Hijos de una fe prohibida
La historia de Albania ha estado muy relacionada con las religiones. Hasta el siglo XV su población era cristiana. Con la llegada del Imperio Otomano pasaron a ser musulmanes. En 1918 logran la independencia de los turcos y se abren a otras religiones hasta la llegada del comunismo en 1944. Esta última etapa se prolongó durante más de 45 años convirtiendo Albania en el único país del mundo que prohibió a Dios por ley. Bajo el mandato de Enver Hoxha se quemaron 1.820 iglesias ortodoxas y católicas. El país se convirtió en un búnker inexpugnable. En 1967 el dictador comunista proclamó en Albania el primer estado ateo del mundo. Comenzó así una persecución que duró décadas.
En la actualidad, musulmanes y cristianos conviven pacíficamente en un país al que llegó la democracia en 1992. El Papa Francisco estuvo aquí el 21 de septiembre de 2014. Su visita dejó dos grandes mensajes. El primero fue la constatación de que Albania es el claro ejemplo de que la convivencia entre cristianos y musulmanes es posible. El segundo tuvo que ver con el recuerdo de los mártires durante la dictadura comunista. La comunidad católica es minoritaria. Los cálculos más optimistas hablan de un 17 por ciento de la población. El país está dividido en cinco diócesis que ocupan la mitad norte de Albania y una gran administración apostólica que ocupa la mitad sur donde apenas un 0,2 por ciento son católicos. El clero de todo el país está formado por siete obispos y 150 sacerdotes que sirven a 400.000 católicos en un país con tres millones de habitantes.
Seminaristas
Podríamos decir que, a día de hoy, Shkodër es la ciudad más católica de Albania. Aquí se encuentra el único seminario donde se forman los sacerdotes de esta región balcánica. El memorial de los mártires ocupa un lugar privilegiado en el seminario dedicado a la “Virgen del Buen Consejo”. En 1946 el rector, el vicerrector y una decena de seminaristas fueron arrestados, acusados y condenados por traición a la patria y espionaje. El 4 de marzo, un pelotón de partisanos, fusiló a los jesuitas que dirigían el seminario: los padres Daniel Dajani y Giovanni Fausti. Con ellos también fue asesinado el seminarista albanés Mark Çuni. En 2002 se abrió el proceso para la beatificación de 40 mártires albaneses. Un gran cuadro pintado en 2014 por un reconocido artista albanés recuerda el martirio de Mark, Giovanni y Daniel.
La biblioteca del seminario se ha ido convirtiendo en un centro para la recuperación de la memoria histórica. Con la llegada de la democracia, muchas familias que habían escondido libros religiosos y que los habían salvado del fuego, los trajeron al seminario. Aquí se restauran los más valiosos. Edit, la bibliotecaria, colabora con el equipo de historiadores y restauradores en la catalogación de estos volúmenes. La iglesia albanesa siempre estará en deuda con los católicos que arriesgaron sus vidas, y las de sus familias, para conservar el patrimonio y la fe.
En el seminario de Shkodër, junto a los futuros sacerdotes de Albania, Montenegro y Kosovo, también estudian Teología medio centenar de jóvenes religiosos y religiosas pertenecientes a distintas órdenes y congregaciones. El principal obstáculo con el que se encuentran en el seminario es económico. Sin el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada no sería posible la formación de los futuros sacerdotes en esta zona de los Balcanes. Esta Fundación de la Santa Sede financió la construcción del edificio actual. También colabora cada año con becas para que los jóvenes puedan completar sus estudios teológicos.
Párroco
Cambiamos la orilla del lago Shkodër por la orilla del Adriático. En el centro del país, treinta kilómetros al este de Tirana, se encuentra Durres. En tiempos fue la capital de Albania. Hoy alberga el puerto más importante del país. Es también el principal destino turístico debido a al buen clima y a sus playas. En Durres se conservan importantes restos arqueológicos que se remontan al siglo VI antes de Cristo, época en la que fue fundada por los griegos. Aunque lo más conocido sea el anfiteatro romano que mandó construir, en el siglo II, el emperador Trajano.
Aunque la población de Durres ronda los 200.000 habitantes apenas el tres por ciento son católicos. La iglesia de Santa Lucía es una de las dos parroquias que existen en la ciudad. El templo forma parte de la historia del país. En él se fraguó la nacionalidad albanesa. Como en tantos otros lugares, el idioma albanés fue conservado por los sacerdotes. También fueron ellos quienes diseñaron la bandera del país en esta iglesia.
Durante la dictadura comunista el edificio funcionó como teatro de títeres. Las autoridades levantaron un muro en la fachada para que no reconociera la arquitectura religiosa. De aquella época son las casas construidas en los terrenos de la parroquia. Hoy son cinco las familias que viven en estas infraviviendas ilegales. El Ayuntamiento de Durres no acaba de solucionar el asunto.
Persecución
Entre 1945 y 1952 fueron asesinados 23 sacerdotes. 39 fueron condenados a trabajos forzados. Los 16 extranjeros fueron expulsados junto a las 85 monjas italianas. Por contra, las 43 religiosas albanesas, fueron condenadas a trabajos forzados. En 1967, Enver Hoxha (Joya) declaró ilegal la religión. Prohibió los textos religiosos y cerró 327 iglesias católicas. Varios sacerdotes fueron asesinados y 270 condenados a trabajar en campos de concentración. En 1973 se prohibieron los nombres cristianos. En 1976, 43 frailes, 60 párrocos, 10 seminaristas y 8 religiosas fueron acusados de complot y condenados a trabajos forzados. Algunos fueron asesinados. Se nacionalizaron todos los bienes eclesiales. Hoy la Iglesia de Albania vive un resurgir vocacional y misionero. La escasez de recursos económicos es su principal freno. El apoyo de organizaciones como “Ayuda a la Iglesia Necesitada” es tan importante como rezar por ellos.
La generosidad de los españoles con la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada” sostiene a las comunidades católicas en lugares donde son minoría o sufren persecución.