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Series de televisión

El universo irreverente e inclusivo de Ryan Murphy

  • Analizamos las mejores series del llamado "nuevo rey de la televisión"
  • En ellas se mezclan los personajes marginados y marginales, la sátira social y la cinefilia

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Las producciones de Ryan Murphy, a fondo: desde 'Nip/Tuck' hasta 'The politician'.
Las producciones de Ryan Murphy, a fondo: desde 'Nip/Tuck' hasta 'The politician'.

Despierta tantas filias como fobias, pero nadie discute su mirada única e irrevente y la configuración de un universo propio que, aunque extravagante y excesivo en muchas ocasiones -o precisamente por ello-, lo ha convertido en el "nuevo rey de la televisión" estadounidense.

Así denominaba la revista Time en su portada a Ryan Murphy (Indianápolis, 1965) tras firmar un contrato de 300 millones de dólares con Netflix, compañía para la que, por el momento, ya ha creado dos series: Hollywood, una ucronía ambientada en la época dorada del cine que ha suscitado un intenso debate entre la crítica especializada, y The politician, cuya segunda temporada se estrena este viernes.

La ocasión nos brinda la oportunidad de hacer un repaso por las producciones más importantes de Ryan Murphy, desde Nip/Tuck, con la que llamó la atención de la industria por primera vez, hasta su salto multimillonario a la principal plataforma de streaming.

En todas ellas se mezclan los personajes marginados y marginales, la sátira social y la cinefilia y se repiten los rostros de un buen puñado de actores fetiche.

Sus primeros éxitos

Tras finalizar su primera serie, Popular (1999-2001), en la que dos adolescentes enfrentadas se dan una tregua para impedir la boda de sus padres, Murphy consiguió ser tomado en serio por primera vez con Nip/Tuck (2003-2010). Protagonizada por dos cirujanos plásticos que trabajan en un Miami lleno de glamur, consiguió vencer en los Globos de Oro a los mismísimos Soprano.

Ya se podían advertir algunas de las características principales de las ficciones de Murphy: la crítica mordaz, en esta ocasión a la sociedad capitalista y su culto al cuerpo; el humor negro y las exageraciones que ponían en peligro la suspensión de la incredulidad.

Su primer gran éxito de audiencia no llegó hasta 2009, cuando Fox emitió la primera de las seis temporadas de Glee, la serie de la que todo el mundo hablaría durante varios años. ¿El motivo? Recuperar el género del musical en la televisión con un grupo de personajes marginados -entre los que había gais, transgéneros y discapacitados físicos y mentales- que encontraba refugio en un coro de instituto.

La ficción, a la que le llovieron los premios, se convirtió en un auténtico fenómeno cultural: su música vendió más de 47 millones de discos y el elenco dio conciertos en Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda.

Fan del terror

Los aficionados al terror también tienen mucho que agradecerle a Ryan Murphy, que en 2011 estrenó American horror story, una serie antológica en los dos sentidos: por ser extraordinaria, sobre todo estéticamente, y por estar dividida en temporadas con historias y personajes diferentes.

Sobresalen sus dos primeras tandas de capítulos, Murder house, y Asylum, pero la ficción, todavía en antena, mantiene un excelente nivel. Además, Murphy nos regaló la oportunidad de ver brillar de nuevo a Jessica Lange y permitió debutar como actriz protagonista a Lady Gaga en Hotel, papel por el que fue galardonada con un Globo de Oro.

Su audiencia quería más, y Murphy la escuchó. Concebida como una desprejuiciada comedia de terror que multiplicaba por dos el humor macabro y las vísceras de AHS, Scream queens (2015-2016) fue cancelada tras dos temporadas, pero logró resucitar a otra diva, Jaime Lee Curtis.

La consagración

Pero a Ryan Murphy le faltaba algo: ser ungido por los dioses de la crítica, que hasta entonces no le habían sido esquivos pero tal vez no podían reconocer del todo su enorme talento sin alguna ficción de las consideradas 'serias'. Y entonces llegaron sus tres obras maestras hasta la fecha.

La primera, American crime story: El pueblo contra O. J. Simpson (2016), sobre el polémico caso del exjugador de fútbol americano, declarado inocente de un doble homicidio pese a las pruebas que lo incriminaban. El logro aquí es que la serie trascienda más allá de su bien engrasado mecanismo judicial, con un personaje memorable, el de la fiscal Marcia Clark, víctima del machismo imperante en el sistema e interpretada por una habitual de las producciones de Murphy: Sarah Paulson.

Para Feud: Bette and Joan (2017) Murphy volvió a recurrir a Jessica Lange, que se metía en la piel de una Joan Crawford en plena decadencia y enfrentada a su archienemiga Bette Davis, encarnada por Susan Sarandon, durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? Una maravilla que no hay que perderse.

Y por último, la segunda entrega de American crime story: El asesinato de Versace (2018), que en realidad no giraba en torno al famoso diseñador de moda italiano, sino a su asesino, Andrew Cunanan, un joven homosexual con delirios de grandeza que ya había matado a otras cinco personas. Escalofriante la interpretación de Darren Criss, otro miembro del 'clan Murphy'.

Compromiso y activismo

Otro de los elementos clave en todas las creaciones de Ryan Murphy es su potente discurso inclusivo sobre la comunidad LGTB. Donde más claramente se refleja, quizá, es en The normal heart (2014), un imprescindible telefilme sobre la crisis del sida con Julia Roberts en su reparto, y Pose (2018, aún en emisión), la serie con el mayor elenco transgénero de la historia de la televisión.

Ambientada en el Harlem de los años ochenta, asistimos en ella a la época de esplendor del vogue, el baile de las 'familias' de drag queens que popularizara Madonna en uno de sus grandes éxitos y que dio lugar a la subcultura que abrazan los personajes protagonistas, cuyas historias versan en torno a la búsqueda de la identidad.

En su primera producción para Netflix, The politician, cuya primera temporada se estrenó en 2019, Murphy vuelve a recurrir a la sátira, esta vez política, para narrarnos la historia de un adinerado joven de Santa Bárbara que aspira a ser el presidente de su país y aparcará cualquier escrúpulo para conseguirlo.

¿La ambición política tiene límites? ¿El fin justifica los medios? Es lo que se pregunta Murphy en esta ficción cuyos equilibrios entre la comedia y el drama rechinarán a más de uno, pero es marca de la casa, a estas alturas de la partida el showrunner de mayor éxito en Estados Unidos no va a cambiar sus cartas.

Flirteo con el cine

Por supuesto que Ryan Murphy ha hecho sus pinitos en el cine. Más destacable que los personajes delirantes de Recortes de mi vida (2006), con Annete Benning y Gwyneth Paltrow, es la adaptación de la novela Come, reza, ama de Elizabeth Gilbert (2010).

Reseñable no por su calidad, sino por su repercusión en taquilla, algo a lo que ayudó, sin duda, su pareja protagonista: Julia Roberts y Javier Bardem. Es tal vez la producción de Ryan Murphy en la que cuesta más trabajo encontrar su sello.