El destino Loygorri de Blanca Silva
- Blanca Silva se ha casado con Rodolfo Loygorri, pero ama a su hermano
- La joven pudo haberse quedado con Cristóbal pero tenía miedo del "qué dirán"
- Ahora el pequeño de los Loygorri también se ha casado y viven todos bajo el mismo techo
Los espectadores de 'Seis Hermanas' ya nos dimos cuenta desde el primer capítulo de que Blanca se prometió a Rodolfo Loygorri pero su corazón siempre ha pertenecido a su cuñado, Cristóbal. El problema es que algo tan obvio para los y las 'silvistas' pasaba desapercibido para la "perfecta prometida" de las hermanas. Incluso cuando reparó en ello, actuó en consecuencia y respetó, casi milimétricamente, las normas sociales que la ayudasen a alejarse del más mínimo escándalo. Una elección que la ha llevado a una vida que aborrece.
El poder de las normas sociales
Ha sido precisamente "el qué dirán" lo que ha mantenido a Blanca y Rodolfo unidos después de la infidelidad de él, las dudas y mentiras de ella, y los repetidos retrasos y cancelaciones del enlace matrimonial.
Y si "el qué dirán" tuviese forma humana, esa sería la de doña Dolores Loygorri, madre de los hermanos prendados de la misma mujer que siempre se ha encargado de que el enlace de su hijo mayor con una de las reconocidas y adineradas Silva saliera adelante. Exceptuando, claro está, cuando se enteró de que las hermanas habían ocultado la muerte de su padre y estaban arruinadas, por lo que intentó envenenar a su futura nuera con arsénico estratégicamente escondido en infusiones y pastas.
Por suerte, Rodolfo se dio cuenta y aclaró a su madre que la llevaría a un manicomio si volvía a hacer algo similar, por lo que la señora no tuvo más remedio que resignarse, al menos por el momento.
Pasión, pero con el otro Loygorri
Entre las idas y venidas Blanca ha conseguido escuchar levemente a sus sentimientos y ha llegado a tener algún desliz que otro con Cristóbal. Un apasionado beso en su despacho de médico o una declaración sincera de sentimientos han sido los principales.
Cristóbal le ofreció comenzar una vida juntos antes de marcharse a la Guerra de Marruecos con su novia, la enfermera Marina, como médico voluntario, pero Blanca volvió a su ser y decidió seguir su destino con el Loygorri equivocado. El doctor necesitaba cerrar esta historia y se marchó.
Tan decidido estaba que se casó en pleno hospital de campaña con la enfermera, mientras Blanca se arrepentía en Madrid de no haberle pedido que se quedara con ella.
La guerra acabó con las pocas esperanzas de Blanca
Precisamente, cuando la Silva consiguió aclarar sus prioridades en la vida y decidió que debía estar con su gran amor, Cristóbal, la peor noticia llegó a la capital española: el médico había muerto y se iba a repatriar su cadáver totalmente carbonizado.
Blanca no podía más con esa montaña rusa de sentimientos y decisiones, por lo que pensó que lo mejor sería seguir con el plan establecido y casarse con el Loygorri mayor, sin dar lugar a más habladurías.
Si no estaba ya suficientemente destrozada por la pérdida de su amado, Marina llegó a Madrid anunciando que ahora era la viuda de Loygorri, una noticia que pilló a todos por sorpresa.
Además, la enfermera le entregó a Blanca una carta escrita por el propio Cristóbal en la que le declaraba sus sentimientos una vez más, pero con un fuerte halo de resignación y despedida, pues él ya era un hombre felizmente casado.
La prometida Loygorri optó por enseñarle la carta a Rodolfo, quien no le dio importancia y solo tenía un objetivo entre ceja y ceja: casarse con Blanca Silva, fuera como fuera. Ya conseguiría más adelante que le quisiera como a su hermano.
Comienzo de una nueva vida para todos
La esperada boda llegó, así como un mensaje desde Marruecos escrito por Cristóbal: seguía vivo, todo había sido un error y fue rescatado en otro hospital de campaña que había perdido las comunicaciones durante unos días. El reencuentro con su familia y Blanca en la ciudad fue tenso, como mínimo.
¿Y ahora, qué? Ahora, doña Dolores vive en la casa Loygorri con sus dos hijos casados y sus nueras. Una vive profundamente deprimida, la concuñada la odia, los hermanos se quieren pero conocen perfectamente la situación, y uno de ellos está perdidamente enamorado de Blanca Silva (perdón, Loygorri).