Kirigueti, el gas de la casa común
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Para llegar a la misión de Kirigueti hemos tenido que coger un avión desde Lima hasta la capital del departamento de Ucayali, Pucallpa. Y desde allí otra hora y media de avioneta hasta Sepahua. Aquí nos espera una lancha para remontar el río Urubamba durante cinco horas. A lo largo del recorrido la presencia de las empresas de hidrocarburos es constante. El tráfico de embarcaciones es muy notable para esta época del año en la que el caudal del Urubamba es muy bajo y la navegabilidad complicada.
Los misioneros dominicos llevan más de cien años junto a los nativos que pueblan las orillas del Urubamba. En la misión de Kirigueti nos espera el padre Santiago Echeverría Echarri, un navarro que va a cumplir 79 años y que ha pasado casi toda su vida como misionero en las orillas del río Urubamba. El padre Santiago acaba de ser destinado a Kirigueti, una misión que conoce muy bien porque estuvo quince años en la de Timpía, unas horas río arriba.
La misión de Kirigueti se fundó en 1957. Es la comunidad más grande de todo el Bajo Urubamba. Aquí viven unas 3.000 personas. Casi todos son machiguengas.El nombre de la comunidad, Kirigueti, es el modo machiguenga de referirse al pájaro carpintero que abundaba en la zona. En la actualidad la comunidad de Carpintero – Kirigueti cuenta con escuela infantil y primaria, colegio de educación secundaria, un internado para nativos de comunidades alejadas, posta médica, iglesia y casa comunal. La convivencia de los misioneros con los machiguengas ha sido siempre muy positiva. Preocupados por la situación actual del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, el Secretariado de Misiones de los Dominicos, Selvas Amazónicas, encargó un informe sobre la extracción de recursos naturales en la Amazonía Sur del Perú.
Donaldo Pinedo es un antropólogo y sociólogo especializado en la Amazonía. Trabaja como consultor independiente. Los dominicos del Centro Cultural José Pío Aza le eligieron para dirigir este proyecto. Entre junio y agosto de 2014, Donaldo se ha entrevistado con medio centenar de personas relacionadas directamente con la extracción de gas en esta región del Urubamba. Hoy Donaldo tiene como objetivo visitar la plataforma Mipaya, uno de los pozos que Pluspetrol explota dentro de territorio nativo. El acceso es complicado. No hay carretera y el camino sólo es reconocible para los machiguengas que le acompañan: Humberto, el subjefe Walter y su hijo Crístofer. Los pueblos indígenas tienen una concepción de la selva que en nada se parece a la nuestra.
En abril de 2016 la prensa peruana publicaba que entre 2002 y 2013 se habían archivado más de mil casos de contaminación ambiental. El sector de hidrocarburos encabeza la lista con 832 informes, lo que supone un 80% de las denuncias que no se investigaron. La explotación del gas de Camisea destaca por encima del resto en este apartado con 166 informes de supervisión ambiental. De las 17 principales empresas beneficiadas por los distintos gobiernos del país, Pluspetrol lidera la lista. A lo largo de esos doce años acumula 136 informes sobre contaminación ambiental que han sido prescritos y archivados. El lote 88 de Camisea, el que corresponde a la comunidad de Cashiriari, es el que más veces ha sido investigado con relación a delitos medioambientales. Durante los últimos doce años se redactaron 60 informes denunciando los incumplimientos de Pluspetrol en materia de gestión ambiental. Todos fueron archivados.
