Se cumplen 55 años del alzamiento popular en Hungría contra el poder soviético
- Los manifestantes exigían democratización de la vida política
- Pedían la retirada de las tropas de la URSS de Hungría
- La insurrección fue sofocada en diez días
El alzamiento del pueblo húngaro contra la ocupación soviética en 1956 fue el primer experimento democrático en el bloque soviético.
Después de diez días de lucha, la revuelta fue aplastada por los tanques soviéticos, con el resultado de más de 3.000 muertos en combates, 350 ejecuciones y 200.000 refugiados.
Todo comenzó un 23 de octubre de 1956 con una manifestación convocada por los estudiantes de Budapest en solidaridad con el levantamiento polaco en Poznan.
Cientos de miles de manifestantes tomaron las calles para exigir la retirada de las tropas soviéticas y elecciones libres.
Una de las varias manifestaciones que recorrieron Budapest se dirigió a la sede de la radio para leer un comunicado con sus reivindicaciones.
Una vez allí, los avos (la temible policía política), disparó contra los manifestantes y causaron numerosas víctimas. Ya de noche, los manifestantes se hicieron con armas y estalló la insurrección armada.
Antecedentes del alzamiento húngaro
La revuelta se desató tres años después de la muerte de Stalin y de que la antigua Unión Soviética (URSS) abogara por una mayor descentralización de los países de su órbita comunista y de un mayor distanciamiento de la brutal política ejercida hasta el emomento.
Moscú obligó al pequeño Stalin magiar Mátyas Rákosi, a mediados de 1953, a compartir el poder con Imre Nagy, nuevo primer ministro húngaro, que empezó a aplicar un programa de reformas.
Un año después, fue destituído por Rákosi, y como consecuencia de esa acción, nace el Círculo Petofi, defensor de Nagy, y propulsor de las manifestaciones.
Cuando arrancó la insurreción popular, Nagy mantuvo una posición ambigua tratando de calmar a las autoridades de Moscú y al mismo tiempo a los manifestantes. Finalmente, decreta un alto el fuego y los contrarrevolucionarios pasan a ser un moviento democrático.
El ejército soviético se retira de Budapest, Nagy es conciente de que la invasión es inminente y anuncia la retirada de Hungría del Pacto de Varsovia, a la vez que pide ayuda a la ONU, que no responde.
El Kremlin respondió con la entrada de los tanques el día 4 de noviembre. Nagy fue detenido, juzgado y dos años después, ejecutado.
El silencio de Occidente
Los países democráticos occidentales no quisieron intervenir por miedo a provocar otra guerra mundial, pero también hay que reseñar que las democracias occidentales vieron los acontecimientos de Budapest como una oportunidad para iniciar el 1 de noviembre de 1956 una guerra contra Egipto por el control del Canal de Suez.
Por parte de Estados Unidos, el papel que jugó fue totalmetne pasivo.
El alzamiento húngaro fue aplastado en diez días por los tanques soviéticos, pero como escribió Camus: "Nadie ha hecho más por la libertad, la democracia y civilización en la historia reciente que los húngaros".
Este análisis sigue siendo válido, escribe el autor húngaro Stephen Vizinczey en el periódico La Vanguardia, para quien la revolución del 56 fue la última en la que la gente luchó y murió por valores occidentales liberales.