Un implante de electrodos en el cerebro consigue que Ethan vuelva a caminar
El niño empezó a perder movilidad con cuatro años y se llegó a quedar en silla de ruedas. Le detectaron distonía, una enfermad progresiva que afecta al sistema nervioso central.
Cuando con cuatro años Ethan empezó a cojear sus padres creyeron que estaba imitando a su abuelo, que tenía problemas de rodilla. Pero esto fue a más. Comenzaron los problemas de coordinación y se quedó en silla de ruedas. Tras un largo peregrinaje le detectaron en Barcelona distonía. Una enfermedad progresiva que según Belén Pérez, neuróloga infantil del Hospital Sant Joan de Deu, "se generaliza, casi siempre en niños, a todo el cuerpo. Causa deformidades, a veces esqueléticas, que son irreversibles".
Tras tres años de tratamiento en Sant Joan de Deu, Ethan no conseguía mejorar. Hasta que decidieron implantarle un sistema de neuroestimulación. Fueron once horas de quirófano en las que, como explica el neurocirujano Santiago Candela, se le instalaron dos electrodos en el núcleo pálido interno y un generador de impulsos eléctricos, que es como el ordenador del sistema. Eso, asegura, es lo que le permite modificar la función cerebral y contrarrestar el efecto nocivo de su enfermedad. Tres semanas después Ethan volvió a caminar. Ya hoy puede jugar al fútbol y ha vuelto a ser un niño feliz.