Volar y volar
- El traje de alas o wingsuit permite alcanzar 200 kilómetros por hora
- Montserrat Mechó tiene 81 años y ha saltado casi mil veces en paracaídas.
- El salto BASE tiene cada vez más aficionados
- Estreno domingo 20:30h en canal 24h y la noche de miércoles a jueves, 01.30h en La 1
"Volar y volar""Volar y volar"
Es un reportaje de Cristina Fernández y Sara Boldú
Imagen: Toni Mateo
Edición: Toni Tomás
Sonorización: Fernando Pequeño
Ambientación Musical: Gerard Gual
Elevarse a las alturas, lanzarse al vacío y volar ha sido siempre una quimera para los humanos. A lo largo de los tiempos se han inventado artilugios, trajes y maquinas para desafiar la gravedad. Ahora cada vez está más al alcance el sueño de sentirse un pájaro, aunque solo sea por unos segundos.
En la sierra del Montsec, en Lleida se han dado cita un grupo de aficionados dispuestos a hacer salto BASE . Lanzamientos desde edificios, antenas, puentes o acantilados…Son las siglas en inglés de Building, Antenna, Span, Earth.
“El salto BASE es muy arriesgado porque no hay paracaidas de reserva“
Es un deporte arriesgado. El tiempo para que se abra el paracaídas es muy limitado, no hay paracaídas de reserva y en este caso la proximidad con la pared es también un peligro.
Alberto nos explica que “la adrenalina está a flor de piel cuando saltas, cuando se abre el paracaídas y cuando tocas suelo y ves que todo ha salido bien”.
A 200 por hora
Otro grupo de los aficionados va a lanzarse con traje de alas o wingsuit. Sus membranas infladas por el aire permiten planear, volar en horizontal unos segundos, a veces minutos, antes de que el paracaídas se abra. Llegan incluso a alcanzar los 200 kilómetros por hora.
Es un deporte extremo que gana adeptos, pero que también se cobra cada año una veintena de victimas.
Hoy Santi Corella y Armando dos veteranos del wingsuit van a hacer un lanzamiento muy especial. Hace casi un año que no saltan, después del fallecimiento de dos de sus compañeros de equipo Álvaro Bultó y Darío Barrio en sendos accidentes practicando esta modalidad.
La pérdida de Álvaro y Darío y de otros deportistas está haciendo reflexionar sobre los límites de este deporte.
Paula Silva controla cómo quiere sus movimientos en el aire. Ha sido dos veces campeona del mundo con el traje de wingsuit. Ella asegura que se tiene de volver al origen del traje de alas. “Se hizo para alejarse de la pared y ahora cada vez se utiliza más para acercarse a la pared y planear cerca y eso es lo que resulta peligroso”
Volar para sentirse libre
Desde el aire todo se ve diferente. Y estar en las nubes engancha. Lo saben los aficionados que se dan cita en el aeródromo de Òdena. Como si fuera un coche ellos usan la avioneta o el autogiro para dar un paseo. Son unos enamorados del vuelo.
“Utilizan la avioneta o el autogiro como si fueran en coche para realizar escapadas o pasear“
Enric sale desde hace más de 15 años a volar con su autogiro, una especie de triciclo con hélice que inventó Juan de la Cierva en 1920. Asegura que necesita la adrenalina que le genera volar, que le hace sentirse libre.
Casi mil saltos a sus 81 años
La adrenalina y la sensación de libertad que da volar es lo que empuja a Montserrat Mechó a lanzarse desde el avión en paracaídas, a pesar de sus 81 años y su prótesis de cadera. Practica natación, esquí, submarinismo y ha realizado casi mil saltos en paracaídas. Asegura que mientras pueda lo seguirá haciendo. Porque le hace sentir libre. Ella es la prueba de que la libertad rejuvenece.