riquezas naturales de Guatemala. Su patrimonio histórico-artístico es más que notable. En esta región se pueden visitar medio centenar de enclaves arqueológicos correspondientes al periodo maya. Esta fue también una de las zonas más castigadas durante los 36 años de guerra civil que sufrió el país. Desde 1996 el pueblo kekchí ya no tiene que esconderse para sobrevivir.

La Cooperativa Samac empezó como una finca de café perteneciente a una familia alemana en 1870. Un siglo después, la comunidad kekchí recuperó sus tierras y continuó con el cultivo de los cafetales. Tanto la altitud, como el clima y el tipo de suelo convierten esta zona en un lugar privilegiado para producir un café de alta calidad. Entre diciembre y abril se cosecha hasta en cinco ocasiones. En total son 160 asociados los que venden a la cooperativa el fruto de su trabajo. Sin embargo, la producción no es excesiva, apenas procesan 4.000 kilos de café por temporada. La cooperativa tiene una extensión es de 4.275 hectáreas. Hace unos años con la caída del valor del café a nivel mundial, probaron con la reforestación. Comenzaron con 20 hectáreas incentivadas. Actualmente cuentan con 900. Tienen 650 proyectos de reforestación; 32 de ellos con sistemas agroforestales; y 500 hectáreas de bosque natural. Gracias al trabajo en conjunto de más de cien familias, la cooperativa Samac cuenta con un servicio de crédito a los asociados para financiar cosechas de café, cardamomo y la siembra de especies forestales maderables.

Futuro Vivo

Futuro Vivo nace en 1997 como una asociación que tiene como objetivo mejorar el desarrollo integral de la infancia y sus familias. Especialmente en los lugares más olvidados. Su primera escuela funciona desde entonces en uno de los barrios más pobres de la capital. Hace tres años que las Carmelitas de la Enseñanza Misioneras trajeron Futuro Vivo a Samac.

La escuela es cien por cien gratuita. Funciona en su totalidad gracias a donaciones. Las madres de los niños colaboran ayudando en la cocina. Los padres lo hacen en tareas de construcción y mantenimiento. Los 76 niños desayunan y comen en la escuela todos los días. La alimentación forma parte del proceso educativo. El sistema pedagógico que se sigue es muy diferente al de las escuelas públicas, se trata del método Montessori.

Tras integrarse en la comunidad de Samac, las hermanas vieron que la educación, la nutrición y la salud necesitaban una actuación urgente. La cooperativa les cedió el albergue que habían construido para el turismo rural porque apenas había visitantes. Los padres de los alumnos han ampliado y mejorado las instalaciones para adaptarlas, en la medida de lo posible, a su nueva función. La cooperativa también ha donado un terreno al otro lado de la laguna para que Futuro Vivo construya su escuela de nueva planta. Los padres están muy organizados y comprometidos con el proyecto. Sus hijos no pagan nada, pero ellos dedican cada mes cuatro horas de trabajo para que la escuela siga mejorando.

La hermana Uti se reúne periódicamente con ellos para informar sobre el estado de las obras. Unas obras que no hubieran sido posibles sin la financiación de los Hermanos Maristas de Cen-troamérica y el apoyo de SED, su ong en España. Cada año, los maristas de Centroamérica, Puerto Rico y Cuba eligen un proyecto donde concentrar sus fuerzas. A lo largo de 2018 la campaña de solidaridad que se realizará en todos sus colegios de América Central será destinada a Samac. Los hermanos quieren que, junto a la escuela de educación infantil y primaria que se está levantando, también se construya un centro de salud con las especialidades médicas de pediatría, psicología y odontología. La ong SED, siglas de Solidaridad, Educación y Desarrollo, también se ha sumado al proyecto. Un proyecto con el que están com-prometidos desde el comienzo con el envío de voluntarios desde España.

Nueva Esperanza

La capital de Alta Verapaz, Cobán, se encuentra a quince kilómetros de Samac. El primer barrio que uno se encuentra es el de Nueva Esperanza, muy cerca del aeropuerto. Es un barrio complicado, de los que en Guatemala dan en llamar “zona roja” por el elevado índice de delitos que tienen lugar en sus calles. En 2013 llegaron las Carmelitas de la Enseñanza Misioneras a hacerse cargo de la capilla católica. Aunque hay luz y agua, las calles siguen sin asfaltar. No hay drenaje ni alcantarillado, lo que hace que se multipliquen las enfermedades.

Son muchas las pequeñas tiendas dedicadas a la venta de frutos secos y chucherías. Es difícil encontrar otro tipo de comercios. En el Sector Tres, junto al río, ha habido varios corrimientos de tierra con víctimas. El último fue en 2008. En la colonia viven alrededor de 300 familias. Debido a la cercanía del aeropuerto, la zona está controlada por los narcotraficantes. El sector de “La Rejoya”, donde se encuentran los columpios y las canchas de fútbol, es uno de los lugares más calientes.

Desde que han llegado las hermanas el barrio ha experimentado un cambio. La capilla está dedicada a Nuestra Señora de la Esperanza. Las hermanas han trabajado mucho para abrirla al culto. Lo consiguieron hace dos años. El templo depende de la parroquia dedicada al Cristo de Esquipulas y no es fácil que el párroco se acerque a celebrar aquí la eucaristía. Por suerte, en la parroquia hay una comunidad de marianistas siempre dispuestos a lo que necesite la gente de Nueva Esperanza. Hoy ha venido el padre Rafael Delgado. Rafa es un gaditano muy querido en el madrileño barrio de Orcasur. En 2009 llegó a Copán para seguir trabajando con los más pobres. Los marianistas acompañan a las comunidades campesinas. Conocen muy bien la cultura kekchí y su particular modo de vivir la religión. La organización de los líderes católicos y las distintas actividades impulsadas desde la iglesia han traído un futuro muy vivo a Nueva Esperanza.